sábado, 6 de octubre de 2012

¿ CONTRAPROGRAMACIÓN SINDICAL?






Jose Luis Díaz Santiago
 
El lunes 17 de Septiembre tuvo lugar la inauguración oficial del ya conocido por todos como curso escolar de la tijera y la fiambrera en la localidad toledana de Fuensalida, donde por cierto siempre ha gobernado el Partido Popular. Al acto asistieron los Príncipes de Asturias, el ministro Wert y la presidenta de la comunidad María Dolores de Cospedal, entre otras autoridades locales y regionales, intentando transmitir una imagen de normalidad ante el inicio de curso.
Esa misma mañana, los cinco sindicatos con representación en la educación pública de Castilla-La Mancha, CCOO, UGT, CSIF, STE-CLM Intersindical y ANPE, convocaban una concentración para protestar contra los recortes en la plaza Zocodover de Toledo.

Sin duda sorprende esta convocatoria y somos muchos los que nos preguntamos ¿qué pretenden los sindicatos desviando la atención? ¿Por qué no hacer público nuestro enfado e indignación en la inauguración del curso? ¿Acaso le siguen el juego a la señora Cospedal? Ante la demanda de muchos afiliados los sindicatos se defendieron alegando que no tenían autorización para concentrarse, pero ¿por qué trasladar la concentración y “limpiar la zona”? ¿Acaso no comprenden que no es tiempo de respuestas tibias y que ha llegado la hora de la desobediencia? Cuesta trabajo entender decisiones como esta, sin duda la actual ola de corrupción que invade nuestra sociedad también se ha asentado en las cúpulas sindicales, que parecen funcionar en base a pactos, aislados de sus bases.
Sin embargo, lejos de dejarse seducir por esta maniobra de distracción, un grupo de irreductibles galos que diría Goscinny, integrado por profesores, padres y estudiantes pertenecientes a la “marea verde” silbaron y abuchearon el acto. Como desgraciadamente viene siendo costumbre, la policía impidió el acceso a varias personas, a pesar de estar acreditadas, por portar una camiseta verde con el consabido lema “Escuela pública, de tod@s y para tod@s”, que consideraban ofensiva y de protesta. Más allá de la manifiesta vulneración de la libertad de expresión, lo que esa camiseta expresa es un derecho recogido en el artículo 27 de ese “libro revolucionario” anteriormente conocido como Constitución Española.
Días después el ministro Wert mostraba su satisfacción al declarar que “el lunes pasado había 1200 personas apoyándonos con banderitas de España y 35, con camisetas verdes sin banderitas de España, que no nos apoyaban”. Mientras tanto, tertulianos en la radio y en la tele, todólogos que de todo saben, manifestaban que tan reducido grupo de personas no representaban un malestar mayoritario contra la política educativa del PP. La estrategia había salido perfecta, más si cabe tras constatar que la concentración en Zocodover había contado con más de 3000 personas, a pesar de ser convocada en horario laboral, otra gran idea que agradecer a los sindicatos.
En el manifiesto hecho público días antes, los cinco sindicatos expresaron su rechazo ante los recortes que “están provocando que la educación pública comience a peligrar”. ¿Comienza a peligrar?... curiosa interpretación de la realidad cuando tras estos quince primeros meses de Cospedal en el gobierno se han perdido cerca de 5000 empleos sólo en educación pública, 2226 en Primaria e Infantil y 1701 en Secundaria, a los que hay que añadir los 1000 despidos del curso pasado. A todo esto hay que sumar el hacinamiento del alumnado tras el aumento de ratio, la supresión de 61 escuelas rurales a las que asistían alumnos que hoy día están recibiendo clase de voluntarios y profesores jubilados, la pérdida de profesores de apoyo en los centros, la eliminación de la gratuidad de los libros de texto, la supresión de becas, comedores y transporte escolar o en definitiva el vergonzoso tijeretazo al presupuesto de educación.
Al parecer, la visión del consejero de educación Marcial Marín, compartida por el ministro Wert, es que esta situación “no supone un menoscabo de la calidad de la educación y sirve para luchar contra el fracaso escolar” ¡Claro que no! Sólo porque 10000 alumnos más sean atendidos por 5000 profesores menos gracias al “gobierno del empleo” no debemos ser tremendistas…
Pero no son estas declaraciones por parte del gobierno las que nos sorprenden. Tampoco los recortes que aplican, éstos son promovidos por dos fuerzas de intereses claramente identificables, por un lado grupos ultraliberales que persiguen hacer negocio con la educación pública, y, por otro, los sectores más reaccionarios y conservadores, que pretenden la vuelta a un sistema educativo trasnochado y afín a su ideario, elitista y excluyente. La estrategia emprendida por el ejecutivo de Rajoy únicamente pretende reducir los servicios públicos hasta presentarlos como ineficaces, devaluando su calidad, para justificar así futuras privatizaciones o su desaparición.
