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miércoles, 20 de abril de 2016

Otras visiones, otras lecturas: Precioso artículo de nuestra amiga Ana Isabel Bernal

Ana Isabel Bernal Triviño


Yo no estoy en los papeles de Panamá

Yo no estoy en los papeles de Panamá. Tampoco mi familia. Ni mis amigos.

Yo no estoy en los papeles de Panamá porque mi vida ha oscilado, según el mes, entre lo que se llama pobreza o respirar un poquito.

Yo no estoy en los papeles de Panamá porque, en cambio, he estado en muchos otros.

He estado en los papeles del paro, en los de cláusulas abusivas de los bancos, en la lista de espera del médico, en las de ayudas denegadas, en las de grupos de investigación anulados, la de emigrar, papeles de currículum repartidos que luego tiran a la basura, en la cartilla con números rojos, en las declaraciones de renta miradas con lupa, en el papel del autónomo, en los de becas para poder estudiar, en las solicitudes de préstamos rechazados, en la lista donde marcan y registran a aquellos que reclaman derechos en su empresa… Y en tantos otros que no quiero declarar porque son del ámbito más cercano, de los míos, y ahí yo pertenecía a eso que, con delicadeza, denominan como víctimas "secundarias". A veces, ni siquiera he tenido identidad para estar en ningún papel, sino de quedarme en un limbo, cuando en el paro se agotan todos los recursos y pasas a ser invisible.

Mis amigos y allegados también han estado en otros papeles, aunque esos apenas tienen repercusión. Han estado en la libreta de la tienda de ultramarinos, cuando debían la leche o el pan que no podían pagar a fin de mes. Han estado en los papeles del desahucio, en los morosos del agua, en la lista para cortar la luz, en los papeles de embargos, en las listas de dependencia, de los que esperaban su medicamento de hepatitis C, en las entrevistas de trabajo rechazadas, en la del comedor escolar para los niños... Y  conozco un par de casos en los que ni siquiera, en principio, formaron parte de ningún papel. Aquellos a quien la angustia les llevó al suicidio, y los que sufrieron su pérdida no quisieron reconocer su caso en las estadísticas.