El resultado
del reciente ciclo electoral, generales el 28 de abril, municipales,
autonómicas y europeas el 26 de mayo, obliga a la izquierda
transformadora y los movimientos sociales y cívicos que defienden
los principales derechos sociales, cívicos y laborales, a una
reflexión sobre cómo afrontar la amenaza de una derechización de
la sociedad y los nuevos recortes sociales que se dibujan en el
horizonte.
Si bien el
peligro de la reedición de un gobierno a la andaluza de las tres
derechas a escala del gobierno de España se ha evitado, otros
peligros acechan como consecuencia de la inestablidad política
existente, el carácter social-liberal del PSOE, el grave retroceso
en votos y escaños de las confluencias en torno a Unidas-Podemos,
sus divisiones y debilidades e incoherencias de discurso, y de la
desmovilización sindical.
Con un
aumento de la participación de más de 9 puntos porcentuales
respecto a las elecciones generales de 2016, el PSOE ganó la primera
plaza al obtener el 28,68% de votos y 123 escaños, 6 puntos y 38
escaños más que en 2016. El PP se hundió hasta el 16,7% de votos y
66 escaños, perdiendo 16,3 puntos y 71 escaños. Ciudadanos avanzó
con el 15,86% y 57 escaños, ganando 2,8 puntos y 25 escaños.
Unidas-Podemos y sus confluencias, obtuvieron el 14,32% de los votos
y 42 escaños, perdiendo 6,8 puntos y 29 escaños (si consideramos
que Compromís en esta ocasión se presentó por separado y obtuvo 1
escaño, el retroceso es de 28 escaños). La formación ultra
derechista VOX entra por primera vez en el congreso de diputados con
el 10,26% de votos y 24 escaños. Es de destacar, entre las
candidaturas de ámbito autonómico, el resultado de ERC-Soberanistas
con el 3,89% de votos y 15 escaños, ganando 1,2 puntos y 6 escaños
más que en 2016.
En este
resultado, el PSOE se ha beneficiado de la imagen renovada de su
líder Pedro Sanchez, reforzada socialmente por el pacto programático
con Unidos-Podemos y el proyecto presupuestario rechazado por la
confluencia de las derechas españolas y catalanas, por el efecto del
discurso del voto útil ante el temor ante la amenaza de un gobierno
de las tres derechas, y también por las divisiones y debilidades de
discurso de Unidas-Podemos, que al enrojecer en exceso al PSOE al
exigir la entrada de Unidos-Podemos en el gobierno como garantía de
cumplimiento de avances, favorecieron la tendencia al voto útil.
En su
conjunto las tres derechas retroceden 3,29 puntos respecto 2016, pero
debido al efecto de la ley d’Hondt su repercusión en escaños es
mayor, perdiendo 22 escaños.
Las mayorías
absolutas en el Congreso de diputados de la época del régimen
bipartidista pasó a la historia, y en su lugar tenemos una
composición más fragmentada, que obliga a la negociación y el
pacto. Sin embargo, el PSOE se encuentra con un grave problema para
configurar una mayoría estable a través de un pacto con Ciudadanos,
como consecuencia de la incidencia del conflicto nacional en Cataluña
y la creación de un bloque de las tres derechas fuertemente
polarizado y competitivo en torno a la defensa numantina de un
proyecto recentralizante del estado español como respuesta al
secesionismo de la derecha catalana.
La única
opción para el PSOE, por el momento, es buscar un acuerdo
programático con Unidos Podemos y otras formaciones menores como
PNV, Compromís, PRC, etc. Sin embargo, dicha suma no alcanza la
mayoría absoluta. La investidura de Pedro Sánchez, ante la posición
de las tres derechas de votar en contra, depende de la abstención de
los partidos nacionalistas catalanes, al menos de ERC, con todos los
riesgos de inestabilidad que conlleva ante los acontecimientos que
sucederán en respuesta al abuso en la aplicación de la prisión
preventiva y a la sentencia del Tribunal Supremo sobre los líderes
del nacionalismo catalán,
presos tras la declaración unilateral de independencia.
