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domingo, 15 de enero de 2023

El asalto bolsonarista sucumbe ante la Democracia, la Unidad y la Justicia




Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Es difícil describir las emociones que me provocan los acontecimientos vividos en el Brasil en este corto, pero intenso, espacio de tiempo. Intenso en impactos extremos y contradictorios.
El civismo, la alegría, esperanza y sensibilidad que el pueblo brasileño manifestó el día 1 de enero en la explanada de los Tres Poderes, repleta con 40.000 personas, y en sus alrededores con más de un millón de participantes, nos emocionó y llenó de admiración y respeto a quienes con ellos compartimos aquellos inolvidables momentos.
Eran momentos de ilusión y esperanza para un pueblo que había sido maltratado y explotado por el neofascismo salvaje del Gobierno de Bolsonaro y su tropa de bien pagados, ya fuese con nombramientos para ocupar puestos lucrativos, o concediendo la explotación y el expolio extractivista de los recursos del país. 
Mientras esa política enriquecía y empoderaba a una élite minoritaria, empobrecía e ignoraba a la gran mayoría, negándoles incluso el más elemental auxilio durante la pandemia del Covid-19 y llevando al país al récord mundial de fallecidos, con más de 700.000 registrados; mientras eso sucedía el Presidente disponía de varios equipos de oxígeno de reserva en sus aposentos. Todavía en diciembre ni siquiera había comenzado la vacunación de los niños en la mayoría del país, ni había existencias de vacunas suficientes para extender la campaña.

lunes, 9 de enero de 2023

Brasil enero 2023: el fascismo bolsonarista nos muestra su verdadero rostro

Lula anoche en Brasilia



Remedios Copa
Colectivo Prometeo

La toma de posesión de Lula el día 1 de enero fue un acto emocionante y modélico. 
A las 10 de la mañana ya habíamos pasado el control de seguridad más de un millón de personas que acudimos de todo el país e incluso del exterior para acompañar a Lula. 
Con nuestra presencia celebrábamos  el triunfo de la resistencia de la izquierda del pueblo brasileño, mostrando nuestro apoyo y cariño al nuevo Presidente y festejando el esperado cambio tan deseado.
Ni un solo incidente, ni un empujón entre una multitud que caminaba cuerpo junto a cuerpo, pacíficamente, durante kilómetros hasta situarse en la plaza. Un pueblo unido, emocionado, caminaba con una corrección y disciplina que reflejaba el comportamiento de un pueblo unido y pacífico.
La nota terrorista la dieron quiénes no respetan la legalidad, la voluntad del pueblo y la democracia. Un sujeto pretendía introducir una navaja de considerables dimensiones  y varios explosivos con pólvora, acción que resultó frustrada por los controles de seguridad realizados con refuerzo de la policía militar para contrarrestar la desidia de la policía civil del Distrito que dependía del Gobernador bolsonarista, Ibaneis, quién boicoteó todo lo posible el acompañamiento del pueblo a Lula, hasta el punto de colocar una inmensa fila de inodoros portátiles que cubría el recorrido de toda la calle por la que llegaría Lula, para que la gente que estaba esperándole en las explanadas no le pudiera ver. 
Otro acto terrorista intentado ese día fue la colocación de una bomba en la estación, (autobuses y tren), que estaba llena de gente. La bomba fue detonada por especialistas y no hubo daños.
La banda de Presidente que Bolsonaro se negó a traspasar al Presidente electo, fue entregada por una representación del pueblo que le esperaba en la rampa de acceso al Palacio Presidencial de Planalto.

lunes, 7 de noviembre de 2022

El triunfo de Lula y la izquierda latinoamericana







Manolo Monereo

A la memoria de Juan Valdés Paz

Tres palabras podrían resumir mi valoración de las elecciones brasileñas: alivio, preocupación y desafío. Lula ganó apretadamente en un escenario de polarización extrema y con un país en crisis orgánica. La primera vuelta de las elecciones -en las que se elegía también la Cámara de Diputados y 27 senadores de un total de 81- puso de manifiesto algo que intuíamos, pero no con tanta fuerza: Bolsonaro y el bolsonarismo se han convertido en la primera fuerza política de Brasil. Los desafíos son enormes; gobernar con un Senado y una Cámara de Diputados adversos, con la mayoría de los gobernadores de los Estados del país-continente controlados por la derecha, con una parte de los aparatos del Estado en posiciones autoritarias y con un frente aliado, contradictorio y con un programa demasiado genérico. Dicho de otro modo, Lula es la clave; de él, de su capacidad de mediación, de su liderazgo moral y de sus específicas relaciones con las clases populares, dependerá casi todo.

