Plataforma Salir del euro
La
Unión Europea, asumió el carácter imperialista de las principales potencias que
la constituyeron.
El comportamiento de la UE en el plano
internacional no se puede disociar del pasado colonial de sus estados más
importantes, en África y Oriente Medio, que contó con episodios prolongados de
esclavitud y exterminio, terribles e inhumanos.Baste recordar la tragedia del
Congo bajo dominación del monarca belga Leopoldo II.Si, bien es cierto, que ha
conocido importantes cambios tras los procesos de liberación nacional que
sacudieron dicha región en el siglo XX, en Egipto, Siria, Irak, Argelia, Libia,
África subsahariana, Guinea, Nigeria, Congo, Mozambique, Angola, Sudáfrica, etc.,
su relación de hegemonía y explotación ha proseguido bajo otras formas: El
llamado colonialismo,
a través del control de la economía y del
mecanismo de la deuda, también, a través de la intervención militar directa en
Iraky Libia, o provocando guerras civiles y favoreciendo las facciones
proimperialistas, en Siria, Yemen y la región del Sahel.
El neocolonialismo de las metrópolis de la
UE, con el apoyo del Banco Mundial y del FMI, utilizó los préstamos de los
estados europeos y de su banca privada para imponer sus políticas de ajuste y
austeridad neoliberal, favoreciendo los procesos de corrupción de las élites de
los Países Periféricos (1), transfiriendo los recursos extractivos en petróleo
y minerales desde las periferias a las potencias del Norte, forzando la compra
de los bienes y servicios elaborados en los países de la UE, etc.
Más tarde, cuando la crisis de la deuda
estalló en los Países de la periferia, como consecuencia del giro ultraliberal
en Estados Unidos en 1979, al aumentar la Reserva Federal la tasa de interés que
aumentó gravemente el servicio de la deuda de la periferia cuyos préstamos
inicialmente tenían tasas de interés bajos, pero variables, y vinculadas a las
tasas de EEUU.
Sus efectos fueron terribles sobre la
población de la periferia, ruina económica, mayor dependencia de las potencias
europeas, desmantelamiento de los sectores públicos y su correlato de
privatizaciones, pobreza, desigualdad y desestabilización de los estados recién
creados, provocando fracturas internas, guerras civiles, y movimientos
migratorios.
Tras la puesta en marcha del euro, la UE
intentó relanzar la “Declaración de Barcelona” proclamada en noviembre de 1995,
que tenía como objetivo “convertir el Mediterráneo en un espacio de paz,
estabilidad, prosperidad y de seguridad intensificando el diálogo político e
instaurando una asociación económica y financiera, así como una asociación
social, cultural y humana”.
Se trataba de un proyecto de dominación
“blanda” de la UE sobre los países del Mediterráneo, que buscaba construir una
Zona de libre cambio en el marco de la globalización neoliberalen el horizonte
de 2012, favorable a sus intereses.Promovió como “zanahoria” para los países
periféricos concernidos, los llamados fondos MEDA, que eran claramente
insuficientes para garantizar cualquier desarrollo efectivo. Dichos fondos en
2004 solo representaban el 0,4% del PIB de los Países de la Asociación
Mediterránea (PAM), 4 euros por persona y año, que contrastaban con las
transferencias realizadas por la UE en ese mismo año a los países de la Europa
Central y Oriental de 12,2 euros por persona y año.
El interés geoestratégico y comercial de la
UE para integrar los países del Este europeo, tras el derrumbe de la Unión
Soviética y el estado yugoeslavo, concentraron los recursos económicos de la UE
y fueron su prioridad frente a los países periféricos. Por ello los fondos MEDA
fueron rápidamente olvidados, aunque no la exigencia de un libre comercio
favorable a la UE.
La creación de la Zona de Libre Comercio
(ZLC) en el área Mediterránea fue muy beneficiosa para los países de la UE que
obtuvieron en 2004 un superávit favorable de 22.000 millones de dólares sobre
un volumen de intercambios de 150.000 millones. Es decir, provocaron un fuerte
déficit en los países periféricos del PAM, del mismo modo el servicio de la
deuda que contrajeron esos países significó una transferencia de 19.000
millones anuales, de los cuales un 65% se dirigió a los estados de la UE.
