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lunes, 16 de junio de 2025

Cambio de régimen: una nueva restauración


W. Turner: El Naufragio
                                
Manolo Monereo
Colectivo Prometeo


Para Alfonso Ortí

Me abruma la desazón, el desconsuelo y el pesimismo que se abate sobre las gentes que se proclaman de izquierdas. Motivos hay, sin duda. Hace unos días, un destacado escribidor del mundo de Vox lo decía claro: la crisis del equipo de Sánchez servirá para librarnos del PSOE, de la izquierda comunista-podemita y de una parte mayoritaria de los periodistas del régimen. Caza mayor sin duda. Lo han conseguido; se ha cerrado el circulo sobre el Secretario General socialista y jefe del Gobierno de España. Salidas pocas y todas malas. Hay que escoger, hay que decidir.

Centrarse en Koldo, Santos Cerdán, en Ábalos y Cía. ayudará entender lo que pasa, pero no nos darán las claves de lo que realmente se mueve en los centros de poder europeos y españoles. La corrupción en el aparato socialista es un hecho desencadenante, un punto de ruptura en un proceso que viene de atrás y que tiene una dinámica propia. Pedro Sánchez ya cumplió su papel, ahora hay que pasar página lo antes posible e iniciar un nuevo tiempo para otra política. Su mayor mérito debe ser reconocido: neutralizar el 15M y centrar a Podemos. Esta tarea no fue fácil y nunca tuvo guion previo. Lo fundamental era reconducir la crisis de régimen y gobernar un proceso que llevaba -es un hábito nacional- a una nueva restauración, teniendo al monarca en su centro y a la Unión Europea como límite y garantía. Tampoco en esto hay que engañarse: el actual Presidente del Gobierno siempre tuvo como referente a los poderes fácticos; para poder reorganizar un sistema político en crisis, el PSOE -el suyo- sería el mejor instrumento; bien mirado, el único. Los resultados están a la vista.

En los próximos días la labor del gobierno y de sus aliados será evaluar el mapa de daños, valorar las filtraciones que inevitablemente conformarán la agenda política y decidir qué se hace con la legislatura. Ahora se entienden mejor los cinco días de reflexión de Sánchez en abril del 24. Fue consciente de que iban a por él, que la caza comenzaba; que venía de los que mandaban y no se presentaban a las elecciones, él los conocía de primera mano; que todas las cloacas se aprestaban a la ofensiva total y que estaba sujeto a una vigilancia férrea e implacable. Pronto veremos cuáles son las verdaderas dimensiones y la hondura de la corrupción y, con un poco de suerte, los corruptores.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Crisis en el régimen: los aspectos morbosos empiezan a ser dominantes

 



“La crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo, y en ese interregno ocurren los más diversos fenómenos morbosos”
Antonio Gramsci

Fuente: Cuarto Poder

Manolo Monereo

   El acto de celebración de la Constitución refleja muy bien la realidad política del país. Por un lado, la presidenta del Congreso llamando a la conciliación, a la integración y al debate democrático; por otro, un coro lejano, que a veces se superponía a su propio discurso, pidiendo la dimisión del Gobierno y criticando a una clase política en nombre, paradójicamente, de la Constitución. La ley fundamental de España se está convirtiendo en un significante vacío, en un instrumento más, en una lucha política que está, lentamente, no hay que olvidarlo, cambiando la correlación de fuerzas del país. Los que ardorosamente defienden la Constitución no están de acuerdo con ella ni en su espíritu ni en su letra, y la incumplen sistemáticamente; los que quieren reformarla o revisarla, lo hacen para profundizar en los derechos y libertades con el objetivo explícito de garantizar el efectivo autogobierno del pueblo.
   Sabemos que la fortaleza de una Constitución reside en su capacidad para reformarse, para adaptarse a los cambios sociales y culturales, manteniendo principios, valores e instituciones. El problema originario es también conocido: esta Constitución no está ideada para ser reformada en sus aspectos sustanciales. Hay, al menos, cuatro cuestiones que obligarían a su perfeccionamiento: las relaciones con la Unión Europea, la llamada cuestión territorial, los derechos sociales y la regulación de la Corona. ¿Por qué no se afrontan? Por el miedo a que se vuelva a plantear el debate entre monarquía o república. Una Constitución que no se autorreforme se va separando cada vez más de la realidad que pretende ordenar y progresivamente va perdiendo su carácter normativo. El miedo a cambiar de régimen está propiciando la involución política y el cuestionamiento de la democracia constitucional.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Papá cuéntame otra vez…

 

Bansky: "Stop and Search"Belén.Palestina 2007

Juan Rivera
Colectivo Prometeo

“ En lo que a mí respecta ,hace tanto tiempo que sé que hay tontos en el mundo y hago tan poco caso de sus juicios 

que me entristecería enormemente el perder un solo segundo de mi tiempo libre y de mi descanso ocupándome de ellos” 