Llama poderosamente la atención que sólo dos días después de la inauguración del curso, la señora Cospedal iniciara una ronda de contactos con los secretarios generales de los principales sindicatos de la región. Sobre todo porque hace ya 6 años que fue enviada por su partido a Castilla-La Mancha para encabezar la oposición y en todo este tiempo, y tras 15 meses en el gobierno, no se había reunido con ningún sindicato, a pesar de la insistencia de éstos. Sin embargo, todos corrieron felices a la reunión con María Dolores “la bien pagá”, ajenos a sus desplantes y ataques a sindicalistas y clase obrera. Más aún entristece escuchar a unos y otros hablar de “clima cordial” o “alta sintonía” ante el inicio de “Un nuevo tiempo de colaboración leal entre sindicatos y gobierno, pues no se pueden permitir estar continuamente enfrentados” ¡Tremendo!... ¡Qué se besen! ¡Qué se besen! ¿Pero en qué mundo viven? No contentos con esto, se vanagloriaron al anunciar que Cospedal se había comprometido a no realizar más despidos masivos de interinos… ¿Pero le queda alguien más? Quizá lo que sobra no son profesores sino demagogia. Eso sí, lo que no sabemos es si Mari Loli los felicitó personalmente por la perfecta maniobra de distracción.
Resulta decepcionante y tremendamente frustrante la actitud de los sindicatos, reducidos a meros amortiguadores de las agresiones del capital a la clase obrera, limitándose a reivindicaciones corporativas y económicas, más preocupados de repartirse lo poco que queda del pastel que de movilizar a los trabajadores. Su situación es delicada porque el malestar social es incontestable, y, si no son capaces de estar a la altura y liderar ese malestar, la calle será ocupada por otros, como hemos podido comprobar con la pasada movilización del 25-S.
Son muchas las voces que se preguntan qué será lo próximo, qué será lo siguiente con lo que tragarán los sindicatos, quizá la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), cuyo anteproyecto fue aprobado recientemente por el consejo de ministros. Curioso nombre ese que pretende mejorar la educación recortando plantillas y presupuesto. Paradojas de este gobierno acostumbrado a hacernos lo blanco negro.
Esta ¡Séptima! reforma del sistema educativo en “democracia” es una reforma claramente ideológica y segregadora. Contempla separar a los alumnos a los 15 años en función de lo que quieren estudiar, así el sistema educativo se pone al servicio de las necesidades empresariales al promover una segregación prematura de los alumnos, introduciendo itinerarios en función de su rendimiento y no de sus necesidades. De este modo la Formación Profesional se convierte en el coche escoba de los alumnos que no son “buenos” y el bachillerato queda reservado para los que sí lo son, para lo bueno, para lo selecto. Igualmente la nueva ley instaura tres revalidas que pretender dejar en el camino a alumnos con dificultades, en una clara vuelta a la educación de los años 60. Esta carrera de obstáculos persigue en última instancia que sólo puedan acceder a niveles superiores un reducido número de personas, la élite del alumnado. Desaparece por cierto el bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza ¿para qué alimentar futuribles faranduleros, verdad?. También resulta pernicioso el anuncio de la prorrogación de los conciertos a los centros que segregan por sexo mientras se recortan 5000 millones de euros en recursos para la enseñanza pública. En definitiva, esta nueva ley supondrá una vuelta a la educación franquista que tanto gusta al gobierno, potenciando lo privado y lo religioso, dañando gravemente la ya maltrecha constitución española.
Sobran los motivos por tanto para no pasar más por el estrecho aro de sus convencionalismos; sindicatos, profesores y asociaciones de padres y alumnos tiene ante sí una nueva oportunidad para conformar un fuerte bloque de oposición a esta nueva reforma que no ha contado con ellos ni les ha pedido opinión.
Está claro que ante esta situación la indignación ya no basta. Se hace indispensable una reacción y una respuesta contundente que, aunque pacífica, tenga a la desobediencia civil como principal exponente de la lucha social. Se agotó el tiempo del consenso y de la negociación, ya no basta con pontificar frente a la pantalla de un ordenador la radicalidad y el descontento, no basta con acudir a tertulias radiofónicas o televisivas, entrevistas, ruedas de prensa y demás trampas del sistema para aparentar pluralidad. No queda más alternativa para defender nuestros derechos que la movilización en la calle, en las escuelas y hospitales. Todavía, por supuesto, queda mucho por hacer. El camino es largo y tortuoso. Hemos de desarrollar juntos un espíritu crítico y una conciencia social. Dando cuenta de la altura moral que los ciudadanos anónimos pueden alcanzar cuando deciden ejercer la libertad. Pero sin miedo. Como rezaba una pancarta en la pasada concentración del 25-S, hagamos nuestra la consigna “Sin trabajo, sin vivienda, sin futuro, sin miedo…”

