martes, 25 de agosto de 2020

Cordóba: Asambleas Educativas

 

Adiós a la Cristiandad

 


Juan José Tamayo

Fuente: Europa Laica

Este artículo es un desarrollo más amplio y argumentado del publicado en el diario EL PAÍS el 21 de agosto de 2020 bajo el título Adiós a la Cristiandad. 

Ley Orgánica de Libertad Religiosa anacrónica y Acuerdos anticonstitucionales

En julio de 1980 se aprobó la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (LOLR), que hoy resulta a todas luces anacrónica en una sociedad secularizada, con una amplio pluriverso de religiones y espiritualidades y en un clima generalizado y creciente de increencia en sus diferentes manifestaciones: ateísmo, agnosticismo e indiferencia religiosa. En enero de 1979 se habían firmado los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede –Concordato encubierto-, que mantenían buena parte de los privilegios educativos, económicos, fiscales, culturales, sociales e incluso militares concedidos a la Iglesia católica en el Concordato franquista y nacionalcatólico de 1953, sin contrapartida alguna de la Iglesia católica. En realidad eran una actualización del Concordato nacional-católico. No pocos juristas consideraron dichos acuerdos preconstitucionales e incluso anticonstitucionales.  

Contradicciones de La Constitución española en materia religiosa 

Cuatro décadas después, la religión, y más concretamente la Iglesia católica, no ha encontrado su lugar en la sociedad española, ni su encaje en la estructura del Estado. La razón de tal situación hay que buscarla, en mi opinión, en el propio texto constitucional, que incurre en una crasa contradicción en el mismo artículo, el 16. Por una parte, reconoce el derecho a la libertad religiosa a nivel individual y comunitario y la no confesionalidad del Estado: “ninguna confesión tendrá carácter estatal”. Por otra, no respeta los principios de laicidad, neutralidad del Estado y de igualdad de todas las religiones ante la ley al colocar a la Iglesia católica en una situación de precedencia: “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones religiosas”. 

El “efecto Corinna”, la crisis en el régimen y el futuro del Gobierno de coalición

 

Felipe VI recibía a Pablo Iglesias en la Zarzuela en la ronda de conversaciones con dirigentes políticos en enero de 2016. / EFE
Felipe VI recibía a Pablo Iglesias en la Zarzuela en la ronda de
conversaciones con dirigentes políticos en enero de 2016. / EFE

Manolo Monero.

Cuartopoder.es


Historia. Primero se dijo que España había dejado de ser un problema; luego se afirmó con rotundidad que Europa era la solución con mayúsculas; posteriormente, nos dimos cuenta que también la Unión Europea era un inmenso problema y que España entraba en una crisis de régimen. La historia vuelve y se venga; lo que creíamos superado, retorna sin piedad. ¿Qué  quisimos olvidar? El tipo de capitalismo que se había ido construyendo en nuestro país, su modo de inserción en la economía global; el papel de las clases trabajadoras, del conflicto social y sus dramáticas relaciones con un bloque de poder hegemonizado por una durísima oligarquía patrimonialista, estrechamente vinculada a la monarquía borbónica.

Esta agenda nunca ha sido superada del todo y se reproduce, en otras circunstancias, con las mismas formas y estilos. La corrupción en la casa de los Borbones es parte de esa historia. La relación de Juan Carlos I con la política tiene mucho que ver con un modo de concebirla que poco o nada tiene que ver con una monarquía parlamentaria normal, a años luz de una democracia constitucional. Que los partidos mayoritarios lo aceptasen y lo protegiesen, no era una anécdota política, sino un modo de organizar el poder que garantizaba el dominio de una trama oligárquica omnipresente y omnipotente. La vieja monarquía borbónica y la actual funcionan como garantes, en última instancia, de un orden socioeconómico que hace posible que los poderes económicos determinen la política sin presentarse a las elecciones. La corrupción ha sido sistémica y estaba en la cabeza del Estado. Insisto, consentida, protegida por los dos grandes partidos y por los aparatos de seguridad del Estado.

Efecto Corinna. Se podría definir así: cada vez que Felipe VI se separa y se distancia de Juan Carlos I, más lo incrimina y más profundiza la crisis de legitimación de la monarquía. El problema no tiene fácil arreglo. La solución sería hacer emerger todos los negocios del rey, sus fuentes de enriquecimiento y las dimensiones reales de su fortuna. Si esto sucediera, el escándalo político sería de grandes dimensiones y difícilmente la monarquía podría continuar. Esto es el efecto y el dilema Corinna que agrava una “crisis de régimen” que ha devenido en “crisis en el régimen”.