René Descartes: “Carta al padre Mersenne”1641 



    En una de las entradas de "The Cambridge History of the Cold War", el historiador estadounidense -ex rector de la universidad de Columbia- John Coatsworth escribe que, "desde 1960 hasta la caída soviética en 1990, las cifras de presos políticos, de víctimas de torturas y de disidentes políticos no violentos ejecutados en América Latina superaron con mucho a las registradas en la Unión Soviética y sus satélites del este de Europa".
    Sin embargo si preguntásemos por la cuestión, seguramente la gran mayoría de la opinión pública mundial sostendría una percepción contraria.
 Suele ocurrir cuando a las noticias publicadas se le inocula el virus de la mentira y se les aliña con parcialidad. Al final terminamos en Chateaubriand y su «toda mentira repetida se trueca en verdad y siempre será poco el desprecio que infundan las opiniones humanas” (“Memorias de ultratumba").  El propagandista nazi Goebbels -como puede observarse a simple lectura- no aportó nada original. Se limitó a pasar el cazo, permitiendo de camino al Conservadurismo mostrar una de sus habilidades más reconocidas y mejor dominadas: la invención o falsificación de la Historia. 
    Siguiendo el rastro de la "postverdad" ( nombrajo que intenta enmascarar  lo que siempre tildamos de "mentira") en una de sus últimas obras (“La responsabilidad de los intelectuales” Editorial Sexto Piso 2020) el lingüista, politólogo y activista estadounidense Noam Chomsky afirma: “Por poner sólo un ejemplo llamativo de los muchos posibles, diré que Edward Herman y yo mismo comparamos la cobertura que The New York Times había realizado del asesinato de un sacerdote polaco –cuyos asesinos fueron prontamente localizados y castigados– con la de los asesinatos de cien mártires religiosos en El Salvador –incluyendo al arzobispo Óscar Romero y a cuatro religiosas estadounidenses–, cuyos perpetradores permanecieron mucho tiempo ocultos a la justicia mientras las autoridades de Estados Unidos negaban los crímenes y las víctimas no recibían de su Gobierno más que el desprecio oficial. La cobertura informativa del caso del sacerdote asesinado en un Estado enemigo fue inmensamente más amplia que la dispensada al centenar de mártires religiosos asesinados en un Estado satélite de Estados Unidos, y también su estilo fue radicalmente diferente, muy en sintonía con las predicciones del llamado «modelo de propaganda» de explicación del funcionamiento de los medios de comunicación. Y ésta sólo es una ilustración entre muchas posibles de lo que ha sido un patrón constante a lo largo de muchos años…” 
   Es decir, en la confrontación ideológica a quienes se reclaman adalides de la civilización occidental no les tiembla el pulso a la hora de mentir.Saben que quien consigue imponer su relato impone su hegemonía. Aunque para conseguirla lleven la bocamanga de la guerrera llena de ases escondidos, preparados  para la  trampa.
Sin necesidad de haber leído al poeta León Felipe ( “Sé todos los cuentos”) saben de sobra que la cuna del hombre la mecen con cuentos,que el llanto del hombre lo taponan con cuentos y,sobretodo, que el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos.          

    Y en la sucursal hispana, los voceros del pensamiento dominante- de Abascal a Ayuso pasando por todas las "Esperanzas" y "José Maris" que en el mundo han sido - no hacen otra cosa que pugnar por ser alumnos aplicados. Nunca dejan que la realidad les anule un buen prejuicio. El problema es que su revuelto de mentiras y estulticia[1] encuentra un buen caldo de cultivo en un país donde , como decía Machado: “De diez cabezas/nueve embisten y una piensa/Nunca extrañéis que un bruto/ se descuerne luchando por la idea”[2]

lunes, 6 de agosto de 2018

"Hacer República", nuevo artículo de Julio Anguita en El Economista

Fuente: El Economista.
3 de agosto de 2018 
 



Para desgracia de la inmensa mayoría de españoles, el horizonte de la actividad política actual no va más allá de los eventos electorales periódicos. La ausencia de reflexión –y aún de curiosidad– por los problemas de fondo que van anunciando un futuro incierto, son la señal de que la Política, entendida también como análisis y acción encaminada a buscar respuestas a lo venidero, está ausente.  Y los asuntos siguen ahí, anunciando cada día perspectivas más que sombrías: UE, inmigraciones, paro estructural, juventud sin proyecto económico, social y de vida al que sumarse, inexistencia de un tejido productivo sólido diversificado y coronando la incertidumbre, una evidencia: el régimen del 78 es incapaz de regenerar ni regenerarse. Y de todo ello surge la pregunta clave ¿Qué España, cuando se derrumbe el edificio carcomido de la Transición y con él la monarquía que lo sustenta?

Creo que desde ya, fuerzas políticas y sociales, colectivos de diversa índole, intelectuales y aquella parte de la ciudadanía que intuye el fin de una época y por otra parte no atisba ni siquiera el embrión de un proyecto alternativo, debieran enfrentarse a la cuestión de diseñar, concebir y extender el modelo de III República Española. Este es, a mi juicio, el gran debate que estos tiempos necesitan porque es la llave de los otros.