J

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si sabrás que la invitada al acto oficial en Fuensalida del STE-CLM acudió al mismo con la camiseta verde en vez de trajeada como el resto de sus compañeros de los otros sindicatos. Y tampoco sé si conoces lo que la pasó, que la sacaron sin poner los pies en el suelo, literalmente.
Con esto quiero decir que no todos los sindicatos son iguales, sobre todo los minoritarios, aunque no puedo estar más de acuerdo contigo en que su comportamiento dista mucho del que sería si, por ejemplo, se autofinanciaran y fueran esclavos,de las subvenciones.
Juan Pedro

Antónia dijo...

Totalmente de acuerdo, también en salir a la calle no hay otra...
Los sindicalistas són parecidos a los políticos, muchos de ellos sólo miran por sus intereses y olvidan quién les votó; pero esto también se les va a acabar.
Salud!

Anónimo dijo...

Es cierto todo este descontento social, es muy difícil sentirse identificado con ningún sindicato o partido político. Tristemente, la frase " todos son iguales" parece que cada vez se hace más real. Por eso, hay que cambiarlo todo y el poder lo tenemos nosotros. !Salgamos a la calle! !Que no nos silencien! Como dijeron los islandeses : POWER TO THE PEOPLE.

C.R.L.

Rafa Morales dijo...

Creo que ya va siendo hora de dejar de tirar piedras contra nuestro propio tejado. Por lo menos, yo voy a empezar a pensar que quienes arrojan esas piedras no están bajo mi mismo tejado.

Por mucho que deban actualizarse y regenerarse, considero que los sindicatos han sido, son y serán una herramienta imprescindible para la causa de los trabajadores y del pueblo en general.

Como en todo gran colectivo, puede haber elementos que defrauden, pero a nadie en su sano juicio se le ocurre pedir, por ejemplo, la disolución de la sanidad pública por un caso de negligencia médica, como no sea que tenga interés en promover un modelo privado y lucrativo de sanidad.

Las subvenciones que reciben los sindicatos fue una de las pocas conquistas que obtuvimos en la transición. Se dan con luz y taquígrafos y no implican ningún tipo de sumisión al gobierno de turno.

Por favor, basta ya de hacerle el juego a la derecha más reaccionaria.