viernes, 20 de junio de 2014

El Obispo de Córdoba y el nombre exacto de las cosas


Antonio Manuel Rodríguez.
Fuente: El insurrecto. Cordópolis.
Cuando era niño estudiaba en el cuartillo de la casa de mis padres. Era pequeño y con el techo de Uralita. En invierno me moría de frío y en verano de calor. Para colmo, la estufa de gas se rompió y empecé a utilizarla como librería. En ella guardaba los apuntes y los libros de bachillerato. Sin embargo, a nadie en mi casa se le pasó por la cabeza cambiar el nombre a la estufa porque ya no cumplía su funcionalidad original. A nadie se le ocurrió llamarla librería. Ni librería, antigua estufa. Siempre fue y nunca dejó de ser una estufa antigua. Porque las cosas se llaman por lo que son reconocidas. En el nombre reside su identidad. Quien se atreve a cambiar el nombre de las cosas se arriesga a no ser comprendido. A menos que sea lo que persiga:  sepultar su memoria para que pierda su identidad. Como un enfermo de Alzheimer.
El Templo Romano de Córdoba no ha perdido su nombre pese a que ya no alberga culto desde hace dos mil años. Ni la Sinagoga de Córdoba ha dejado de serlo pese a que ya no acoge rezo judío. Ni los Baños Árabes han caído en el anonimato porque no se usen para tal fin. Ni la Iglesia de la Magdalena ha dejado de llamarse iglesia a pesar de su uso civil como auditorio. Ningún Papa se atrevió a suplantar el nombre del Pantheón en Roma, a pesar de su conversión en iglesia. Tampoco el Sultán lo hizo con Santa Sofía en Estambul, ahora desacralizada. Sin embargo, un Obispo que no entiende ni siente la identidad de la milenaria ciudad de Córdoba, está intentando borrar el nombre y la memoria del monumento que llevamos tatuado en la sangre, con la complicidad del fanatismo nacionalcatólico y su propaganda.
Etimológicamente, Obispo es el que observa. El de Córdoba, mira pero no ve. Como el ciego que utilizó Cervantes en “El coloquio de los perros” para simbolizar al pueblo que prefiere no ver y aceptar la gramática difamatoria de la Inquisición con tal de salvar el pellejo. Su nombre es Demetrio y proviene de la Diosa griega Deméter. Quizá porque no pueda soportar que en su nombre lleve incrustado una deidad distinta a la católica, en 2010 exhortó a la ciudad de Córdoba para que llamara en exclusiva Catedral lo que todo el mundo y en todo el mundo se conoce por Mezquita. Hablamos del mismo Obispo que en su homilía “La familia, esperanza de la Humanidad”, pronunciada en la Mezquita-Catedral de Córdoba el 26 de diciembre de 2010, arremetió con estas palabras contra la institución que declaró Patrimonio Mundial el lugar donde las pronunciaba: “la Unesco tiene programado para los próximos 20 años hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual. Para eso, a través de distintos programas, irá implantando la ideología de género, que ya está presente en nuestras escuelas. Es decir, según la ideología de género, uno no nacería varón o mujer, sino que lo elige según su capricho, y podrá cambiar de sexo cuando quiera según su antojo. He aquí el último “logro” de una cultura que quiere romper totalmente con Dios, con Dios creador, que ha fijado en nuestra naturaleza la distinción del varón y de la mujer”.  Sobran los comentarios.
Decía Juan Ramón: “Intelijencia, ¡dame el nombre exacto de las cosas!“. Intellegere se compone de dos términos latinos: inter ”entre” y legere ”leer o escoger”. La persona inteligente es la que escoge y acierta. Sin duda, el Obispo de Córdoba ha escogido mal y se mantiene testarudo en su actitud excluyente con la intención cateta y catequética de dogmatizar el aire que respiramos. No sabe el daño que esta haciendo. Y la ciudad medrosa que mira hacia otro lado, tampoco. El otro día, unos turistas se acercaron a la Calahorra preguntando en el mostrador dónde estaba la Mezquita. Allí le dijeron que era el monumento que se veía al otro lado del puente, señalando con el dedo. Los turistas negaron con la cabeza: “Venimos de allí y nos han dicho en las taquillas que es la Catedral”.
