La toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Trump, acompañado de los oligarcas del sector tecnológico y redes sociales, con la escenificación de la firma de numerosos decretos reaccionarios, antisociales, deportaciones xenófobas, amenazas anexionistas contra Canadá, Groenlandia y el canal de Panamá, su agresivo discurso contra Méjico y a favor del control militar de la frontera con Estados Unidos, el anuncio de aumentos de aranceles a los productos importados de aquellos países que no se sometan a su voluntad e intereses, etc. Se ha tratado de un golpe de efecto, que bajo fuegos de artificio trata de ocultar un proceso de declive irreversible. Sin embargo, todo nos lleva a pensar que entramos en un periodo de grandes convulsiones que pueden ser muy costosas.
Mas allá de su discurso imperial agresivo con la afirmación de “América primero”, es necesario realizar un seguimiento de su estrategia y táctica, objetivos concretos y prioridades. Su afirmación de detener la guerra entre Ucrania y Rusia a corto plazo pondrá a prueba, tanto sus verdaderas intenciones, cómo su capacidad de presión sobre el gobierno de Ucrania y sus aliados en la Unión Europea para alcanzar una paz duradera con Rusia.
El contexto geopolítico actual, tiene importantes diferencias con el primer mandato presidencial de Trump cuando reconocía su buena relación con Putín, mientras aumentaba los aranceles y otras medidas proteccionistas contra los productos de China…. Durante la presidencia de Joe Biden, el apoyo económico y militar de Estados Unidos al gobierno de Zelensky en la guerra contra Rusia, ha fortalecido la alianza económica y geopolítica entre China y Rusia. Además, ambos países forman parte de la alianza comercial y económica de los llamados BRICS.
El reciente anuncio de Trump de ejecutar una limpieza étnica contra la población palestina en Gaza, su posible extensión a Cisjordania, la disposición de Netanyahu a ceder dicho territorio a Estados Unidos, y las amenazas a Irán, empujan hacia una nueva guerra en Oriente Medio.
Posibles consecuencias de la guerra económica mediante aranceles con el resto del mundo
Michael Hudson, reconocido economista estadounidense, ha calificado el programa de Trump como una “declaración de guerra económica contra el resto del mundo y las balanzas de pago” (1).
La imposición de aranceles por Estados Unidos a los países que gozan de una balanza comercial favorable, más exportaciones a Estados Unidos que importaciones de este país, con el objetivo de corregir y reequilibrar dicha relación comercial, desatará una guerra arancelaria con graves consecuencias de todo tipo.
El pasado 1 de febrero EEUU incrementó los aranceles el 25% a Canadá y Méjico, y del 10% a China (que se acumula a la subida de aranceles en el anterior mandato presidencial de Trump). Tras la respuesta de la presidenta de Méjico Claudia Sheinbaum y del presidente de Canadá Justin Trudeau de aumentar los aranceles a Estados Unidos, se abrieron negociaciones, y Donald Trump suspendió el aumento de los aranceles durante 30 días. Sin embargo, más allá de los acuerdos que puedan alcanzarse, la amenaza de EEUU de extender la guerra comercial a los países de la Unión Europea y a los BRICS, está sacudiendo el panorama internacional. China ha advertido que adoptará un conjunto de medias en respuesta.
Hay que tener en cuenta, que China posee una gran parte de la deuda estadounidense, la opción de acelerar su venta puede poner en graves dificultades la financiación de la deuda de Estados Unidos que no para de crecer y supera el 122% del PIB. Las consecuencias de la guerra comercial no solo afectarán a los países que sufran los aumentos de los aranceles, con incremento de los precios y de la inflación, reducción del crecimiento económico, etc., también repercutirá negativamente en la economía de Estados Unidos, a las empresas norteamericanas y europeas que fabrican en China, entre otras Tesla de su compadre Elon Musk, y el riesgo añadido de desencadenar una crisis económica a escala internacional.
La guerra económica de Trump tiene también un objetivo disuasorio contra los países que desde hace tiempo se independizan del dólar, en el comercio del petróleo, y otras relaciones comerciales y financieras, la llamada “desdolarización”, y que buscan establecer otras unidades de cambio internacional más equitativas y consensuadas. La amenaza del presidente de EEUU a los BRICS de bloquear la creación de otra moneda de cambio internacional expresa la gran preocupación y debilidad del imperialismo yanki ante el descenso de su hegemonía monetaria.