Otras lecturas, otras miradas: Siempre les quedará Abu Dabi

 



Juan Tortosa

Fuente: Publico.es

Si por cada portada de periódico en la que, desde hace seis años largos, se vienen lanzando infundios contra Podemos pagaran un solo euro, igual muchos habríamos podido cancelar nuestras hipotecas hace ya tiempo. Sería bonito que alguien dispusiera de horas y ganas para hacer esa recopilación.

Han pasado 2.410 días desde que Podemos nació, 2.410 días de gota malaya en prensa, radio y televisión, intentando instalar en el imaginario común, sin conceder descanso alguno, un tono hostil contra cualquier persona o cosa que suene o rodee a esa formación política; 2.410 días empeñados en propagar que ella es la responsable de todos nuestros males, que la componen especímenes peligrosos dispuestos a acabar con nuestra paz y tranquilidad. Moscas cojoneras a las que hay que quitar de en medio como sea.

Salen a infundio diario. O más. Esa es la media ponderada. No sé si alguien de ustedes recuerda una cacería similar desde que este país recuperó a trompicones los hábitos democráticos. Los seis años de vida de Podemos son la historia de la persecución sin cuartel contra una formación que trajo a la política de nuestro país ideas y convicciones que no tardaron en germinar en buena parte de la ciudadanía.

No, señores, no era verdad que hubiera que resignarse al poder sin límites de los bancos, no era verdad que solo dos partidos pudieran llegar al Gobierno para ir relevándose el uno al otro por los siglos de los siglos, no era verdad que todo lo que rodeara a la institución monárquica hubiera de permanecer intocable para siempre, inmune… "inviolable", que manda narices también con el término.

Pesos pesados de las dos principales formaciones políticas, como Rubalcaba o Esperanza Aguirre, perdían debates con Iglesias en el cuerpo a cuerpo, y el personal empezó a intuir que otra manera de hacer las cosas era posible, las encuestas lo reflejaron y fue entonces cuando se decretó la orden de caza y captura. Solo faltaron los carteles de "Se busca" y la cantidad a pagar de recompensa, como en las películas del Oeste. En esas continúan.

lunes, 17 de agosto de 2020

Inquisidores

 

Pedro Berruguete:Auto de Fe

 

Juan Rivera

Colectivo Prometeo


Cuando en 1487 vio la luz la obra del fraile franciscano Alonso de Espina, “Fortalitium Fidei”1, el autor no podía imaginar que su categorización de los enémigos de la fe cristiana y la esencia hispana (herejes, judios, moros y demonios) seguiría plenamente en vigor por los lares patrios más de cinco siglos después.

Para inflamar el odio y conseguir que el grupo señalado fuera detestado bastó la difusión entre las capas populares de calificativos rotundos acuñados por el Poder político / eclesiástico: traidor, homosexual, blasfemo, infanticida, asesino,envenenador, usurero...La bula papal de Sixto IV en noviembre de 1478 allanó el camino para que en septiembre de 1480, en Medina del Campo los “Reyes Católicos” otorgaran a monjes dominicos los primeros nombramientos de inquisidores.

Desde ese instante la ortodoxia española marcó la senda por donde debía transitar el español de bien “feo, católico y sentimental”2 , arrojando al Averno3 a quienes en cualquier periodo de la Historia se atrevieron a cuestionar, aunque fuese de soslayo, la versión oficial.

Que se lo pregunten a Don Marcelino cuando en su ambiciosa obra 4 identificó todo lo no católico como no español.O a sus epígonos que la sostienen sin enmendarla hasta hoy.

Valga como ejemplo actual el llamativo rebuzno del concejal de VOX Badajoz (puntal del gobierno  PP) festejando en el pleno municipal la toma de la ciudad durante la guerra civil por el ejército franquista. La misma culminó con la matanza de más de 4000 pacenses5 por la “Columna de la muerte” comandada por el general Yagüe, que se ganó a pulso el mote de “ Carnicero”.Para el engendro intelectual representante de la extrema derecha había mucho que celebrar.

