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jueves, 11 de enero de 2018
sábado, 23 de diciembre de 2017
Círculos dantescos en el Orden Global [II y III]
María Dolores Nieto Nieto y Francisco Sánchez del Pino
miembros del FCSM Jaén y activistas de la asociación “Jaén Ciudad Habitable”
(II)
La UE alemana y la cuestión catalana
El “ordoliberalismo” y la hegemonía
alemana en la UE constituyen el modo específico de realización del
capitalismo alemán en las condiciones de la mundialización capitalista.
Alemania, su corazón industrial exportador europeo, ha pasado de ser un
“subsistema” de EE.UU contra al Este (con más de 170 enclaves y bases
militares norteamericanas en territorio de la RFA) y espacio de
“reciclaje del capital norteamericano” tras la II Guerra Mundial, a
convertirse en la fuerza hegemónica y determinante de la UE, está
tratando de configurarse ahora en potencia imperialista, con forma de
“soberanía europea”, a costa de liquidar también, en dos décadas, su
propio “modelo social”: la pobreza relativa ha pasado del 11% al 17% con
la introducción de los minijobs, se ha duplicado el número de
personas que realizan dos trabajos para vivir, los pensionistas pobres
son ya el 30% y la concentración de la riqueza del país en pocas manos
es ya la segunda a nivel mundial tras EE.UU.[i]
Desde los años 80 del siglo pasado, la
RFA fue diseñando un determinado modelo de Europa estructurada en varios
círculos concéntricos, a partir de un núcleo central ya constituido
“del marco alemán”. Las orientaciones alemanas de las políticas europeas
en los años 90 (de forma violenta y acelerada tras la absorción de la
RDA) parten de reestructurar el Raum, y de la idea de alejarse de las
unidades nacionales hacia unidades supranacionales y regionales, con una
política concertada alemana y europea de apoyo los movimientos
regionales y autonómicos dentro de los estados europeos (bretones,
catalanes, escoceses, etc). Uno de los mayores teóricos de la
integración europea, asesor del gobierno de Kohl, el profesor Werner
Weidenfeld, escribió en 1998 un artículo sobre la ligazón entre la
constitución de un euro-Raum y las “ambiciones de poder político mundial
de Europa”.
Este tipo de teorizaciones deben tomarse
en serio, dado que de alguna manera marcan el devenir real de la UE,
más allá de las dinámicas retórico-europeístas “de los valores” a las
que acuden sectores fundamentales del procés (y
paradójicamente, también, algunos actores que se oponen al mismo). La
Unión Europea no es hoy un Estado federal “incompleto”, como entienden
algunas izquierdas europeas, sino una superestructura paraestatal en la
que los tratados funcionan como “una constitución sin Estado y sin
pueblo”. Esta UE cuya gobernanza neoliberal-supranacional se ha
incorporado tanto a la Constitución Española (a la que apelan los
miembros de la “triple alianza” -PP-PSOE-Ciudadanos- que la han vaciado
de contenido) como a la Ley de Transitoriedad aprobada por el Parlament de Catalunya, ahora se propone dar un paso más.
sábado, 16 de diciembre de 2017
miércoles, 29 de noviembre de 2017
Soberanía popular y crisis política y territorial en España
Texto colectivo del Frente Cívico" Somos Mayoría" Jaén
Las elecciones autonómicas del
próximo 21 de diciembre vienen marcadas por la agudización de la crisis
política y territorial abierta en Cataluña hasta el punto de la
suspensión de la autonomía catalana por parte del gobierno del Partido
Popular, con el apoyo de PSOE y Ciudadanos. Acecha un peligro: el de que
consolide, de la mano de las próximas elecciones en Cataluña, un marco
establecido para acabar de liquidar las aspiraciones de democratización
real del país y las necesidades de las clases populares (incluidas las
de soberanía) que se encuentran atrapadas en el cruce de varias
paradojas.
El “europeísmo” (lo que, de fondo, no es
otra cosa que la apología del orden impuesto progresivamente en la UE)
ha podido servir como recurso retórico tanto para negar el derecho de
autodeterminación en Cataluña (no tendría sentido, en un mundo global,
crear nuevas estructuras estatales) como para apelar a los “valores
europeos” frente al “desvío” de un Estado español que los violenta.
Cuando el presidente francés, Emmanuel
Macron, declara solemnemente que “la soberanía popular ha muerto” y que
“nuestra soberanía es Europa”, no deja de resultar llamativo que las
apelaciones a esa Europa vengan protagonizadas por la mismas fuerzas
responsables de la crisis política y social que está postrando a nuestro
país, con la corrupción y el saqueo de las poblaciones como
combustible. Fuerzas que hegemonizan un choque cargado de símbolos
nacionales y a la vez incorporan el ordoliberalismo responsable de
liquidar la soberanía nacional tanto en la Constitución Española
(artículo 135) como, de forma más implícita, en la llamada Ley de
Transitoriedad Jurídica, aprobada por el Parlament de Catalunya. Las
referencias simbólicas a Europa han sido constantes en todo el proceso,
desde un lado y desde el otro.
Cuando Puigdemont afirmaba la existencia
de cuestionamientos en la comunidad internacional a la acción del
gobierno español y sus aliados, no hablaba en vano. La cuestión que nos
interesa, desde una perspectiva de emancipación para los y las de abajo,
es cuáles son y qué planteamientos de fondo sostienen. Uno de los
sujetos que ha defendido la imposibilidad de solucionar el conflicto
sólo a partir de la aplicación del “orden constitucional” ha sido la
fundación Konrad Adenauer, think tank vinculado al partido de Angela
Merkel, la CDU, cuya aspiración, la Europa alemana del euro,
presumiblemente, no tiene mucho que ver con las aspiraciones de
soberanía popular en Cataluña y la posibilidad de realizar en ella los
derechos sociales. Sin embargo, el ex-president ha podido ganar algo de
iniciativa internacional en un terreno ya abonado, a lo largo del
tiempo, por una diplomacia que no ha sido ajena a apoyos como el del
financiero George Soros, uno de los grandes sostenes de Hillary Clinton
en la campaña presidencial estadounidense del año pasado, y firme
partidario de supeditar la soberanía de los Estados a las instituciones
supracionales. Por su parte, Rajoy ha conseguido obtener el respaldo de
Donald Trump a cambio de someter a España a su estrategia de dominio,
así como el realineamiento, dentro del país, de las fuerzas políticas y
económicas que sostienen lo que se viene llamando el “régimen del 78”.
sábado, 13 de mayo de 2017
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