Juan Rivera
Por si quedaba alguna duda de la perversión ideológica que dio origen a la Crisis global, la actuación del tándem UE-FMI este fin de semana en Chipre la ha disipado de un plumazo.
Es tal su prepotencia que esta vez no han realizado ni el habitual intento de disimulo. Ellos están para servir a los intereses de la oligarquía capitalista y no para pensar en el bienestar de los pueblos y no les asusta recurrir al atraco a mano armada – aunque la víctima sea toda la nación- para preservar sus intereses de clase dominante.
Nada ni nadie ( leyes, constituciones,conculcar derechos vigentes, estropicio ocasionado...) los va a detener.
No en balde aplican a rajatabla la doctrina del “shock” a unas sociedades previamente amedrentadas. Hoy conocemos muchos detalles del paisaje completo que pretenden salga de esta batalla: una contrareforma económica, social, política e ideológica que, aniquiladas las resistencias, imponga un nuevo modelo de sociedad. En ella la ínfima minoría de muy ricos debe tener la hegemonía total y, a ser posible, sin discusión.
En este proceso de transferencia de las rentas del trabajo a las del capital asoman los elementos de dominio que han aparecido en otras fases históricas y que en anteriores artículos motejamos como revuelta de los privilegiados.
En pleno siglo XXI volvemos al XVIII. El insaciable afán acumulativo de los poderosos está borrando de un plumazo las conquistas tan arduamente conseguidas. Todas las medidas puestas en marcha tienen esa finalidad. Han transformado la crisis mundial financiera que ellos mismos provocaron en la excusa. Lo que da pie a creer en el origen ficticio y forzado de la misma.
Nuestro país es un buen ejemplo de ello. Con el pretexto del caos financiero han dinamitado los pilares de la convivencia pacífica. En paralelo pretenden modificar la infraestructura económica y construir una nueva superestructura ideológica.
Ambas por imposición. De facto han puesto en marcha un golpe de estado incruento ( así actuarán mientras puedan canalizar las resistencias , sino recurrirán, como tantas otras veces , a la violencia). Se saltan las normas. Ignoran los consensos constitucionales.
Con las agresiones en forma de decretos- leyes impuestas pretenden:
- Convertir el trabajo asalariado en un erial desprotegido ,sin convenios, jornadas racionales o salario digno, huérfano de derechos. Con el mantra de la “modernización” reviven la tiranía. Buscan una sociedad de servidumbre y sumisión.
- Hacer desaparecer los últimos restos de lo que un día fue modesto “Estado del bienestar”. Privatizando o convirtiendo en residual la presencia pública en Enseñanza, Sanidad o Servicios. Transformando el derecho a la asistencia en vuelta a la Beneficencia.
- Devolver a la Iglesia Católica un papel central en el control de las masas populares mediante un descarado trasvase de fondos públicos. Convirtiéndola en el colchón que amortigüe el desastre social al que nos abocan. Una vez creados los millones de pobres sin esperanza y desaparecida la idea de Justicia social, darle la exclusiva de la Caridad. Para que la sociedad vuelva al redil y no enrede con Mareas y Reivindicaciones. Se trata de paliar los efectos más desagradables de la reordenación social, no de buscar una ciudadanía consciente y libre. Por ello se entregan competencias básicas del estado a instituciones dependientes de la jerarquía eclesiástica. Para que se consolide la red clientelar del caciquismo tan presente en nuestra historia. La sempiterna alianza del Altar y del Trono ¡Dios lo quiere y quien considera a las injusticias designios divinos nunca protesta!
El diseño lo han copiado. Está “ inspirado” en la actuación seguida en las sociedades musulmanas. Desaparece el Estado que auxilia y protege. Al malestar social sólo le dejan la espita de la creencia. Y entonces aparece esa mezquita benefactora que te ayuda en la desesperanza pero que nunca planteará un cambio de modelo social, haciendo compatible, como en la paradigmática Arabia Saudí, control de mentes, capitalismo extremo y fanatismo religioso.