Creo necesaria la introducción para mostrar hasta que punto está metida en los tuétanos del Conservadurismo español la Intolerancia. Esa doctrina fraguada  bajo el paraguas del Tribunal del Santo Oficio y que  impregna de forma habitual decisiones y actitudes de algunos poderes del estado.Siendo especialmente llamativa la pervivencia en amplios sectores del Poder Judicial.

domingo, 16 de agosto de 2020

El Programa


Remedios Copa
Colectivo Prometeo


    Es evidente que el sistema actual exige cambios.
    Nacionalización de la industria estratégica y planificación para el bien común de la comunidad son requisitos imprescindibles en cualquier nación democrática y soberana que se base en el respeto mutuo y la fraternidad. Por supuesto que también deben ser aplicables y exigibles a la UE en su conjunto.
     Tanto para la apuesta por una estrategia diferente dentro de la UE como para la del fortalecimiento del Estado e incluso la salida del euro, lo imprescindible es un buen programa.
    En mayo de 2020 la Comisión Europea planeó la movilización de recursos financieros para 2021/2027, basados en los pilares del Marco Financiero Plurianual y el Nex Generation EU, para la transformación técnica e industrial acorde al European Green Deal.
    En este contexto, España tiene la oportunidad extraordinaria de dar un golpe de timón pasando de una economía de baja productividad y dependencia excesiva del exterior a una reindustrialización inteligente. Este proyecto requiere un profundo cambio que, partiendo de un estudio riguroso, diseñe un programa focalizado en palancas capaces de transformar el modelo productivo a largo plazo.

jueves, 13 de agosto de 2020

Otras lecturas, otras miradas: Laicidad, federación y república

 



José Antonio Pérez Tapias. 
Catedrático y Decano en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada.


Laicidad para nuestra política y federación para nuestro Estado son propuestas en torno a lo importante que se inscriben en la órbita de esa democracia radical que necesitamos.
La monarquía está hundida, y con ella pueden quedar hundidas las fuerzas políticas que aten su futuro a esa rueda de molino. España necesita república para su Estado.

La adversidad pone a prueba la retórica política. Ante lo inesperado, en medio de las crisis, cuando hay que hacer frente a la catástrofe…, es entonces cuando los discursos políticos que se hicieron y se hacen han de mostrar su potencia de verdad, la fuerza del compromiso que en ellos se pretendió mostrar, su capacidad de conformar la realidad asumiendo la responsabilidad que las propias palabras explicitaron. Porque la política no es sólo cuestión de palabra, pero sin palabra no hay política: acción y discurso van entrelazados en el campo abierto de lo político.

Así, por ejemplo, en nuestro aquí y ahora de crisis sanitaria con sus graves consecuencias también de crisis social, las palabras que hablan de responsabilidad y solidaridad se ven en el espejo tanto de los comportamientos individuales como de las políticas públicas. Los discursos de política económica se ven ante la prueba –cuando son enunciados desde la izquierda– de si se ubican o no bajo un paradigma distinto del neoliberal dominante en las últimas décadas. Las proclamas de cogobernanza, por su parte, quedan pendientes de que se compruebe si efectivamente es así en un Estado autonómico con síntomas de agotamiento, pero que no alcanza el federalismo que tanto se invoca. Y ante la crisis institucional que en España afecta a la monarquía como forma de Estado y a la Corona como su encarnación en la jefatura del mismo, los discursos oscilan entre dos polos contra los que puede estrellarse su veracidad. Por una parte, encontramos el blindaje de un Felipe VI afectado por la crisis de credibilidad que en torno a él generan los hechos protagonizados por su padre, el rey emérito Juan Carlos I, al huir de España para supuestamente salvar la Corona de los escándalos financieros en los que está inmerso y para salvarse él mismo de la presión de la opinión pública y quién sabe si de más complejos requerimientos desde el ámbito judicial. Y, por otra, tenemos el cuestionamiento de la Corona como institución e incluso la reclamación del tantas veces preterido referéndum sobre o república o monarquía. ¿Cómo quedan las distintas maneras de expresar  diferentes posiciones políticas –incluyendo las que se manifiestan antagónicas desde el seno del mismo gobierno de coalición PSOE-UP–  ante estos acontecimientos en una realidad política que indudablemente se ve alterada por ellos? A la vista quedan las dificultades para salvar la consistencia de los discursos políticos.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Por una red de poder cívico


Manuel Delgado Milán.

La República no es un bien per se. Quizá podemos decir que hay tantas formas de "repúblicas" como experiencias republicanas haya habido en la historia de los pueblos. Están mucha gente en el error de creer que la República vendría, por si misma, si se va el rey detrás de su padre. 

No es así, aunque la monarquía es un mal en sí misma. Incluso aunque el monarca se comporte como la mejor de las personas, supone una desigualdad antidemocrática que convierte al resto de personas en seres inferiores. No es racional, y por tanto su instauración siempre fue impuesta por la fuerza, el engaño de un falso origen divino, y nunca fue fruto de una decisión colectiva, decidida, libremente, en ausencia de miedo o mentira. 

