Juan Rivera
En el título no hay
error de concordancia en el número, solo el pálpito provocado por
un “ piensa mal y...”: el “camarada” Valderas, antaño
azote de laxos y heterodoxos, tiene toda la pinta de estar a punto de comenzar su peregrinaje - a poco que su nueva jefa dé el pistoletazo
de salida- en el hollado terreno ya recorrido por “ los muchos
tránsfugas que en el mundo han sido”.En lugar de coger las de
Villadiego, tomará los caminos de Rosa .
En su fuero
interno el onubense, leninista de pro,seguramente cree estar en ese andén donde
se sube al tren de la revolución sin caer en la cuenta de que el vagón puesto a
su disposición por el susanato tiene
más pinta de
llevarlo al apeadero donde recalan
los estómagos agradecidos.
Y
no será porque la Dirección colegiada de IU haya pecado de ambigua
o de timorata a la hora de adjetivar la oferta para que el
exdirigente de la formación sea nombrado comisionado de la Memoria
Histórica. La coalición, en un comunicado público demoledor, ha
dejado claro que estamos ante un “ acto de deshonestidad
política y una trampa ...un acto de mala fe y de intento
desesperado por barnizarse [Díaz]ante su apoyo al Gobierno de Rajoy y su
gobierno con Ciudadanos”.
Tras conocerlo Valderas podrá recitar el clásico “dame pan y dime tonto”
pero nunca alegar desconocimiento de la postura oficial de la
organización que lo ha mantenido y sostenido ( en todos los
sentidos de ambos términos) durante décadas. A estas alturas
prestarse al juego de Díaz dirá poco de su compromiso y mucho de
sus tragaderas. La aceptación del cargo demostraría que estamos ante un personaje de
acrisolados principios marxistas de la escuela de Julius Henry
[Groucho]: “Estos son mis principios.Si no le
gustan...tengo otros”
Cuando
se confirme el cambalache lo sentiré mucho por el daño infringido a
alguien tan honesto como el actual coordinador Antonio Maillo y
mucho más por la militancia de IU, esa que en su momento apoyó con más
del 80% la entrada en 2012 en el gobierno andaluz ( los que entonces nos pronunciamos en contra fuimos exigua minoría). No se
merecen el trato que les dan cada equis tiempo personajes que
terminan olvidando a quienes deben la relevancia pública que
alcanzan.