Este gobierno de ultraderecha demuestra parecer más inteligente que el Obispo porque escoge ambas denominaciones según mire hacia fuera (Mezquita) o hacia dentro (Catedral). En la web del Ministerio de Cultura la llama Mezquita de Córdoba cuando la quiere vender como joya universal para el turismo. Igual hace cuando se dirige a la Unesco y a otros organismos internacionales. Incluso cuando Gallardón escoge la palabra perversa, malintecionada, manipuladora y falaz de “expropiadores”, uniéndose al coro de nacionalcatólicos de golpes en el pecho que difaman impunemente contra sus propios mandamientos, también la llama Mezquita. Me refiero al Ministro que se ha cargado la Justicia Universal, la ley del aborto y que con su amnistía registral consagrará la mayor apropiación de bienes por la Iglesia católica en la historia de España. Nadie sabe cuántos ni el valor de esta operación inmobiliaria, perpetrada inconstitucional y clandestinamente, gracias a la contradesamortización de Aznar y a la avaricia anticristiana de esta jerarquía católica que se encuentra a miles de galaxias del mensaje conciliador del Papa. Escuchando a Francisco, el Obispo de Córdoba parece Dark Vader.
Deméter es la Diosa griega de la Agricultura. Estoy convencido que el Obispo Demetrio recogerá las tempestades de los vientos que está sembrando con los cientos de miles de folletos y la sorpresiva conmemoración del 775 aniversario de la Catedral. La verdad es hija del tiempo. Y como decía Henri Bergson, “donde quiera que viva alguna cosa hay abierto, en alguna parte, un registro donde el tiempo se inscribe“. La jerarquía católica ha inscrito la Mezquita en el Registro de la Propiedad para apropiarse del nombre y de su titularidad. Pero en el registro del tiempo, donde se inscriben las verdades, seguirá llamándose Mezquita porque la titularidad de su memoria es eterna, pública, imprescriptible y nos pertenece.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si la Mezquita pertenece al pueblo Andaluz no hagais ni puto caso al hijo de puta del obispo ni a su puta madre tampoco. Asi de claro. Seguirla llamando mezquita y discriminar a todo el que la quiera travestir. Ademas del mero nombre, no estaria de más que la devolviesen al pueblo andaluz o al español en general, porque la aberracion de hablar de la pobreza y la austeridad, del compromiso con el projimo mientras se le roba y esquilma sistematicamente solo es capaz de llevarla a cabo la Iglesia Catolica, secta asesina y aberrante donde las haya (se quedan con los ingresos monetarios de todo el jugo que le puedan sacar a la mezquita y endiñan al pueblo, otra vez, todos los gastos de mantenimiento, arreglos, publicidad etc, etc, etc. ¡Menudo chollazo de negocio que es la religion para estos hijos de Satanas!)
Y ya que estoy diciendo verdades; tampoco exculpeis a Francisquito el Argentinito, pues es igual de complice que el obispo. ¿o acaso os creeis que nada sabe del jugoso movimiento del negocio que han llevado a cabo con ella?, ¿acaso creeis que el Vaticano no se lucra de parte de lo que sus sedes mafiosas en todo el mundo van robando y saqueando a los pueblos constantemente, al hacer negocios capitalistas lucrativos mientras hablan del capitalismo como un sistema malo?
El Vaticano sigue siendo el mismo nido, sino peor, de mafiosos y asesinos hipocritas demacrados que hace 10 años o hace 2000. Nada cambia porque una nueva cara papal se ponga a besar pies y limpiar culos.
Hay que espabilar! que toda esta gentuza se lleva ganando una desamortizacion completa desde hace más de dos milenios. Y como sigan asi, yo soy de los que aboga por desamortizarles hasta la vida, dado que ellos no tienen reparo alguno en hacer lo propio con el projimo (niños y desamparados incluidos) en nombre del bien supremo. Menudo negociazo es la vida humana y la pobreza, sea infantil o no, les es irrelevante. ESO es lo que son los de esa secta.