Pero sería un error gravísimo creer que todo se consigue, echando al rey. Es más, la República a la que debiéramos aspirar se debiera construir en positivo, sobre las bases firmes de garantizar las condiciones de vida digna en base a la efectividad de los derechos, la calidad de los servicios públicos, universales y económicamente sostenibles, en base a un nuevo, potente y sostenible sistema productivo, y a la justicia fiscal.

La República será el fruto de una intensa profundización democrática; de la participación de todos los sectores sociales, intelectuales y productivos, en una planificación democrática de la economía, y todas las políticas, en un proyecto de España, sentido como propio por la inmensa mayoría de la ciudadanía. 

lunes, 10 de agosto de 2020

Las tragaderas. Notas sueltas.



Paco Berral

1.- Cada tiempo tiene su ritmo, su pulsión, su música… Hoy pones el oído, intentas escuchar atentamente, captar el aire y no escuchas más que las mismas ideas, frescas en su día, hoy pura retórica vacua. Necesitamos encontrar el lenguaje del presente y prenderle mecha de futuro. Una explosión de lenguaje actualizado, a contracorriente. Porque la lengua predominante de hoy es el silencio, un inquietante silencio. Y la extrema derecha padece horror vacui, llena todo ese silencio de propaganda, conforme a su naturaleza barroca, contrarreformista.

2.- Tiempo líquido el que vivimos, decía el intelectual. Más bien gaseoso. Pero de gases raros, aleatorios, erráticos. Un escenario revolucionario vacío, donde al capitalismo, al neoliberalismo le revientan las costuras; donde al Estado se le rasga el velo y revela mejor que nunca su naturaleza de clase. Tiempo de exterminio ecológico donde resuena aquella barbaridad de “el tabaco mata lentamente; mejor, no tengo prisa” (pongan capitalismo donde pone tabaco). Buenos tiempos para el miedo, que también es gaseoso y se infiltra por todos los resquicios que encuentra. Tiempo revolucionario sin sujeto revolucionario, un auténtico caramelo para la extrema derecha, tan oportunista y parasitaria de ideas ajenas, mejor si son de origen izquierdoso.

3.- Escuché un día, no recuerdo donde, que en España se había practicado un darwinismo sociopolítico negativo. Si teníamos una minoría intelectualmente potente como la judía, la expulsamos. Si otra con una profunda maestría en el cultivo y regadío, los moriscos, lo mismo. Si los gitanos brillaban por su dominio de la forja y la herrería, pues se les expropiaba y, ¡hala!, a los caminos y la persecución. Si había partidarios de la Revolución Francesa y la Ilustración, los afrancesados, pues al exilio. Igual que liberales o republicanos, que a veces también acababan en el paredón. Luego serían masacrados y exiliados anarquistas, comunistas, socialistas, republicanos… Así, hasta depurar y quintaesenciar al auténtico pueblo español. Ese del que decía el gran Anguita que tiene unas enormes tragaderas porque se las han cultivado larga y constantemente.

domingo, 9 de agosto de 2020

Desatando lo bien atado: Camino a la III República

José Manuel Gómez Jurado. Fuente: Paradigma

Afirmaba Josep Ramoneda en el prólogo de La política en tiempos de indignación de Daniel Innerarity, que «la Indignación no es una política en sí misma» esto es, el enfado o la impugnación no es per se una ideología o una forma de cambio, sino una reacción natural de la sociedad a un hecho de injusticia manifiesta.

La huida del Rey emérito ha generado en varios sectores de la sociedad cuanto menos desconcierto, en una gran parte de ella ha generado indignación, las presuntas corruptelas que rodean a la casa real y en concreto a Juan Carlos, en un momento de crisis sanitaria, económica y social, que se encadena con la anterior de la que apena han trascurrido poco más de 10 años han hecho pensar a muchas y a muchos para qué sirve un Rey.

La derecha, los poderes fácticos, las estructuras profundas del Estado (Deep state) y su mayor valedor en los años de democracia, el PSOE, están tratando de reconfigurar un relato que, por un lado, haga culpables a los de siempre, a Unidas Podemos; por otro lado, restándole importancia a las acciones de Juan Carlos y en última instancia, desligando a este de la institución monárquica para garantizar su continuidad.

Nada nuevo, la historia de los borbones y el entorno de la casa real en España ha rimado siempre al ritmo de una canción que algún rapero podría entonar y la que Talleyrand podría poner letra con su famosa frase: «Es costumbre monárquica robar, pero los borbones exageran». Ya algunos de sus antecesores tuvieron que huir del país por diversos casos de corrupción, pero sin irnos muy atrás, el propio Urdangarín (el yerno bueno) entró en la cárcel tras destaparse un mastodóntico caso de corrupción y desfalco, probablemente por sentirse con la impunidad de compartir mesa con la sangre regia.