Además, los BRICS formado inicialmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se amplió en 2024 con la participación de Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos, posteriormente se incorporó Indonesia, el 1 de enero de 2025, y en calidad de estados miembros asociados se incorporaron Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda, Uzbekistán y Vietnam. En la XVI cumbre de los BRICS celebrada en octubre de 2024 en Kazán (Rusia) participaron 36 países, y algunos de ellos como Venezuela han solicitado incorporarse o se encuentran en fase de consultas y tramitación.
Ante la realidad del auge de los BRICS, las amenazas de sanciones económicas o subida de aranceles a los países que no se sometan a los intereses de Estados Unidos, pueden empujar a que dichos países soliciten incorporarse a los BRICS, lo que debilitará y aislará todavía más al imperialismo yanki y sus aliados.
El escenario de los conflictos y guerras a nivel Internacional se complica para EEUU
El papel de Estados Unidos como gendarme mundial del capitalismo internacional y de los intereses de su imperio, con más de 800 bases distribuidas por los cinco continentes, le ha implicado directamente bajo las sucesivas administraciones demócratas o republicanas en numerosos conflictos, guerras, golpes de estado, desestabilización de gobiernos, etc.
En la actualidad, uno de sus objetivos prioritarios es el apoyo al gobierno ultra-sionista de Israel y controlar Oriente Medio. El reciente anuncio de Trump de ejecutar una limpieza étnica a 1,9 millones de palestinos/as de la franja de Gaza y deportarlos a Egipto y Jordania, Noruega, Irlanda y España (lo cual ha ido rechazado por dichos países) muestra su carácter inhumano y racista. El envío de nuevas armas más destructivas a Israel confirma su estrategia de apoyo al belicismo de Israel en la región, más allá del alto el fuego provisional y el intercambio de rehenes y presos pactado en Gaza. La participación de Estados Unidos bajo la administración de Joe Biden en la desestabilización de Siria, proseguirá bajo la presidencia de Trump. Y habrá que estar alerta sobre sus intenciones para agredir militarmente y desestabilizar Irán.
En África, es previsible que Trump se apoye en la monarquía de Marruecos, como hizo en el anterior mandato, para impedir la autodeterminación del Sahara, contener o desestabilizar a los países de la región del Sahel, que se han levantado contra el neocolonialismo de Francia, expulsado al ejército francés, y se apoyan en Rusia para combatir los grupos islamistas terroristas apoyados por Estados Unidos, Ucrania, etc. La guerra en Sudan y la evolución preocupante de la guerra en la República Democrática del Congo con participación creciente del ejército de Ruanda pondrá a prueba los intereses de Estados Unidos para adueñarse de las riquezas mineras y recursos naturales en la zona.
En el área euro-asiática las políticas promovidas por Estados Unidos bajo Joe Biden y sus aliados europeos de la OTAN para desestabilizar países de la antigua Unión Soviética o del Este de Europa, y conseguir el acceso a sus recursos y riquezas, y evitar su acercamiento a Rusia y China, proseguirán bajo el mandato de Trump. Estamos ante una larga relación de países: Serbia, Eslovaquia, Croacia, Rumania, Moldavia y Transnistria, Georgia, Armenia, Azerbaijan, Turquistan, Uzbekistán, etc. (2).
En esta región, la hostilidad de Estados Unidos hacia China sobre el conflicto con la isla de Taiwan, cuyo gobierno actual apoyado militarmente por EE.UU. ambiciona declararse independiente de China, empuja a una grave confrontación militar con la República Popular China. La estrategia de Estados Unidos para extender sus alianzas militares en el Pacífico, la denominada AUKUS, con Japón, Filipinas, Australia, tiene como objetivo cercar a China y mejorar su correlación de fuerzas en caso de guerra. La obsesión de Trump con China, como se comprueba en la guerra de aranceles, obliga a seguir con atención la evolución de los acontecimientos.
El control del patio trasero, de nuevo, en el foco del imperio yanki
No es casual, que las primeras medidas arancelarias de Trump afecten a Méjico, país amenazado de intervenciones militares en su frontera por EEUU, con la excusa del combate contra el narcotráfico e impedir la entrada de inmigrantes, y a Canadá, país al que pretende integrar en Estados Unidos.