Anónimo dijo...

La Mezquita será siempre la Mezquita, lo quiera o no el Obispo. Y si tanto legusta la historia habría que recomendarle visite la Universidad para saber quienes construyeron la bella Mezquita Cordobesa. De lo contrario estaríamos dispuestos a reclamar a la Iglesia el Vaticano ya que allí había antecedentes romanos. Ellos verán si les interesa o no... Creo que la rapiña vaticana debe meditar muy mucho sobre sus incalculables fortunas y no pretender apropiarse de nada más. ¿O no se acuerdan de Mendizábal?

Colectivo Prometeo Córdoba dijo...
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Colectivo Prometeo Córdoba dijo...

No pretendemos censurar ninguna opinión pero sería lógico que quienes en su intervención usan insultos como forma de calificar no nos dejasen sus pensamientos tras la opción de anonimato.

Colectivo Prometeo Córdoba dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Los insultos están ampliamente denostados por un nuevo valor aristocrático que el estupido pueblo asimila e integra como bueno porque siquiera es capaz de entender la moralidad de las cosas.
Los insultos vehiculan los sentimientos que no pueden ser transmitidos formal y oralmente en la interlocucion.
Quien no queira leer insultos que se pegue un tiro y deje de ser hipocrita pues, probablemente, será el primero que los balbucee en cuanto le toquen lo que realmente le duele.
Es la viva representacion de las emociones humanas que, mediante la falacia de querer aparentar lo que no se es y revestirlo con el nombre de "respeto" (nada sabe de esa cualidad humana aquel que se centra en los isultos y obvia los argumentos, pues de eso ahi mucha aristocratizacion entre el pueblo gracias a su completo desamparo moral) prentenden aristocratizar, en formas, protocolos y valores al pueblo libre que prefiere la honestidad a la formalidad. Formalidad aristocratica que sonrie, es respetuosa en las formas pero cabila subrepticiamente para acometer puñaladas que solo un barbaro maleducado (haciendo alusion al unico valor que supuestamente pretenden inculcar, la correccion formal insitutcionalizada, la protocolaria, la falsaria y artificiosa) podria siquiera imaginar.
hemos aguantado a muchos genocidas ya como para no saber que la formalidad tergiversada y mal llamada con el sobrenombre de "respeto" no es más que otra formula más para ocultar el encaramiento directo a la verdad del sufrimiento y la penuria que crean en los demás las conductas aristocráticas.
De modo que menos formalidades y superficialidades falsariamente asociadas al concepto "respeto" (concepto positivo pero que nada tiene que ver con las formas sino con las sustancias y el ser) y más respeto DE VERDAD por ejemplo con la honestidad, la solidaridad, la justicia, la igualdad o la libertad. Cosas de las que todos aquellos que alaban a las formalidades, por la inmensa generalidad, carecen por completo.
Prefiero mil veces antes a un maleducado honesto que a un cinico rey, diplomatico o politico, el cual asesina y masacra con una sonrisa de oreja a oreja.
Habeis perdido el Norte. Pero algunos no lo perdemos tan facilmente.

Unknown dijo...

IN LAKEHS
Querid@s amig@s:
La Mezquita de Córdoba fue construida entre los años 780 y 785 por Abderramán I. Doce siglos después, el 2 de marzo de 2006, la Iglesia Católica inscribió el inmueble a su nombre en el registro de la propiedad número cuatro de Córdoba: tomo 2381, libro 155, folio 198. El trámite costó apenas 30 euros.
Faltan referencias a la última ampliación ordenada por Almanzor.
José María Aznar cambió la ley hipotecaria en 1998 para permitir a la Iglesia apropiarse de edificios de dominio público, aunque sean patrimonio de todos los españoles. Es una verguenza que un obispo católico destruyera parte del Monumento para hacer la Catedral. Menos mal que no la destruyeron del todo.
La Iglesia y el Estado deberían revertir esa situación, "ya".
Los "insultos sobran", usemos "razones". Besos Luminosos. Arkafiel.

Anónimo dijo...

Alfonso Roson:
Es curiosa esa defensa acerrima al "no-insulto" mientras no contrargumentas por qué no se debe insultar.
Igualmente, cabria preguntarse, para quien le interese la verdad, el resto puede seguir con lo suyo, por qué con todas las prohibiciones, leyes, protocolos sociales, discriminaciones colectivas que se han hecho al insulto TODO EL MUNDO lo sigue utilizando.
Hay que pensar, y sobre todo, hay que dar importancia a la razon, mucha más de la que se le da.
Si queires, Alfonso Roson, te espeto a que CONTRARGUMENTES la razones por las que debe erradicarse el insulto en vez de imponer irracionalmente la regla moral del "no insultarás" porque sí. Lo peor de todo es el porque sí.