Más allá de los robos, que ya deberían explicar la caída de una institución cuyo cabeza de familia ha amasado, según la revista Forbes, una fortuna de miles de millones de euros durante su reinado, podríamos, entre tanta indignación, pararnos a pensar el por qué de la anomalía democrática de la institución monárquica y comenzar a discutir -como nos diría Julio Anguita- sobre la alternativa republicana que queremos, luchando desde el presente las construcciones del futuro. Ya que deberíamos entender algo muy relevante ante esta situación:

El proyecto republicano no puede basarse o al menos no sólo, en la negación de la monarquía, es más, no deberíamos leer la caída de la monarquía como la llegada de algo mejor, de igual forma que la caída del capitalismo, como decía Walter Benjamin, no tiene por qué traer consigo el socialismo, sino que puede traer otra cosa, incluso peor, por difícil que pueda parecer. Estamos hablando del cambio de la forma del Estado, no de un cambio de gobierno, tampoco de la sustitución de un Rey por un presidente de República, sino de la construcción de un estado salvaguarda de los derechos civiles y sociales capaz de generar espacios de participación y dotar a la población de recursos materiales para una vida digna de ser vivida.

No se trata sólo del anquilosamiento de la institución monárquica, de ser propia de épocas pasadas, sino que como decía el jurista Pérez Royo, la monarquía en España es el «tapón que impide cualquier avance democrático» lo cual tiene que ver con su propio pasado reciente. Juan Carlos nunca juró la Constitución del 78 por haber jurado los Principios y Leyes Fundamentales del Régimen franquista, cuando Franco le nombra su sucesor, además en diversas declaraciones como nos cuenta José Luis Villacañas en su libro Historia del Poder político en España, se declara heredero de la Tradición Histórica que representó el Caudillo.

Se ha hecho mucho a través de los altavoces mediáticos para dotar de legitimidad la figura de Juan Carlos I y por qué no decirlo, lo han conseguido, gran parte de la población ha pensado y sigue pensando que «el Rey trajo la democracia» afirmación demencial atendiendo a los hechos históricos, pero muy útil a la hora de crear un relato político adecuado a los poderes franquistas que se blanquearon durante la Transición y aquellos poderes económicos rentistas dependientes del BOE a los que sí parece que Juan Carlos juró lealtad y viceversa; cómo olvidar los regalos de empresarios al emérito, como el yate al que con ingenio llamó Bribón.

En vistas a esta carencia de legitimidad democrática, por ser heredero de un dictador que accede al poder tras un golpe de Estado a un Régimen democrático como la II República, en vistas a la anomalía democrática de que el jefe de Estado de un país sea constitucionalmente inviolable e «irresponsable» ante la ley, sumado a los presuntos casos de corrupción que sobrevuelan a la familia real, ¿Por qué no empezar a debatir sobre la III República?

Las luchas del presente pueden convertirse en las construcciones del futuro, se trata de construir en plural, a partir de debates profundos y sosegados, sin olvidar que es de política de lo que estamos hablando.

Deberíamos definir cómo queremos que sea esa república en base consensos, a puntos concretos con los que la mayor parte de la sociedad se sienta identificada. Para ello es imprescindible construir mayorías, esas mayorías no serán posibles de construir sólo con aquellas fuerzas que se encuentren a la izquierda del PSOE, aunque no construiría nada sin ellas, tampoco bastaría con todas esas fuerzas junto con el PSOE ya sé lo que están pensando: ¿cómo construir una república con el partido que más a defendido a la monarquía? Bien, esas mayorías deben ser construidas desde abajo, no podemos generar otros equilibrios con los mismos contrapesos, debemos empujar la balanza, transformando esa indignación de la que hablábamos al principio en una vía de transformación.

La política no es no es una enemiga, el enemigo es el capitalismo, las estructuras pensadas por la Ilustración, como diría Carlos Fernández Liria, no están mal pensadas, más bien todo lo contrario, nosotras debemos ser garantes del Estado de Derecho que durante el período de la Monarquía parlamentaria no ha sido efectivo, empezando por el propio Rey, los empresarios y los políticos corruptos que han campado a sus anchas por este país nuestro, además, llenándoseles la boca con la constitución y las leyes que incumplían sistemáticamente. Por esto, la economía en la III República deberá estar supeditada al interés general y no al revés, de esta forma, por ejemplo, las trabajadoras y trabajadores no tendrán que elegir entre morir de hambre o de COVID-19.