Tampoco es casual, que las primeras deportaciones de inmigrantes desde EEUU a Colombia y Brasil hayan provocado un grave conflicto diplomático con los gobiernos de ambos países.
El objetivo anunciado de apoderarse del control de Panamá, para restringir o impedir el paso de buques con productos de China, ha merecido el rechazo del pueblo de Panamá, de numerosos países de América Latina y del mundo, a pesar de las concesiones del gobierno de Panamá a EEUU que traicionan la soberanía popular.
Es sintomático, que la articulación de la extrema derecha ultraliberal y neofascista apoyada por Trump desde hace tiempo se haya producido en América Latina. Sus relaciones con Bolsonaro y el intento de golpe de estado contra el presidente Lula, los repetidos intentos de desestabilizar el gobierno de Bolivia, el apoyo al golpe de estado contra el presidente Pedro Castillo en Perú, sus vínculos con la extrema derecha venezolana y las maniobras electorales para hacer caer el gobierno de Maduro, su apoyo al presidente oligarca de Ecuador Daniel Noboa, y especialmente con el presidente argentino de la motosierra Javier Milei que está recortando derechos sociales y empobreciendo a la mayoría social, etc. Es evidente, que el presidente Trump intenta conformar una red de fuerzas políticas de la extrema derecha que le permita asegurar la dominación política y económica conforme a la Doctrina Monroe, que sostuvo que Latinoamérica es el “patio trasero” de Estados Unidos.
En la estrategia imperial de Trump, el dominio de Latinoamérica para extraer sus recursos y riquezas, el control de las relaciones comerciales eliminando la influencia comercial de otros países, especialmente de China, le permite soñar que tras conseguir el objetivo de “América primero”, estará en mejores condiciones para recuperar su hegemonía en el mundo.
El intento de someter a Europa y sus consecuencias
El gobierno de Joe Biden, además de apoyar militar y económicamente al régimen de Zelensky en Ucrania, con el propósito de favorecer los intereses de las grandes empresas norteamericanas e intentar desgastar el gobierno ruso, desestabilizar y fragmentar Rusia, ha aprovechado dicho conflicto para debilitar a los países de la Unión Europea, especialmente Alemania, y hacerlos más dependientes del suministro de la energía de Estados Unidos, mucho más cara que la rusa, así como de la compra de armas a su industria militar.
El sabotaje del gasoducto Nord Stream organizado por Estados Unidos y la guerra de sanciones económicas contra Rusia, ha perjudicado fundamentalmente a la economía europea y en especial a Alemania que se beneficiaban de la importación de la energía más barata de Rusia, así como de sus exportaciones a dicho país. Las consecuencias económicas han sido devastadoras, provocó una grave espiral inflacionista, y hundió en la recesión a Alemania. Con esta operación militar, Joe Biden intento matar dos pájaros de un tiro, ha fracasado con Rusia, pero consiguió sus objetivos con Alemania.
¿Cuál será la estrategia de Trump con la Unión Europea? Al anuncio de Trump de imponer en un futuro próximo aranceles a los productos que se importen desde Europa debido a su “mal comportamiento con los intereses de Estados Unidos”, se añade la exigencia de que los países europeos miembros de la OTAN deben aumentar su gasto militar hasta el 5% del PIB, y por consiguiente, incrementar las compras de armamento a la industria militar norteamericana, de lo contrario, amenaza con desentenderse de sus compromisos de defensa en Europa.
Hasta hace pocos días, la respuesta de los gobiernos de la Unión Europea a las exigencias de Trump ha basculado desde la protesta indignada, el silencio cómplice, o el apoyo explícito de la primera ministra de Italia la neofascista Giorgia Meloni presente en la investidura de Trump. Sin embargo, después de la presión ejercida por el secretario general de la OTAN Mark Rutte, el gobierno de Portugal y el presidente Pedro Sánchez tras reunirse con él, han avanzado su disposición a aumentar el gasto militar, hay que añadir la carta suscrita por 18 gobiernos de la Unión Europea dirigida a la presidenta del Banco europeo de Inversiones (BEI) Nadia Calviño para que incremente la inversión en gasto militar.
