Miguel
Luis Jiménez
Coordinador Frente Civico Somos Mayoría de Málaga
Coordinador Frente Civico Somos Mayoría de Málaga
La violencia; todos
estamos en contra de la violencia. Sin embargo, la violencia es un
concepto muy interesante de analizar en el actual contexto social que
vive España. Estos días atrás, la Plataforma de Afectados por las
Hipotecas (PAH) han iniciado una campaña de “señalamiento
público” de aquellos responsables políticos que, pudiendo cambiar
la actual legislación hipotecaria, no lo hacen. Consiste en ir a
aquellos lugares públicos, domicilios o actos institucionales y
señalar a estas personas de forma pública como responsables del
drama que miles de familias humildes están sufriendo a causa de los
desahucios.
Esta campaña, además de
por los directamente implicados, está siendo condenada de forma
sincronizada por la inmensa mayoría de los medios de comunicación y
sus seudoperiodistas, que analizan la actualidad en multitud de
tertulias y debates. En ellos, se tacha de delincuentes y
pseudoterroristas a los ciudadanos que participan en esta campaña de
señalamiento público.
Terroristas,
delincuentes, fanáticos, violentos… los
adjetivos que se han utilizado son numerosos, todos insidiosos. La
única finalidad es intentar destruir una iniciativa que está
empezando a trasladar el miedo, desde unas clases sociales que cada
vez tienen menos que perder, a una élite dirigente que empieza a
sentirse respondida con contundencia.
Nos llaman violentos y
claro, todos estamos en contra de la violencia. Pero habría que
precisar que estamos en contra de TODA clase de violencia. Podemos
entender que los señores ministros y diputados del PP se pueden
sentir violentados en su tranquilidad del día a día cuando llegan a
sus domicilios y son esperados por ciudadanos que no tienen dónde
irse por que han sido desahuciados por una ley hipotecaria ilegal a
juicio del Tribunal de Justicia Europeo. Podemos entender que se
sientan violentados cuando llegan a un acto público y la ciudadanía
los increpa como responsables, como colaboradores necesarios de una
ley hipotecaria dictada por los bancos y que ignora el interés
general.
Pero ya que todos estamos
en contra de la violencia, coincidiremos en que también es violencia
una ley hipotecaria que lejos de arbitrar entre los intereses de los
ciudadanos y las entidades financieras, sólo pretende salvaguardar
los intereses de estas últimas. También es violencia poner en la
picota de los medios de comunicación a aquellas personas relevantes
de los movimientos sociales organizados y tratarlos de terroristas y
delincuentes, sin posibilidad de defensa alguna. También es
violencia una reforma laboral que subyuga totalmente a los empleados
a la voluntad del empleador. También es violencia que el acceso a la
justicia dependa de la capacidad económica del interesado para poder
llevar el proceso judicial hasta el final, después de la ley de
tasas judiciales recientemente aprobada. También es violencia la
destrucción del Sistema Nacional de Salud en beneficio de empresas
privadas que comercializan con la salud. También es violencia la
degradación de la educación en todos sus niveles y de los
profesionales que la sustentan. También es violencia que la
Constitución sea papel mojado, que la Declaración Universal de
Derechos Humanos sea incumplida y que la ley electoral no recoja
fielmente la voluntad popular de la ciudadanía. Violencia es una
circular del Ministerio del Interior a la Policía Nacional dándole
instrucciones de identificar y detener a todos los ciudadanos que
participen en escraches. Todo esto y mucho más, también es
violencia.
Así pues, no estamos
ante un debate de si estamos a favor o en contra de la violencia.
Todos estamos en contra de la violencia. Estamos ante el debate de si
un pueblo tiene derecho a la autodefensa, a autodefenderse de un
gobierno secuestrado por los poderes económico-financieros mundiales
que utilizan esta OTRA VIOLENCIA para degradarnos de ciudadanos a
esclavos. Este es el escenario y esta es la lucha.
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