miércoles, 20 de agosto de 2025

Fuego y Desolación (I)




Remedios Copa
Colectivo Prometeo

¿Qué suponen los incendios?

Lo que viene tras la catástrofe de unos fuegos provocados por la mano del hombre, directa o indirectamente es aterrador. Y digo por la mano del hombre porque, según investigadores como A. Aretxabala, nueve de cada diez incendios son intencionados y, debido al cambio climático y a la desatención en la necesaria prevención, los incendios son cada vez más espantosos y difíciles de controlar. A su vez, la devastación generada agrava el círculo que los hará más terribles y aumentará la desertización y el calentamiento global.

La población rural afectada señala con conocimiento las causas, negligencias y políticas equivocadas que conllevan la repetición de incendios en diversas zonas. Tal como en el mar es fundamental el conocimiento del medio que tienen los marineros, (así lo demostraron cuando ocurrió el desastre del Prestige), en el monte son los agricultores y ganaderos quienes tienen el conocimiento pero se quejan de que no son escuchados. Ellos son los que ahora ven su medio de vida destruido y con casi nulas posibilidades de reconducir la situación.

Es cierto que hay muchas fincas abandonadas que no reciben el desbroce necesario, pero también hay normativas de las que los campesinos se quejan porque limitan las medidas que ellos consideran imprescindibles para prevenir los incendios. Es evidente que tanto la gente del mar como la del campo tienen en general más conocimiento de las necesidades de su ámbito que quienes, sin haber pisado el medio ni escuchado a quienes lo habitan y viven de él de manera sostenible y estable, planifican y ordenan desde un despacho.

Como señalaba en declaraciones a los medios un afectado por el incendio de Extremadura, con los 6.000.000 de euros que ya se calculan en pérdidas y gastos acumulados en el actual incendio, se podría haber realizado prevención desde hace más de tres años, formando y dando empleo estable durante todo el año a trabajadores, guardas forestales y demás efectivos necesarios, con un coste estimado en torno a 3.500.000 euros. Es decir que, por poco más de la mitad del coste de este incendio se podría haber evitado este desastre y estaría activo y productivo el patrimonio vegetal. La estimación de gastos documentada que exponía, reflejaba entre otras valoraciones el coste de los helicópteros de extinción, unos 3.500 euros/hora, hasta más de 7.000 euros /hora en los elementos de mayor capacidad.

Con respecto a este tipo de aeronaves, ya utilizadas en incendios anteriores en Galicia, no faltaron sugerencias de que los medios de extinción pertenecieran a la Administración pública y los servicios no fueran prestados por una empresa privada. Argumentaban que de ese modo se ahorraría dinero a la larga y además se evitaría la picaresca.

De la gente que está entre la llamas he escuchado estos días quejas que apuntan a la provocación intencionada de esta catástrofe y lo hacen relacionándola con intereses privados; por un lado para desalojar del territorio a las personas que lo habitan y que pueden incomodar o ser obstáculo a la implementación de determinados proyectos, (Altri, minería, parques eólicos, plantas de biogás), y por otro, para sustituir la vegetación autóctona por los eucaliptos y otras especies de madera útiles para determinados proyectos. Otras veces los intereses en la provocación intencionada apuntan al objetivo del contrato de los servicios para la extinción de los incendios.

La vegetación autóctona está constituida en su mayoría por bosques de alimentos, (castaños, nogales, avellanos, robles, encinas y frutales), que son fundamentales para personas y animales; esta vegetación es resistente a los incendios y permite además cultivos y pastos en su entorno y en muchos casos bajo el arbolado.

Los incendios son endémicos en zonas pobladas con vegetación invasora tipificada como “pirogénica”, (tal es el caso de pinos y eucaliptos). Ese tipo de comunidades vegetales están adaptadas a los incendios forestales e incluso en muchos casos se pueden beneficiar de ellos, pudiendo regenerarse después de un incendio o incluso necesitarlo para su reproducción. Un ejemplo de estos casos son algunas especies de eucaliptos cuyas semillas necesitan el calor del fuego para germinar.

Transitando desde Sanabria a Orense ciudad, las únicas notas de vegetación en pié estaban constituidas por especies autóctonas, aunque muchas de ellas fueron afectadas por la intensidad y persistencia de las llamas.

Los ganaderos de la zona hablaban de 120.000 cabezas de ganado que tenían que trasladar de inmediato…

Estos incendios están suponiendo ya como daño inmediato la pérdida de vidas humanas, la salud de muchas personas, una atmósfera irrespirable que exige el uso mascarillas FFP2, la deforestación de nuestra tierra, la muerte de la biodiversidad imprescindible para el equilibrio del medio y para nuestra salud, la destrucción de la economía y el medio de vida de nuestra gente y la pérdida del sustento para alimentarnos, tanto las personas como los animales que puedan sobrevivir a los incendios. Del sufrimiento…¡No tengo palabras!.

¿Alguien piensa que esto no nos concierne a todos?







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