El servilismo de las élites de la Unión Europea, de sus gobiernos, a los intereses de Estados Unidos, sea con Joe Biden, o con Donald Trump, se mantiene más allá de los gestos de cara a la galería. Las consecuencias son conocidas, el secretario general de la OTAN las expuso sin ambages: es necesario recortar en pensiones públicas y gasto social.
Otra cosa, es la reacción de la ciudadanía, de la clase trabajadora, de los países de la Unión Europea ante la traición a la soberanía de las naciones y pueblos, a sus compromisos de programa y gobierno…La crisis política en la Unión Europea se agravará, pérdidas de credibilidad y legitimidad, con el gobierno de Alemania que los sondeos vaticinan su derrota estrepitosa en las próximas elecciones del 23 de febrero, con la presidencia de Macron en Francia cuestionada por una amplia mayoría social y un primer ministro François Bayrou en minoría parlamentaria….En tales condiciones las divisiones en la Unión Europea sobre las medidas de sanción económicas y a la energía de Rusia, se combinan con el malestar social creciente ante las políticas neoliberales de recortes, y un gasto militar que arrastra a la guerra y la pobreza.
Las luces de la esperanza del cambio: por un mundo en paz, respetuoso de la soberanía de pueblos y naciones, que construye nuevas relaciones basadas en la cooperación, la equidad y la solidaridad
La presidencia de Trump, con su discurso imperialista, su acción agresiva contra la soberanía de las naciones, su propuesta de limpieza étnica del pueblo de Palestina en Gaza, las deportaciones masivas de inmigrantes, las consecuencias de las políticas arancelarias que provocará crisis económicas, inflación, desempleo, los recortes de derechos sociales, cívicos y laborales, sus medidas reaccionarias contra los derechos de las mujeres y de los colectivos LGTBI, ha suscitado indignación y rechazo en la mayor parte del mundo, en las naciones que forman los BRICS, en los pueblos de latino américa, Asia y África, también en Europa. Su alianza con gobiernos de ultraderecha y neofascistas como Milei en Argentina y Meloni en Italia, los gestos nazis de Elon Musk y su apoyo al partido nazi Alternativa por Alemania, sus actos públicos para mostrar su fuerza en Europa con el cónclave de los llamados “patriotas” el 8 de febrero en Madrid, hace necesario recuperar la bandera del antifascismo, la articulación solidaria entre pueblos en la lucha antiimperialista, y la necesidad de organizar una respuesta social, cívica y política en defensa de los derechos sociales, laborales y cívicos amenazados.
En pocos días, han coincidido las movilizaciones del pueblo de Panamá contra el imperialismo trumpista, las manifestaciones masivas en Argentina contra las medidas antisociales y de odio de Milei, las acciones solidarias en Estados Unidos contra las deportaciones de inmigrantes. Solo es el principio, conforme el gobierno de Estados Unidos ejerza y aplique los decretos de Trump, insulte y agreda a la soberanía de los países, las movilizaciones de protesta se extenderán, serán más numerosas y masivas, y sobre el incendio de la pradera se tejerán alianzas de lucha y rebelión, y se construirá el programa para derrotar el imperialismo trumpista, a sus aliados y cómplices.
En España, no bastan gesto contra el imperialismo de Trump, para a continuación hacerle la pelota y aumentar el gasto militar. Es necesario adoptar medidas que defiendan a la población de las consecuencias del belicismo de Estados Unidos, empezando por cerrar las bases norteamericanas en España, reduciendo drásticamente el gasto militar, y desvincularse de la OTAN.
Llamamos a las organizaciones sociales, sindicales, cívicas, colectivos defensores de la PAZ a unirse y movilizarse por estos objetivos, exigiendo al gobierno de España su cumplimiento. En el caso, que persista en su servilismo a Estados Unidos y Trump, deberemos avanzar en la creación de una alternativa de cambio político que nos permita asegurar la paz, los derechos sociales y cívicos, y la soberanía del pueblo en las decisiones económicas y geopolíticas.
10 de febrero 2025
SOCIALISMO 21
Web: https://socialismo21.net/ Email: as.socialismo21@gmail.com
Notas:
https://kaosenlared.net/la-guerra-economica-de-trump-contra-el-mundo-y-las-balanzas-de-pago/
El acoso contra Rusia del eje anglosajón no se limita a la guerra en Ucrania – Diario Octubre
No hay comentarios:
Publicar un comentario