El estallido de la crisis de Lehman Brothers
en 2007-2008, y la crisis económica que se extendió por todo el mundo, afectó
gravemente a la UE como consecuencia de su arquitectura basada en la moneda
única y en ausencia de una redistribución económica capaz de superar los
desequilibrios de la deuda, y de la balanza de pagos, entre los países del
centro europeo con amplios superávit -Alemania- y los países del Sur con
enormes déficits y deudas.
En esas circunstancias las potencias de la
U.E. abandonaron su intento de dominación blanda y optaron abiertamente por la
desestabilización del Norte de África, y el intervencionismo militar vestido de
“intervención humanitaria”.
La llamada primavera árabe en Túnez que
derribó al dictador Ben Alí en 2011 se extendió por numerosos países árabes.En
Egipto, el 11 de febrero de 2011la movilización popular derrocó al presidente
Mubarak, y en las elecciones que hubo a continuación alcanzó el gobiernola
organización neoliberal de los Hermanos Musulmanes. En Libia, tras una guerra
civil organizada por los servicios secretos de las potencias imperialistas de
Reino Unido y Francia, apoyados por EEUU, con el objetivo de controlar los
recursos petrolíferos y gasísticos, llegaron a justificar los bombardeos como
una “intervención humanitaria, expulsando a Gadafi de Trípoli hasta su
ejecución sin juicio el 20 de octubre del mismo año, con la intervención de los
servicios de inteligencia franceses. Protestas y movilizaciones de diversa
intensidad se reprodujeron en Siria, Yemen, Argelia, Jordania, Omán, Bahrein,
etc.
La conjunción de intereses de las potencias
imperialistas con la monarquía absolutista de Arabia Saudita, con el estado de
Israel, y Turquía, tenían como objetivos, en primer lugar el control económico
de los recursos de la región, el proyecto de redibujar el mapa de dichos
estados, reforzar el rol gendarme del estado de Israel, la contención de la
influencia y expansión del régimen de los ayatollah de Irán, concesiones al
gobierno de Turquía en su conflicto con el movimiento de liberación Kurdo,
especialmente el liderado por el PKK, y reconstruir los sistemas políticos de
diversos países de la zona.
Se trataba de sustituir los viejos regímenes
laicos resultantes de los procesos de liberación nacional tras el fin de la
segunda guerra mundial, pero que habían conocido un proceso de degradación
autoritaria y de corrupción, por otros sistemas hegemonizados por otras fuerzas,
en esta ocasión, islámicas moderadas de orientación neoliberal proimperialista,
como los Hermanos Mulsumanes, próximas al régimen Saudí, o bien utilizando las
sectas islamistas wahabitas de Al-Kaeda (tomando el ejemplo de su papel en Afganistan)
o recientemente del DAESH, para desestabilizar dichos países en una primera
fase, y tomar su control después, por fuerzas moderadas vinculadas a las
potencias imperialistas, o por sus propios ejércitos.
Esta operación orquestada entre las potencias
imperialistas, de la UE y de EEUU, repartiéndose el “trabajo” en los diversos
países y subregiones, ha obtenido sonoros fracasos en gran parte de la región,
y ha provocado un desastre humanitario colosal, con amplias zonas arrasadas,
cientos de miles de muertos, forzando la migración de decenas de millones de
personas, y arrojando países como Libia a la “barbarie” del estado fallido,
donde sectas tribales y religiosas controlan zonas del país, apoderándose de
sus fuentes de riquezas, explotando las poblaciones subsaharianas en
condiciones de esclavitud, creando redes para la trata de blancas y el
narcotráfico, o para el transporte de personas que migran a la UE a cambio del
pago de enormes cantidades económicas y de una deuda esclavizadora de sus
pueblos.
Esta política intervencionista ha provocado
una enorme circulación de migración en condiciones frágiles e inseguras, desde
las costas de Norte de África, principalmente Libia, a las costas de Grecia, Italia
y España. Consecuencia directa de esta política ha sido la muerte de decenas de
miles de personas.Solamente en 2016 se contabilizaron más de 5.000 personas que
perdieron la vida ahogadas. El “Mare Nostrum” ha cambiado su denominación por
“Mare Mortum”. A todo ello, hay que añadir, los trágicos cruces de cientos y
miles de migrantes por las vallas afiladas y ensangrentadas de Ceuta y Melilla.