Los
efectos de la segunda vuelta electoral: municipales, autonómicas y
europeas en la gobernanza de España
Las
elecciones municipales, autonómicas y europeas han reforzado por
regla general al PSOE, confirmando un importante trasvase de votantes
de Unidos-Podemos hacia el PSOE. El retroceso de esta organización
en las elecciones generales se ha profundizado gravemente en esta
segunda vuelta electoral; en las europeas obtiene el 10,05% de votos
y 6 escaños, 8 puntos porcentuales y 5 escaños menos que la suma
de Izquierda Plural y Podemos en 2014; en las municipales se han
perdido ciudades emblemáticas como Madrid y Zaragoza que gobernará
la alianza de las tres derechas, o A coruña por el PSOE, resisten
Valencia, Cádiz y Barcelona, esta última tras un compromiso de
investidura con el PSC; las elecciones autonómicas también han
supuesto un importante retroceso para Unidos-Podemos, en particular
en Madrid, como consecuencia de la división protagonizada por
Errejón con la candidatura de Mas Madrid.
La política
de alianzas y pactos en las comunidades autónomas puede desplazar la
gobernanza de comunidades como Canarias y Navarra a favor del PSOE,
pero la suma de estos cambios no compensa la incorporación de
Andalucía al poder territorial de la derecha en el conjunto del
estado español.
En
definitiva, si Pedro Sánchez obtiene la investidura en las próximas
semanas, será en un marco frágil, si depende de la abstención de
ERC, en un contexto donde la derecha gobierna buena
parte del territorio.
Las
tormentas que se avecinan y el riesgo de quedar prisionero en un
gobierno social-liberal
La
perspectiva económica, europea y geopolítica anuncia una
profundización del nuevo ciclo económico recesivo.
La crisis de
la construcción europea ha tenido con el Brexit un punto de
inflexión, el resultado de las recientes elecciones europeas ha
mostrado una socialdemocracia alemana en grave declive mientras la
extrema derecha liderada por Marine Le Pen obtiene el mayor número
de votos, el 23,34% y 23 escaños, superando en más de 200.000
votos la candidatura auspiciada por Macron, Francia Insumisa obtiene
el 6,3% de votos y 6 escaños, el Partido Socialista el 6,2% y 6
escaños, perdiendo 7 puntos y 7 escaños respecto de 2014; en Italia
la Liga de Salvini, con una orientación abiertamente euroescéptica,
obtiene el 34% de votos y 29 escaños, 28 puntos y 21 escaños más
que en 2014; las consecuencias de estos resultados en la gobernanza
europea solo presagian
más contradicciones y crisis, con nuevas amenazas y presiones desde
la Comisión Europea y el BCE a favor de aplicar nuevas medidas de
recorte social y presupuestario para cumplir con los tratados de
estabilidad presupuestaria.
Las
tensiones de la guerra comercial entre Estados Unidos y un conjunto
de países, desde China hasta México, afectando a los países de la
Unión Europea, agudizará los efectos del ciclo recesivo, en un
marco económico donde las burbujas financieras pueden descontrolarse
en cualquier momento, dado que el grado de “financiarización” de
la economía global es más elevado que antes de la crisis de 2008.
En este
contexto los repetidos avisos desde la Comisión Europea al gobierno
de España para recortar el gasto presupuestario, reducir el déficit
público y la deuda, se suman a las medidas adoptadas por el
Parlamento europeo con el PePP para promover reformas de las
pensiones que faciliten su privatización.
La respuesta
del gobierno del PSOE a estas presiones es muy preocupante. Las
declaraciones de la ministra de economía Nadia Calviño
desdiciéndose del compromiso de derogar la reforma laboral del PP,
el anuncio de la reforma de las pensiones según el modelo de la
“mochila austriaca”, etc., muestran el verdadero carácter
social-liberal del PSOE, que busca hacer bloque con el neoliberal
Macron en la UE.
El sentido
común, basado en la experiencia histórica, desaconseja entrar a
formar gobierno con un partido cuya orientación de fondo sigue
siendo social-liberal. El triunfo de Pedro Sánchez contra el viejo
aparato del PSOE no significó la recuperación de los valores y el
programa de la socialdemocracia de principios del siglo XX, fue el
resultado de una lucha de poder interno, que Pedro Sanchez ganó con
un discurso renovado incrustado de promesas para movilizar la base
militante y electoral del PSOE indignada con la gestión de la crisis
desde 2010. que en gran parte se había marchado a Podemos.
