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José Sarrión ayer con Ahed Tamimi y 600 personas más en el acto de apoyo al Pueblo Palestino | |
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José Sarrión con trabajadores de Vestas |
José Sarrión Andaluz
Coordinador General IU Castilla y León
Procurador Cortes Castilla y León
[ Nuestro querido José Sarrión realiza un esclarecedor artículo sobre el cierre de la empresa Vestas de León, ejemplo cruel de la aplicación práctica del Capitalismo Salvaje , valga la redundancia]
“En la configuración de
la filosofía político-moral de Marx influyeron poderosamente dos
factores: la insurrección de los tejedores de Silesia y el trato con
los primeros núcleos de obreros organizados en París. En las reuniones
de éstos supo ver Marx la transcendental importancia de la compañía,
de la ayuda mutua, de la asociación entre iguales, hasta el punto de
subrayar la aparición de una nueva necesidad: la necesidad de
comunidad. Las reuniones de los obreros comunistas de París parecen
haber confirmado a Marx en su optimismo histórico. A propósito de ellos escribió: “/Aquí/
la fraternidad de los hombres no es palabrería, sino verdad, y desde
estas figuras endurecidas por el trabajo nos ilumina la nobleza de la
humanidad”.
Fue precisamente la prolongación, y,
tal vez, también la generalización idealizada de aquella virtud de la
fraternidad obrera en comunidad (¿pero quién no se enamora de la virtud
vivida en otros?) lo que llevó a Marx a postular el comunismo no
precisamente como un nuevo modo de producción sino como una nueva
cultura, como un nuevo modo de vivir, como una nueva red de relaciones
sociales, como una sociedad alternativa, de personas, y de personas
iguales: una sociedad por hacer en la que los sujetos volverían a tener
entidad propia, dejarían de estar alienados, desnaturalizados, para
establecer de verdad relaciones entre humanos enteros, no entre seres
demediados, mitad persona/mitad mercancía.
(Paco Fernández Buey, 1994)
A LOS TRABAJADORES DE VESTAS,
EN SU LUCHA CONTRA LA DESLOCALIZACIÓN DE SU PLANTA
El anuncio de cierre de la planta de Vestas en León ha sobrecogido a
la sociedad de Castilla y León, incluso en este verano tan agitado por
la Operación Enredadera. El cierre de Vestas, empresa con más de 500
trabajadores en plantilla y hasta 2.000 si se cuentan los empleos
indirectos y diferidos, sería un duro golpe si se produjera en Cataluña,
Madrid o cualquier otra región con cierto nivel de industrialización.
Pero en Castilla y León, y más aún en León, es más que un golpe: es una
catástrofe.
El cierre de Vestas supone una patada en la boca a una región, la
leonesa, que por cien años fue obligada a vivir de la minería del
carbón, y que ha sufrido un dramático aumento del paro como consecuencia
del hundimiento de dicha minería (hundimiento propiciado y dirigido por
las grandes empresas multinacionales -incluida la privatizada por
Felipe González ENDESA- quienes decidieron matar de hambre a las
comarcas mineras a la vez que continúan quemando toneladas de carbón en
la cara de los mineros en paro, carbón manchado de sangre importado del
otro lado del mundo que contamina lo mismo pero sale más barato. Y ahora
esa región, hundida por el fin de su minería, y a quien se ha prometido
decenas de veces una reconversión industrial, observa cómo una planta
puntera en producción de molinos para energía eólica echa el cierre por
una decisión injustificada de la multinacional.
Lo grave, sin embargo, no es sólo que haya 2.000 familias que se van
al paro. Es también la lección de humillación y silencio que pretenden
imponernos.