Una República federal y plurinacional, que entienda de una vez por todas la complejidad histórica del encaje de los diversos territorios que componen el Estado, con un proyecto de consenso y de solidaridad entre las ciudadanías.

Con un compromiso real con el medio ambiente, esto es, una determinación real en el cambio del modelo productivo de nuestro país, apostando por las energías renovables tan despreciadas en la actualidad. Una República ecologista, con todo lo que esto lleva asociado consigo.

Por supuesto, la III República será feminista o no será, todos los consensos logrados por el feminismo y aquellos que quedan por conseguir, deberán ser la piedra angular sobre la que pivote el sistema, situando en el centro los cuidados, que establezca como prioridad la desaparición de la lacra que supone la violencia machista en todas sus formas.

Los servicios públicos deben ser parte fundamental, si algo hemos aprendido de la pandemia es que en última instancia son los que nos salvan. La enseñanza pública, la sanidad pública y demás servicios esenciales deberán ser garantía de una vida digna de ser vivida.

Finalmente «ciudadanía» debe llevar consigo la indisoluble unión de garantía todos los derechos que la conforman, civiles, políticos y sociales, este último tiene que ver con la obligación por parte del Estado de garantizar que todo ciudadano y ciudadana tenga todas sus necesidades materiales cubiertas, pues esa es la única forma de libertad posible.

viernes, 7 de agosto de 2020

La saga/fuga de JC

 

Felipe VI y Juan Carlos I en una imagen de archivo. / Ángel Díaz (EFE)Felipe VI y Juan Carlos I en una imagen de archivo. / Ángel Díaz (EFE)
  • "Cada vez que el rey Felipe VI se distancia de su padre, lo incrimina más y profundiza en la crisis de legitimidad de la monarquía".
  • "La coyuntura política se va a ver afectada por la crisis en la casa de los Borbones. Hay dos actores que han tomado la iniciativa, el PSOE y Vox"
  • "Pasar del republicanismo como nostalgia al republicanismo como proyecto y programa. Movimiento hacía la III República (M3R)"

Manolo Monereo. Fuente: Cuarto Poder

Para Ramón Pérez Almodóvar cómplice de aventuras republicanas y, a veces, socialistas.


Lo que sabemos hoy del rey emérito se conoce desde principio de los 90 y está escrito. Simplemente, nunca se difundió para que lo conociera la opinión pública. Hay libros, informes y noticias, muchas de ellas provenientes del exterior. Las personas interesadas, no sin dificultad, podían conocerlas y asombrarse de que nunca hubiera un debate público sobre ellas. En el Parlamento, la mención a estos asuntos era siempre oblicua, cuando no desestimada y alrededor de Juan Carlos I se fue creando una omertà que aún dura.

La dinámica es inquietante. Cada vez que el rey Felipe VI se distancia de su padre, lo incrimina más y, a la vez, profundiza en la crisis de legitimidad de la monarquía. La solución sería cortar de una vez y denunciar la sistemática y permanente corrupción que había ido anidando en torno a un rey obsesionado con acumular capital e intervenir en los grandes negocios que se hacían bajo la cobertura del Estado. Nada nuevo, por lo demás, en la casa de los Borbones. Una mentalidad patrimonialista, un uso y abuso de la Jefatura del Estado para ganar influencia y poder en los negocios, la impunidad como privilegio se mezcló con una concepción reaccionaria del poder y un desprecio sobresaliente a las clases populares recubierto de campechanía. Hablar de los Borbones, al menos, desde Fernando VII equivale a constatar su falta de grandeza, su carencia de un proyecto de país y de una corrupción convertida en el modo normal de gobernar.

Ahora muchos se rasgan las vestiduras y otros fingen ignorancia. Los mismos que desde el grupo Prisa, pasando por La Vanguardia y ABC, salían aguerridamente a defender a un rey intachable y promotor de la democracia, hoy se preocupan, no de condenar las prácticas abusivas que el rey emérito realizaba, sino de proteger a la institución monárquica y, específicamente, a Felipe VI.  Lo lógico sería exigir transparencia, justicia y verdad. Hay que decirlo con claridad: las actividades de Juan Carlos las conocían todos los jefes de gobierno y los grandes partidos que se turnaron en el poder desde la Transición. Suarez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy conocían lo que el rey hacía y lo protegieron. Sabemos que alguno intentó oponerse y la durísima respuesta del hoy rey emérito. Es más, por lo que se va conociendo, en esta protección de los negocios privados del rey, intervinieron instituciones del Estado y, específicamente, el Centro Nacional de Inteligencia.