La idea, sin embargo, no es nueva. Ya se puso en práctica en la España negra del franquismo. Y la retrató magistralmente Miguel Delibes en “ Los Santos Inocentes”. Quieren que, aunque estemos cojos como Paco les ayudemos a cobrar su pieza ( enriquecimiento desorbitado a nuestra costa) mientras que, boina en mano, bajemos la cabeza ante el señorito Iván de turno.
Y no olvidemos nunca que lo que para nuestra memoria de clase trabajadora fue humillación mediante escarmiento, para ellos fue la dulce placidez de una época dorada.
Permitidme un breve relato: En octubre de 1947 se casó en la catedral la “ encantadora novia”[1] ( sic) Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, por entonces duquesa de Montoro. Recorrió las calles sevillanas en “ un coche a la andaluza tirado por mulas que lucían arreos blancos... mientras el pueblo ,entre el cual la joven duquesa goza de gran popularidad... quiso asociarse a tan grato suceso... y aplaudió cariñosamente” ( sic).
Al enlace asistieron más de 3000 invitados, muchos de ellos extranjeros, aristócratas, diplomáticos, militares, oligarcas internacionales “así como la sociedad de Sevilla y buena parte de la de Madrid y otros puntos” ( re-sic ). En paralelo, la clase obrera española se moría- literalmente- de hambre y en las tapias de los cementerios aún había sangre fresca de fusilados.
¿ Es esa la sociedad a la que queremos volver?.¿ Estamos dispuestos a la genuflexión o, por el contrario, articulamos la resistencia?
Las cosa claras: frente a los que imponen obras de caridad para tranquilizar su malas conciencias, como los afectados somos la inmensa mayoría, reivindiquemos Justicia.
6 comentarios:
Buena reflexión y análisis, muy educativo. Felicitaciones
Estupendo artículo y a la vez nefasta y pura realidad que siempre ha estado acechando Y ahora está ahí.
Como siempre enhorabuena por la reflexión pero creo que te has quedado muy corto. Un abrazo.
Yo creo que tenemos lo que nos merecemos por el aborregamiento y apoliticismo en el que nos hemos instalado las últimas décadas, más conocido como "Yo, paso".
Las renegociaciones de convenios y el trabajo en negro o contra-convenio es algo que no es de ahora.
Tampoco nadie nos obligó a votar sistemáticamente a los mismos legislatura tras legislatura o a no votar directamente.
De aquellos polvos, estos lodos.
Muy bien. Juan. Y muy objetivo. La realidad está muy clara. Lo que más miedo da es que la gente no la vea o no quiera verla. El fascismo, al igual que el machismo, está incrustado en los genes de algun@s. Y también en sus apellidos. No hay más que echarle un vistazo a sus árboles genealógicos. El nazismo 'tradicional' gaseaba a lo bruto y machacaba con sus botacas negras todo aquello que pisaba. Ahora, los crímenes contra la humanidad los llevan a cabo de otra manera: desahucios, gente tirada en la calle, arrebatando empleos, quitando el pan de la boca de tant@s, pretendiendo quedarse con los órganos de las donaciones a base de billetera...... Tenemos un arma, no desperdiciemos el voto, es nuestra única defensa contra los ataques indiscriminados a la médula de esta sociedad.
Gracia Serrano
Pienso que esta realidad que describes en tu artículo le falta.decir que el FMI,UE, gobierno etc son representantes del capitalismo y como tal están haciendo su trabajo, los que no lo hacemos somos el movimiento obrero que no defendemos nuestros derechos reivindicando una defensa de la industria en Europa frente a la competencia que tenemos de productos fabricados en países con salarios de 200 euros mes , sin jornada de 8 horas ni vacaciones etc. Hay que poner aranceles a esos países hasta que los derechos que tenemos en Europa existan en esos paises
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