Juan Tortosa
Fuente: Publico.es
Si por cada portada de periódico en la que, desde hace seis años largos, se vienen lanzando infundios contra Podemos pagaran un solo euro, igual muchos habríamos podido cancelar nuestras hipotecas hace ya tiempo. Sería bonito que alguien dispusiera de horas y ganas para hacer esa recopilación.
Han pasado 2.410 días desde que Podemos nació, 2.410 días de gota malaya en prensa, radio y televisión, intentando instalar en el imaginario común, sin conceder descanso alguno, un tono hostil contra cualquier persona o cosa que suene o rodee a esa formación política; 2.410 días empeñados en propagar que ella es la responsable de todos nuestros males, que la componen especímenes peligrosos dispuestos a acabar con nuestra paz y tranquilidad. Moscas cojoneras a las que hay que quitar de en medio como sea.
Salen a infundio diario. O más. Esa es la media ponderada. No sé si alguien de ustedes recuerda una cacería similar desde que este país recuperó a trompicones los hábitos democráticos. Los seis años de vida de Podemos son la historia de la persecución sin cuartel contra una formación que trajo a la política de nuestro país ideas y convicciones que no tardaron en germinar en buena parte de la ciudadanía.
No, señores, no era verdad que hubiera que resignarse al poder sin límites de los bancos, no era verdad que solo dos partidos pudieran llegar al Gobierno para ir relevándose el uno al otro por los siglos de los siglos, no era verdad que todo lo que rodeara a la institución monárquica hubiera de permanecer intocable para siempre, inmune… "inviolable", que manda narices también con el término.
Pesos pesados de las dos principales formaciones políticas, como Rubalcaba o Esperanza Aguirre, perdían debates con Iglesias en el cuerpo a cuerpo, y el personal empezó a intuir que otra manera de hacer las cosas era posible, las encuestas lo reflejaron y fue entonces cuando se decretó la orden de caza y captura. Solo faltaron los carteles de "Se busca" y la cantidad a pagar de recompensa, como en las películas del Oeste. En esas continúan.