martes, 4 de agosto de 2020

En Imágenes: Regalos envenenados


Goval
Colectivo Prometeo

La huida del rey desnudo

Fuente: El Jueves




Manuel Marrero Morales
Colectivo Prometeo



El Rey Juan Carlos I, denominado desde 2014, como el rey emérito, ha huido de la justicia española y suiza, de manera vergonzante. Ha quedado al desnudo ante la sociedad española. Ya no lo defiende ni su propia familia.
Agosto fue un mes que utilizaba la dictadura franquista para aprobar leyes de previsible contestación, como la Ley General de Educación.
Agosto vuelve a ser el mes, elegido por el sucesor de Franco, designado Rey por el Dictador, para huir del país donde ha ejercido la jefatura de Estado durante cuatro décadas, con muchos silencios y complicidades de mucha gente poderosa y de la mayoría de los medios de comunicación.
La abdicación de Juan Carlos I en 2014 contó con el buen hacer de Alfredo Pérez Rubalcaba. El deterioro de la institución monárquica había tocado fondo: el silenciado caso Kios, el caso Noos, la cacería de elefantes, el accidente en compañía de una de sus amigas con quien, al parecer, ha sido muy generoso,… en conclusión, una vida nada ejemplar para alguien que ejercía la jefatura de Estado.
Al parecer, el emérito consideraba, desde una perspectiva cristiana, que con pedir disculpas y prometer que no volvería a ocurrir, ya estaba todo zanjado. La restauración borbónica se puso en marcha y se produjo la abdicación y la creación de la extraña figura de emérito, como hipotética fórmula de protección y aforamiento para seguir disfrutando de la impunidad denominada inviolabilidad. Mientras, el bipartidismo tradicional mirando para otro lado y sustentando la monarquía y sus escándalos.

lunes, 3 de agosto de 2020

Hacerse un Puigdemont

Juan Rivera

Colectivo Prometeo

Cuando se tuvo conocimiento público de la fuga , domingo 29 de octubre de 2017, del ex presidente catalán Puigdemont, los medios de difusión ideológica de tierra , mar y aire ( televisión,radios, periódicos...) que sostienen al Sistema tardaron unos segundos en saltar a la yugular de la fácil presa y echarle en cara su ridículo y cobardía, su incapacidad de formular el “ a lo hecho, pecho” y plantarse en su despacho de la Generalitat para proclamar” Yo soy el máximo responsable y asumo mi actuación”.

En aquellos días, como Colectivo Prometeo y Frente Cívico "Somos Mayoría" nos preocupaba y mucho “el choque de trenes” conducidos por intolerantes que avivaban las llamas del odio ( un ejemplo, la segunda entrada más vista en la historia de nuestro blog -Diálogo,diálogo, diálogo-) y por ello Julio apelaba públicamente en todas las ocasiones a la sensatez, cordura y poner sobre la mesa nuestro modelo propio de República Federal.

Tras el referéndum del 1-O, la DUI y la aplicación del 155 al hablar del tema siempre coincidimos en que la postura correcta desde nuestra visión política, quedarse y apechugar con las consecuencias, había sido la de Junqueras, Romeva y demás dirigentes que hoy pagan con la falta de libertad una condena ante nuestros ojos desproporcionada e injusta.

Pero ese es otro tema.Sacamos a colación la situación para dejar claro que no teníamos, ni tenemos, una especial simpatía por la actuación gubernamental del que era máximo representante de la Derecha catalana  pero conviene refrescar el “auto de fe” mediático que se hizo con él y constatar, por enésima vez la doble vara de medir, el doble rasero, la doble moral que utiliza el Sistema cuando el cuestionado es de los de “ leña al mono” o cuando en cambio es “ uno de los nuestros”.

Esta tarde del 3 de agosto de 2020, merendamos con una noticia: el rey emérito, con una parte de sus colgajos económicos ( no conocemos todos los vericuetos) y vergüenzas expuestas al aire, nos ha hecho un Puigdemont, aprovechando canícula, sopor veraniego y atontamiento generalizado.