El
verdadero rostro del capitalismo de la UE en decadencia, y el mecanismo de la
deuda, esclavizan, precarizan, empobrecen y dividen a los pueblos
A través de una deuda odiosa, ilegitima e
impagable, las potencias centroeuropeas, la banca y fondos europeos y
transnacionales, han provocado el resurgir del colonialismo y la
“tercer-mundización” de amplias zonas de los países del Sur de Europa,
especialmente, Grecia, España e Italia, estados y naciones que han quedado sometidos
al dictado del BCE y de la Comisión Europea. Con métodos de autoritarios de
dominación han sido forzados a cambiar sus constituciones y gobiernos para
aplicar las políticas de ajuste y austeridad que permitan devolver la deuda
recortando el gasto social.
Los mecanismos de la esclavización del pasado
regresan en el presente con nuevas formas. Pero las consecuencias son muy
parecidas, eliminación de derechos laborales, precarización del empleo,
desposesión de la vivienda y continuidad de la deuda hipotecaria,
empobrecimiento laboral y social, etc., todo ello en beneficio de los nuevos
amos y poseedores de la deuda.
En estas condiciones la economía sumergida que
en España equivalía en 2016 a más del 17% del PIB, se ha convertido en un
reducto para las diversas mafias que explotan en condiciones de
semiclandestinidad o total clandestinidada cientos de miles de migrantes
venidos en gran parte de África y Asia, también de España.
La regresión de derechos sociales y laborales
de gran parte de las sociedades del Sur de Europa, los aproxima a las
condiciones sin derechos y esclavas en regiones de África, Asia, etc.
El pago de la Deuda, sus consecuencias
nefastas, no solo afectan a las poblaciones de África, y Oriente Medio, se han
extendido al Sur de Europa.
Por una
alternativa de liberación y abolición de la esclavitud, la pobreza, y sus
causas
La liberación de la Deuda impagable, debe ser
un objetivo que unifique los esfuerzos de todos los pueblos afectados. Debe ser
el compromiso de una nueva solidaridad. Debe estar presente en la alternativa
para superar el desastre criminalque nos ha abocado el capitalismo en su
versión de la globalización neoliberal, en la recuperación de la soberanía real
de los países del Sur de Europa, y en el ejercicio de una auténtica
independencia de los países periféricos.
Pero no basta con la condonación de la deuda.
Es necesario abordar la devolución de la gran deuda que las potencias
occidentales han acumulado tras siglos de explotación y robo de los recursos y
del trabajo de las poblaciones de África, Asia y América Latina.
Esta devolución de riqueza, paradójicamente,
puede ser una gran oportunidad para las poblaciones de los estados europeos. Si
dicha riqueza se devuelve a través de un programa temporal, creando fondos de
solidaridad e inversión suficientes para los países de la periferia, con el
objetivo de construir y modernizar las infraestructuras esenciales, poner en
pie los servicios públicos en salud, educación, y protección social, y
favorecer su desarrollo agrícola e industrial respetando el equilibrio
ecológico, ello creará las condiciones económicas que permitan un intercambio
de bienes y recursos en condiciones de igualdad, justicia y cooperación
beneficiosa para todas las gentes.
La alianza de pueblos que permita construir
un futuro de esperanza, pasa inevitablemente por la superación del “desorden”
de la globalización neoliberal y del capitalismo, abolir radicalmente la
esclavitud en sus diferentes formas, eliminar las tratas de personas, abolir la
precariedad laboral reconociendo plenamente los derechos laborales de la clase
trabajadora, distribuyendo la riqueza y el trabajo reduciendo la jornada de
trabajo sin disminución del salario, estableciendo un salario mínimo en todos
los países, etc.
Las élites de las potencias imperialistas,
intentan superar sus dificultades, empujando como siempre a que los pobres
luchen entre sí, en lugar de unirse contra el enemigo común.
En España, la conciencia solidaria de una
gran parte de la sociedad, ha impedido que se reproduzcan las respuestas
reaccionarias y racistas que han emergido en otros países de Europa y amenazan
la convivencia. Esta conciencia debemos
preservarla y defenderla.
Junto a nuestros hermanos y hermanas de
África, Asia y América latina, la conciencia y acción solidaria debe
convertirse en la palanca para transformar el mundo y liberarnos de todos los
yugos.
(1)
Los países periféricos, también denominados en
el lenguaje de las instituciones neoliberales “Países en Desarrollo”
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