Julio Anguita González. Fundador del Frente Cívico ‘Somos Mayoría’
     Narra Platón en el primer libro de su obra La República un diálogo 
entre Sócrates y un sofista llamado Trasímaco. Este último reitera que 
las leyes son en realidad la expresión de los intereses de los poderosos
 los cuales tienen la habilidad de  conseguir que la mayoría de la 
población las asuma, respete y cumpla como representativas de los 
intereses generales. Sócrates no entra en debate y se limita a señalar 
que son muchas las veces que esa minoría de poder no es capaz de cumplir
 las leyes que ha hecho.
     En estos tiempos de inquietud, injusticia, incertidumbre y confusión,
 aquella parte minoritaria de la mayoría que está concienciada, y 
pretende que el resto se rebele en nombre de una propuesta alternativa, 
está fragmentada en multitud de frentes de lucha que siendo distintos y 
diversos son realmente respuestas puntuales a las mil y una injusticias 
que el modelo global plantea porque es el modelo, precisamente, el 
origen de todas ellas. Basta con hacer un simple repaso a la ingente 
cantidad de siglas, organizaciones, movimientos y frentes de lucha que 
asisten a las manifestaciones de protesta, para sacar una primera 
impresión de son varios y múltiples los adversarios contra los que se 
lucha y que el “enemigo” de cada colectivo es precisamente el más 
importante y urgente de combatir. Todo ello se ameniza con una 
abigarrada exhibición de banderas, símbolos, consignas y pancartas que 
difuminan aún más el origen único de todos los problemas que se 
difuminan.
    Tampoco faltan las referencias directas a las organizaciones 
políticas o sindicales que supuestamente tienen la solución desde los 
postulados ideológicos que las conforman. Es habitual ver como los 
“ismos” (denominaciones de las distintas manifestaciones de las 
Internacionales obreras o de las nuevas visiones de liberación)  se 
invocan como la respuesta taumatúrgica a tantos males. El resultado de 
todo ello es que los ciudadanos no iniciados en estos lenguajes y en 
estas cosmovisiones recelan, cuando no se inhiben, al considerar que van
 a su medro particular. Y podrá doler y podrá ser considerado como 
injusto pero es evidente que sin esa mayoría social la idea de cambio es
 simplemente ilusoria cundo no quimérica.
     Cuando los sabios llegaron a la conclusión de que el Universo es el 
resultado de la interacción de cuatro únicas fuerzas: la de la gravedad,
 la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil no se 
contentaron con eso y siguen buscando de manera tenaz y rigurosa la 
respuesta que unifique a estas fuerza, el origen único de las mismas y 
en consecuencia la explicación global. ¿Dónde está nuestra teoría 
unificada? ¿Dónde tenemos una respuesta que unifique a todas las luchas 
sin que por ello pierdan su identidad, su especificidad, su 
protagonismo? ¿Cuál es el marco común que es capaz de cohesionar y a la 
vez de subrayar lo diferente?
    Ese marco existe, lleva a nuestro lado sesenta y cinco años. El 10 de
 Diciembre de 1948 la ONU, sin ningún voto en contra aprobó la solemne 
Declaración de los Derechos Humanos. El 14 de Diciembre de 1966 casi 
todos los países del planeta aprobaron, firmaron y se comprometieron a 
desarrollar los llamados Pactos de Derechos Políticos y Económicos. Con 
la firma de Adolfo Suárez se convirtieron en materia de obligado 
cumplimiento en España desde el 27 de Julio de 1977. En estos pactos se 
contemplan la primera generación de Derechos Humanos, los políticos, y 
también la segunda, los sociales. El autor de estas líneas no quiere 
entrar en describirlos; piensa que si la cuestión, al llegar aquí, no ha
 despertado interés en el lector para que él mismo se ilustre, es que no
 merece la pena.
    Se me dirá que falta una tercera generación: la de los 
medioambientales y del planeta; es cierto pero también lo es que en el 
año 2000 se aprobó un documento llamado Carta de la Tierra en el que 
personalidades mundiales de primera línea plantearon toda una propuesta 
de derechos medioambientales que en absoluto desmerecen por rigor y 
altura a la solemne Declaración de 1948.
No busquemos más referencias globales y programáticas que nos 
cohesionen a todos y que además sean entendibles por la inmensa mayoría 
de la población. ¿Hay algún movimiento, colectivo plataforma, partido 
político o sindicato que se sienta extraño a este ámbito de Derechos? 
Exigir que se cumplan es, hoy por hoy, una bandera de lucha y 
organización ciudadana sin  parangón. Luchamos porque se cumpla una 
legalidad que los poderes no son capaces de cumplir. Ellos están en la 
ilegalidad.

 
1 comentario:
http://globedia.com/parlamento-camino-burdel
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