Otras visiones, otras lecturas: " Un abrazo a quien lo necesite"

Condenados caso Bateragune



    Hace unos días el Tribunal Supremo anuló, dos años después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo lo ordenara,la sentencia del caso Bateragune ( año 2012) que mantuvo durante 6 años en prisión - cumplimiento integro sin remisión alguna - a los  dirigentes de la izquierda abertzale vasca Arnaldo Otegui, Rafael Díez Usabiaga, Arkaitz Rodríguez Torres, Sonia Jacinto Garcia y Miren Zabaleta Tellería.
    El motivo: la absoluta parcialidad de la jueza Ángela Murillo que en lugar de presidir un juicio dio toda la impresión de presidir un prejuicio.
    En su momento en el Colectivo Prometeo, con Julio a la cabeza, nos pronunciamos contra la condena pues entendiamos que los condenados eran parte activa del movimiento que en el seno de la izquierda abertzale buscaban el fin de la violencia de ETA ( el tiempo así lo demostró) y no impulsores de la misma. Nuestro pronunciamiento ha sido similar en los casos de Bódalo, Alfon, Fran Molero, Altsasu, Procés...y en todas las ocasiones que hemos sentido la desaparición del Estado de Derecho.
     Cloacas y turbios aparatos del Estado parecían poner todos los palos en las ruedas para que descarrilase el proceso que llevaría a la desaparición de la organización terrorista.
    Reproducimos hoy en el apartado  " Otras visiones, otras lecturas" el artículo publicado en Kamchatka  por Jonathan Martínez  en el que hace un pormenorizado recorrido por el caso.


     Un abrazo a quien lo necesite       

El 19 de junio de 2009 desayuné con varias llamadas en el teléfono. Me dijeron que ETA había asesinado en Arrigorriaga a un policía llamado Eduardo Puelles y sin mucha más información tuve la certeza de que se avecinaban días duros. Eran alrededor de las nueve de la mañana. Los medios andaban ya recogiendo declaraciones y recuerdo que hablé con Bizkaia Irratia. Entre otras palabras atropelladas dije algo que ahora me parece premonitorio. Si ETA quería obedecer la voluntad del pueblo vasco, debería desaparecer inmediatamente. Todavía no lo sabíamos, pero aquel fue su último atentado en nuestra tierra.

Una Hora con Eusebio Leal

Eusebio Leal con Julio en Córdoba

José Antonio Naz
Colectivo Prometeo

El 31 de julio ha fallecido Eusebio Leal, conocido desde hace décadas como el “historiador” o el “restaurador” o “conservador” de La Habana, tenido por alcalde “oficioso” de la ciudad y con reconocimiento de ministro. Al leer la noticia me vinieron en tromba todos los recuerdos de la conversación de una hora que mantuvimos con él mi mujer y yo. Era el 6 de Agosto de 2007 a las 11h en punto, en su “oficina del historiador”. Llevábamos varias semanas de viaje en Cuba, compaginando las visitas más “turísticas” con encuentros con algunos contactos de personas cubanas , algunas de ellas conocidas como cooperantes en Cordoba y otras del ámbito educativo y de la administración de turismo. Habíamos preparado el viaje a conciencia con el objetivo de conocer en 25 días una parte de la isla, pero sobre todo a su gente y su “proyecto” sociopolitico. Por eso, cuando Julio me sugirió que podría pedirle a su amigo Eusebio Leal que nos recibiera, aparte de aceptar con entusiasmo, dediqué un tiempo a informarme más de su trabajo y personalidad y a preparar un cuestionario sobre mis principales interrogantes, completados con los surgidos tras las dos semanas de estancia.

sábado, 1 de agosto de 2020

Violencia Antidemocrática

Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Incitación al odio, amenazas, insultos, acoso y ataques a representantes institucionales de la izquierda están siendo practicados a diario en este país, sin que el aparato del Estado esté dando las muestras contundentes de amparo y garantía de la seguridad necesaria para que todo parlamentario tenga blindada su integridad y la intimidad de su hogar.

El delito de amenazas está tipificado en los artículos 169-171 del Código Penal. Se comete por el anuncio consciente de un mal futuro, injusto, determinado y posible, con el propósito de crear intranquilidad de ánimo, inquietud y zozobra en el sujeto amenazado, por lo que se considera como un delito de peligro, no de lesión. La jurisprudencia lo caracteriza por elementos con respecto a la acción, a su naturaleza, al plano subjetivo, (es decir que la expresión de dicho propósito por parte del agente sea serio, firme y creíble, atendiendo a las circunstancias concurrentes), y por último, que las circunstancias subjetivas y objetivas doten a la conducta de entidad suficiente como para merecer una contundente repulsa social que fundamente razonablemente el juicio de antijurídico de la acción y por tanto su calificación como delictiva.

El momento y lugar, las frases y las formas utilizadas habrán de tenerse en cuenta a la hora de valorar si nos encontramos ante una amenaza grave, seria, creíble y cuyo resultado pudiera devenir en un comportamiento agresivo que pueda llevar a efecto el mal amenazado.