Juan Rivera
Colectivo Prometeo
Colectivo Prometeo
Si en el idioma español existe un término capaz de sintetizar la hipocresía social, ese es el vocablo "PERO". Ya sabemos que " ponerle peros a algo" es sembrar el camino de objeciones, defectos o excusas y que no hay costumbre más hispana que motejar a alguien con un " Es muy buena persona" para añadir a continuación el " pero..." y una vez terminada la descripción de sus actos el interpelado, la nominada se acaba de convertir en un engendro que ha dejado a Satanás el papel de espíritu bondadoso.
Quedaos con el concepto porque nos va a venir a pelo para analizar el comportamiento que están teniendo estos días preelectorales los autoproclamados " partidos constitucionalistas". Llevamos años escuchando sus catilinarias sobre las fronteras intranspasables de la Constitución del 78 y su disposición a defenderla hasta la última gota de sangre frente a invectivas y ataques de independentistas, chavistas y otras gentes de mal vivir. Tiempo en el que nos han restregado una y otra vez que los artículos que la sustentan son sagrados e intocables ( bueno, menos cuando la reforma "express" del artículo 135 sobre estabilidad presupuestario y pago de la Deuda Pública por delante de cualquier otro gasto del Estado, pero claro, un día tonto lo puede tener cualquiera) y que al cuestionarlos se socava el pilar fundamental de nuestra Democracía.
Pues bien toda la retórica ha quedado en humo y paja, en literatura barata, cuando un caso práctico y no la teoría se ha puesto sobre la mesa. Basta con analizar la respuesta del Sistema al levantarse unos centímetros la alfombra del " caso Tándem" y una pequeña rendija de luz ha alumbrado las maniobras orquestadas desde "el Poder" con mayúsculas contra Podemos y su líder.