Ser el socio
minoritario de un gobierno de esa naturaleza, sin que exista una
movilización social potente y continuada, que permita contrarrestar
desde la calle y centros de trabajo las presiones del lobby
financiero y transnacional, es convertirse en muleta del
social-liberalismo y pagar la factura de su gestión. Recordemos como
el Partido Comunista Francés entró en decadencia tras su
participación en el gobierno presidido por François Mitterrand,
hagamos memoria de la crisis de ICV-EUiA tras participar en el
gobierno Tripartito en Cataluña, no olvidemos las consecuencias
negativas sobre Izquierda Unida por participar en el gobierno
presidido por Susana Diaz en Andalucía…
La posición
más inteligente, ante los actuales dilemas de la gobernanza en
España, es negociar un acuerdo programático que recoja los puntos
fundamentales económicos, sociales y democráticos del programa
pactado por Unidos Podemos con el PSOE: Derogación plena de la
reforma laboral, defensa de las pensiones públicas y su
actualización con el IPC, defensa de los derechos sociales básicos,
salud, educación, contra su privatización, Renta Garantizada de
ciudadanía para superar la pobreza, etc. Si este acuerdo a la
“portuguesa” se alcanza, vigilar desde el congreso de diputados y
desde la sociedad civil su cumplimiento, organizando la resistencia
siempre necesaria y, si el acuerdo se incumple, teniendo las manos
libres para movilizar a la ciudadanía, cosas imposibles de hacer
participando en el gobierno.
La
perspectiva política en España va a seguir fuertemente condicionada
por el conflicto nacional y la crisis del modelo de estado. Los
acontecimientos que se producirán tras la previsible sentencia del
Tribunal Supremo, desde la convocatoria de nuevas elecciones a la
Generalitat en Cataluña, a nuevos pulsos independentistas,
profundizarán la división social en Cataluña y provocará el
rechazo de la mayoría de la población española, favoreciendo un
nuevo pulso de la derecha española por capitalizar electoralmente
dichos sentimientos. En esta situación el riesgo de nuevas tensiones
internas en el PSOE no puede descartarse, así como la aplicación
del 155 por dicho gobierno.
En estas
condiciones, la mejor posición para la izquierda transformadora es
pactar un programa socialmente avanzado con el PSOE, y desde una
posición libre e independiente defender un proyecto federal,
democrático y solidario, que abra la vía de una solución política
negociada, trabajando para conformar una amplia alianza de los
pueblos y la clase trabajadora para desarrollar un proceso
constituyente en el conjunto del Estado que haga realidad una España
republicana más soberana, social, solidaria, federal y democrática.
La
necesaria y urgente reconstrucción de la izquierda transformadora en
el conjunto de España
Las causas y
factores de la derechización de una parte de la sociedad y del grave
retroceso electoral de Unidas-Podemos y sus confluencias son diversas
y merecen un análisis riguroso, una reflexión colectiva y un debate
constructivo.
Del éxito
fulgurante que sorprendió a la izquierda internacional y medios
académicos, a la realidad actual han transcurrido cinco años
cargados de acontecimientos políticos, episodios electorales con
debates sobre la gobernanza de España, importantes movilizaciones
sociales, el desarrollo del conflicto nacional en Cataluña, la
crisis en Grecia y la Unión Europea, etc.
Una
organización joven como Podemos, fruto de un trasfondo de gran
descontento y movilización y de la oportunidad política de un
núcleo de profesores universitarios con una alianza con corrientes y
organizaciones de la izquierda radical, ejerció una atracción sin
parangón entre amplios sectores sociales golpeados por el desempleo,
la precariedad, indignados ante la práctica antisocial y corrupta
del régimen bipartidista, decepcionados ante la cortedad de miras de
Izquierda Unida.
Sin embargo,
el retraso y dificultades para construir un marco organizativo que
facilitase la participación orgánica en la acción y toma de
decisiones, la imagen cupular y personalista de estas ha generado una
creciente desilusión, que ha favorecido las rupturas personales y de
equipo, que han cristalizado en la división y ruptura representada
por Mas Madrid. También las alianzas y confluencias han sufrido esta
crisis, las tensiones internas en Izquierda Unida, la ruptura de
Compromís y Mareas, las tensiones en Cataluña en Comú, etc.
Pero se
cometería un error, si reducimos las causas de la crisis a lo
organizativo. La falta de discurso político ante la crisis de la
Unión Europea ha impedido dar una respuesta atractiva y convincente
a las inquietudes de amplios sectores de la ciudadanía que han
comprobado cómo
desde las instituciones de la UE se ha impuesto la contrarreforma del
artº 135 de la constitución española, se han impuesto tratado con
agresivas políticas de ajuste y austeridad que han provocado
desempleo masivo y precarización, recortado derechos sociales,
prolongado la edad de jubilación, etc., que han puesto en cuestión
la legitimidad de sus instituciones ante la ciudadanía, la falta de
valentía política para denunciar que la UE es irreformable, que la
salida de la crisis económica ante una deuda impagable en España
exige recuperar los instrumentos económicos para abordar dicha
crisis de manera efectiva. Ha faltado presentar ante la mayoría
social, la clase trabajadora y pueblos de España un proyecto de
país, un modelo de estado soberano, democrático, federal y
solidario, con voluntad de reconstruir la cooperación económica, en
condiciones de igualdad y solidaridad con los países de Europa, del
Mediterráneo y del mundo.
