Mostrando entradas con la etiqueta Globalización. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Globalización. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de abril de 2025

La guerra civil del Occidente colectivo






Manolo Monereo
Colectivo Prometeo 


La occidentalización del mundo, la otra cara de la globalización neoliberal, ha fracasado. Tanto más traumático será el declive histórico de Occidente cuanto más se nieguen sus líderes a reconocer la inevitabilidad del futuro mundo multipolar.

El poder es esencialmente jerárquico y conflictivo, y su disputa implica una competencia permanente por más poder y por la conquista y control monopolístico de las condiciones más favorables para la expansión de ese poder”

José Luis Fiori, 2024

Los hechos en sí poco dicen si no se tiene un marco teórico que los interpreten y les den sentido. Esto es así siempre; ahora mucho más. ¿Por qué? Porque la historia real evoluciona a saltos, con quiebres, con rupturas. Hay periodos de normalidad, es decir, de sucesión de acontecimientos en un espacio-tiempo homogéneo, estandarizado, previsible. Hay también periodos de fracturas, de discontinuidades radicales.

Su característica básica: la excepción se convierte en “normalidad” y el tiempo se acelera. Cada mañana desayunamos con algo nuevo, los acontecimientos se suceden vertiginosamente; nos asombran, nos inquietan, no lo entendemos. Atisbamos el peligro y nos quedamos sin referentes. Los actores estatales, los grandes operadores financieros y empresariales, los formadores de opinión suelen interpretar estas fases históricas como periodos de caos, de desorden, de incertidumbre. Son épocas de crisis y se viven como tales.

La cita de Gramsci parece obligada, por mucho que le pese a Adam Tooze: “La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este interregno se dan los más diversos fenómenos morbosos”. Ahora bien, hay que tener cuidado. El viejo sardo la formula relacionándola con “la crisis de autoridad”, cuando “la clase dominante ha perdido el consenso, esto es, si ya no es “dirigente” sino solo “dominante”, detentadora de pura fuerza de coerción, esto significa simplemente que las grandes masas se han separado de las ideologías tradicionales, ya no creen en lo que creían antes, etc.”. Después, solo después, viene la cita tan repetida en estos días, que, es bueno recordarlo, se relaciona inmediatamente con la “cuestión de los jóvenes”. Yo la voy a emplear en este sentido más general y en otro más restringido relacionado con la crisis de hegemonía en las relaciones (de poder) internacionales.

Conviene no dejarse confundir desde el principio. No, no es verdad que ahora se esté poniendo fin al orden internacional instaurado después de la Segunda Guerra Mundial. Eso terminó con la desintegración / derrota de la Unión Soviética y la disolución del Pacto de Varsovia. A lo que ahora se pone fin es al Orden Internacional proclamado e impuesto por los EEUU desde, al menos, 1991. 
Lo que se quiere esconder es que ese orden institucionalizaba una determinada correlación de fuerzas (de dominio y control) bajo hegemonía unipolar norteamericana basada en unas “normas” singulares; definidas, interpretadas y aplicadas por el “soberano” victorioso sobre el “imperio del mal”. El “momento” unipolar implicaba subordinar el Derecho Internacional a los intereses de los EEUU, poner a su servicio las instituciones internacionales y arrogarse el (único) poder para hacer y declarar la guerra.

lunes, 23 de marzo de 2020

Julio Anguita:Ensayo general

Calle de Wuhan.Getty Images


Fuente:El Economista

Julio Anguita
Colectivo Prometeo
 
    El coronavirus se expande por España y en consecuencia el Gobierno ha decretado el Estado de Alarma. Una parte dela ciudadanía ha asumido que debe seguir las instrucciones de las administraciones públicas y de las instituciones. Sin embargo muchos otros han creído que era la ocasión para tomar unas vacaciones y se han ido de casa hacia lugares de descanso; huían del virus y tal vez lo hayan difundido. Las fuerzas políticas de la oposición se han sumado -con alguna reticencia- al mensaje gubernamental de que estamos ante una situación excepcional corroborada por las calles vacías y que exige acopio de fuerzas y sintonías operativas.
    Hay una especie de estupor ¿cómo es posible algo que parece retrotraernos a la peste medieval y a otras catástrofes que creíamos ya desterradas de nuestro mundo? La ciudadanía de a pie -pero también políticos y creadores de opinión- se han dado cuenta de que la benaventina "ciudad alegre y confiada", puede ser tan vulnerable como otros mundos exóticos, lejanos y oficialmente retrasados.
    Súbitamente y para una parte de la opinión pública, el Estado cobra un protagonismo que en tiempos de bonanza económica o seguridad sanitaria habría sido contestado y criticado. El pequeño empresario, el trabajador precario, el sector turístico, claman por inmediatas compensaciones en esta hora de inquietud. ¿Se han dado cuenta de que en las horas de vacas gordas hay que prevenir éstas de vacas flacas? De ser execrado y responsabilizado de todos los males, el Estado aparece como la tabla salvavidas con medios, responsabilidad y apoyatura legal para afrontar un problema que afecta por igual a toda la ciudadanía con independencia de ideologías, estatus social o nivel cultural.

jueves, 17 de enero de 2019

Vídeo de la Mesa "Una Cosmovisión llamada Globalización"


PONENTES: Yayo Herrero (Antropóloga, ingeniera, profesora y activista ecofeminista), Eduardo Garzón (Economista, Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid), Josefa Polonio (Profesora de enseñanza secundaria), José Esquinas (Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid y Experto de las Naciones Unidas)