El 2 de octubre, primera vuelta de las elecciones, los dilemas quedaron muy claros y, para muchos, una gran sorpresa. Lula ganó con 48’4%; en total, 57 millones de votos. Bolsonaro muy cerca, a 5 puntos: 43’2% del voto; es decir, 51 millones. En la segunda vuelta, el día 30, la polarización fue extrema. Lula obtuvo el 50’9%, 60’34 millones de votos; Bolsonaro el 49’1%, 58’20 millones de votos. En la campaña electoral, Lula ganó algo más de 3 millones de votos y Bolsonaro pasó de los 6 millones. Como se puede observar, la situación es difícil. Se habla de que entramos en un tercer turno; es decir, el intento por parte de las fuerzas que apoyan a Bolsonaro de crear las condiciones para un golpe de Estado militar o favorecer un conjunto de iniciativas que quiebren la legalidad constitucional. Que Bolsonaro no acepte la derrota significa que se prepara para una oposición dura basada en una estrategia de tensión permanente. En todo caso, de lo que se trata aquí y ahora es arrinconar al gobierno de Lula antes de que nazca.

lunes, 29 de octubre de 2018

No lo tomemos a broma


Juan Rivera
Colectivo Prometeo


         Despertamos con el amargo desayuno de la aplastante victoria del ultraderechista Bolsonaro (55,1 % frente  al 44,9% de Haddad, casi 11 millones de votos de diferencia) en las elecciones presidenciales celebradas en Brasil. Nuevamente el discurso de la intolerancia,militarismo, odio al diferente y desprecio al pobre encuentra un nutrido caladero de votos. En este caso la puesta en escena viene acompañada de un alineamiento público y estético con los sectores religiosos más reaccionarios de las Iglesias católica y evangelista del país convirtiendo la pesadilla en lema:“Dios por encima de todos”.
  No banalicemos la situación pues no estamos ante “ versos sueltos”.Huele más a preludio de campo minado porque cuando el electorado brasileño se ha dirigido a votar sabía que el exmilitar -nostálgico de la odiosa dictadura que asoló su país entre 1964 y 1985- ve como solución económica la de “privatizar aceleradamente” las empresas públicas rentables, como medida medioambiental abandonar el “ Acuerdo de París” sobre el cambio climático y en educación prohibir las enseñanzas de igualdad de género, raza o cualquier otro concepto que linde con derechos humanos aunque sea tangencialmente pues la Educación debe estar- según él- para “ atender las necesidades de la Economía”, no para formar personas.
     De propina se declara partidario de “acabar con cualquier activismo” ( léase grupos defensores de derechos sociales, ONG´s, seguramente a medida que avance su mandato – aún no es capa de verbalizarlo – meterá en el saco a partidos y movimientos opositores) , califica de “ terroristas” las protestas de campesinos sin tierras o pregona dar barra libre al uso de la violencia por parte de los cuerpos de ¿ seguridad?: Afirmaciones como "Si un policía mata a veinte delincuentes con diez tiros a cada uno tiene que ser condecorado" así lo atestiguan.
     Todas estas barbaridades ¡y muchas más! eran conocidas por los brasileños antes de depositar la papeleta, lo que no ha impedido , al igual que ocurrió en EE.UU., Italia, Hungría ,Austria, o Francia con gran fuerza o países nórdicos y Alemania con menor relevancia, el respaldo creciente a las tesis.
     El grito de “ nosotros primero” es la epidemia de moda. Los brasileños, estadounidenses, franceses, italianos ...o españoles, tienen que ser  los primeros para todo.Salvo cuando se trate de pagar impuestos para hacer más grande a la Patria, que en ese caso resulta imposible sustraerse al tirón o al (nada) discreto encanto de los paraísos fiscales.
     Ojalá el nuevo presidente brasileño empiece su mandato  con la coherencia de  predicar dando  ejemplo y se aplique su relato. Entonces lo veremos subirse con toda su familia al avión y retornar definitivamente a su país de origen,Italia, para reconectar con sus parientes de la norteña Anguillara Veneta buscando la huella de su bisabuelo Vittorio. Ya saben, el inmigrante sin papeles que llegó pobre y con una mano delante y otra detrás al país carioca, con la legitima aspiración- aunque ahora no parezca tan legítima si  otros lo intentan a ojos del bisnieto triunfador- de proporcionar a los suyos un futuro mejor.
     En el vuelo puede llevar al primer mandatario que lo ha felicitado, Donald y con una pequeña escala devolver a su tierra de origen -Alemania- al nieto de Friedrich Drumpf ( así se llamaba entonces, no Trump)  el avispado y poco escrupuloso inmigrante que a los 16 años emigró a EEUU donde hizo fortuna con hoteles y restaurantes que funcionaron como prostíbulos durante la fiebre del oro. Se nota que cuando el rubicundo y ultraconservador político estadounidense habla de “ redes mafiosas y trata de personas”, mientras hace una pausa en la construcción del muro de la vergüenza de su frontera Sur con el objetivo de parar la inmigración latina, domina el tema.
     Al finalizar su viaje de regreso ( indiano triunfador,¡qué más puede pedir!), Bolsonaro tiene todas las papeletas para convertirse en el más querido asesor del ministro Matteo Salvini, dado que comparten al 100% raíces patrias y prejuicios ideológicos.
     Volvemos a asistir, con la impagable ayuda de los medios de difusión , al festival de quitar hierro a las propuestas retrógradas, minimizar los excesos hasta ahora verbales del ganador, mirar a otro lado y santificar el “ pelillos a la mar”, pues el Orden ( en esta acepción el verdadero, el auténtico poder, no la frasecita  “ orden y progreso” de la bandera brasileña ) piensa que pronto domesticará el instrumento por él financiado y le limará las aristas, mientras tapa los excesos.