En la
cuestión nacional se ha menospreciado el alto grado de integración
económica y social de los diversos territorios, incluida Cataluña
en el conjunto de España, y no se ha comprendido y criticado los
motivos políticos irresponsables de la derecha conservadora catalana
para dar el salto del autonomismo al independentismo, y de este modo
tapar el monumental escándalo de corrupción acumulado en la etapa
de la presidencia de Pujol. No se ha dialogado con la clase
trabajadora y las capas populares, y amplios sectores de la
intelectualidad de Cataluña para conocer su opinión ante el proceso
independentista. Se ha comprado acríticamente las profecías de los
académicos aislados en su torre de marfil, que sueñan que el
conflicto nacional es el talón de Aquiles del estado español, que
derrocará el régimen de la monarquía, y abrirá la oportunidad
para que el resto de España edifique su República, y quien sabe,
una República precursora de un nuevo socialismo. El proceso real de
los acontecimientos, cuando se ignora las correlaciones de fuerzas y
no se comprende su impacto entre la ciudadanía, es que el conflicto
nacional en Cataluña, y en particular la declaración unilateral de
independencia desencadenó una radicalización nacionalista en el
resto de España que condiciona gravemente una salida política de
este conflicto.
Un exceso de
comprensión protectora ante la irresponsabilidad insolidaria del
proyecto independentista en Cataluña ha pasado factura electoral a
Unidas-Podemos y sus confluencias, en España y en Cataluña. Y,
paradójicamente, dificulta el trabajo para convencer a una mayoría
de la sociedad española y a la otra mitad de Cataluña, sobre la
necesaria apuesta por una salida negociada. Pero esta apuesta no será
convincente, si Unidas Podemos no defiende un claro proyecto federal
y solidario, y sigue prisionero de la opción confederal, la cual
origina gran desconfianza, puesto que en caso de materializarse dicha
confederación bajo la hegemonía de la derecha nacionalista
insolidaria se abriría inevitablemente una crisis fiscal, de
distribución de la riqueza, preludio de la ruptura de España y de
un conflicto de consecuencias imprevisibles.
Otro
elemento crucial, para reconstruir la izquierda transformadora, es el
impulso a la movilización social y el empoderamiento de la
ciudadanía. Respetando la autonomía de los movimientos sociales, y
a su vez dialogando con ellos y recogiendo y defendiendo en la calle
y las instituciones sus reivindicaciones. No basta con repetir la
importancia de la movilización social, hay que hacer un esfuerzo
educativo y ejemplarizante. Hay que poner en valor, que la
movilización pensionista a nivel estatal de manera continuada, y la
movilización de las mujeres el 8 de marzo, fueron fundamentales para
cerrar el paso a la amenaza de un gobierno de las tres derechas.
En las
próximas semanas y meses, haya gobierno de coalición en España, o
pacto programático a la portuguesa, o nuevas elecciones, el debate
en el conjunto de la izquierda transformadora tomará fuerza y
amplitud ante la orfandad política que ahora existe y las divisiones
y sectarismos injustificados, y no se limitará al espacio interno
actual. El debate sobre avanzar hacia una sola organización, en
lugar de mantener una confluencia cupular, posiblemente tomará
consistencia, lo que en principio es una decisión razonable frente a
las opciones que alientan la fragmentación y división del espacio
de la izquierda transformadora. También es probable que se hable de
refundación u otros términos similares. Pero, en cualquier caso, la
superación de la actual crisis del espacio de Unidos Podemos y sus
confluencias, solo será posible y duradera si se abordan los temas
políticos de fondo, algunos de los cuales hemos expuesto, y se
construye una organización que asegure la participación y las
decisiones democráticas colectivas, capaz de convocar a nuevos
colectivos políticos y sociales, y generar una nueva esperanza de
cambio.
Solo así,
podremos enfrentar con posibilidad de éxito los próximos retos, y
ofrecer a la mayoría social un instrumento político efectivo para
neutralizar las amenazas de las tres derechas, hacer realidad el
cambio político, y avanzar hacia la transformación social
superadora del capitalismo.
SOCIALISMO
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