Fuente:Cuarto Poder
[Hoy nuestro compañero del Colectivo Julio Anguita concede a " Cuarto Poder" una profunda y reflexiva entrevista que te recomendamos leas tranquilamente]
Sato Díaz
Conversamos con Julio Anguita (Fuengirola, Málaga, 1941).
Este maestro y profesor de Historia jubilado y exsecretario general del
PCE y excoordinador federal de IU pasa el confinamiento en
Córdoba, trabajando, como él dice, leyendo, reflexionando, escribiendo.
La pandemia del coronavirus está poniendo contra las cuerdas, más allá
de la crisis sanitaria, el modelo político, social, económico y
geopolítico. Muchos pensadores señalan que cuando esto pase, nada será
igual, le otorgan una condición catárquica al momento. Anguita comparte
con cuartopoder sus reflexiones sobre lo que ocurre y lo que ha de venir.
- ¿Cómo se encuentra? ¿Qué tal lleva estar encerrado en casa?
- Llevaría mal estar en casa en condiciones normales, pero ahora es
necesario resguardarse. A parte, he tenido la ocasión de empezar a
arreglar mi biblioteca y archivo, fichando cada libro, cada revista. Me
he encontrado con un trabajo que me ayuda a estar encerrado, porque a mí
me gusta la calle, me gusta mucho salir, pero en fin, es lo que hay.
- Esta crisis ha puesto de manifiesto que no hemos dado la importancia a lo público que deberíamos haberle dado.
- Sí. Y algo más gordo todavía. Esta crisis ha puesto de manifiesto
varias cosas. La primera, que estábamos confortablemente instalados una
parte de la sociedad, de la política, la cultura. Recogiendo el drama
benaventino de la La ciudad alegre y confiada, no estábamos en
el mejor de los mundos. Se pensaba que las epidemias y las hambrunas
pasaban en otros sitios, que la gente que venía en pateras venía de otro
mundo extraño... Nos hemos dado cuenta que nosotros también somos
débiles. Hemos montado nuestro bienestar sobre algo con los pies de
barro. Esto, de pronto, se nos ha venido en lo alto.
La segunda
cuestión, que todo el discurso neoliberal de que el Estado no sirve y lo
importante es la iniciativa privada se ha venido abajo. Hoy, todo el
mundo, empezando por el capital privado, las empresas privadas, las que
han sido privatizadas, piden que el papá Estado intervenga. Eso sí,
algunos lo piden con un gran descaro, porque mantienen que el Estado
asuma los salarios de los empleados de las empresas y después que se
bajen los impuestos.
Esto también ha puesto de manifiesto una cosa
muy importante, la tercera: ya nada puede ser igual. Estoy viendo con
inquietud que se quiere ir a unos nuevos Pactos de la Moncloa, a mí esto
me preocupa. Si hacemos una reedición de los Pactos de la Moncloa, mal
lo van a pasar los trabajadores, sobre todo los precarios y toda la
gente que en estos momentos está malviviendo.
Lo cuarto: que todo
el sistema laboral español, la industria española y el sustrato
económico está montado sobre bases falsas. Todo sobre un trabajo en
precario, que es el que más está padeciendo esto. ¿Qué tipo de empresas
son las que hay? Esto nos obliga a todos a replantear otra forma de
pensar, incluso a dónde va la Unión Europea. Esto no se puede dilucidar
de un día para otro, pero nos obliga a pensar que volver otra vez a lo
que había es imposible.
- ¿Cómo valora las medidas del Gobierno tomadas hasta ahora de carácter económico y social?
-
Para mí ha estado bien que han tomado el toro por los cuernos, han dado
la cara y están dando una impresión de que hay Gobierno, más allá de
los errores, que los tienen. Hay Gobierno y están tomando las decisiones
que tienen que tomar. Es verdad que podrían haberlas tomado antes, es
verdad que se han demostrado ciertas deficiencias, es cierto. Pero sí
que es cierto también que la población española sabe que hay Gobierno y
que están gobernando.
Esto es muy importante, porque ante
determinadas críticas y la situación se han encontrado, que debería
haberse previsto mejor por este Gobierno y por los anteriores, desde
hace años, están dando confianza, están tomando medidas plausibles, que
hay que tomar. Sobre todo, partiendo de algo que yo reivindico: el
interés general está por encima de todos los intereses particulares. En
eso, el Gobierno tiene que ser consecuente.
- ¿Nota, en este sentido, la presencia de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros?
-
Creo que sí, pero a mí no me gusta arrimar el ascua a ninguna sardina.
Creo que es evidente que en el Consejo de Ministros ha habido debates.
Esto, que se ha criticado, yo creo que es bueno. Malo es que un Consejo
de Ministros no debata, pues significa que alguien se dedica a tomar las
decisiones y el Consejo de Ministros a decir amén. Esto es una acción
de Gobierno democrática, si hay debate tiene que haberlo, a veces puede
ser encrespado porque hay distintas visiones ante un problema. Lo
importante es que después todos vayan a una. Es decir, esa crítica de
división por el debate en el Gobierno. ¡Claro, ha de ser así! Eso no
puede ser criticable, lo que es criticable es que después no haya unidad
de acción y en estos momentos la hay.