Fuente: Público 28-IV
Vicenç
Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de Barcelona
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada. Universidad de Barcelona
La
explicación más común que aparece en los mayores medios de
información en España del estancamiento en las negociaciones entre
el Eurogrupo, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central
Europeo y la Comisión Europea, por un lado, y el gobierno Syriza por
el otro, es que este se debe a la incompetencia de este gobierno,
escenificado por el comportamiento definido como teatral de su
Ministro de Finanzas, el Sr. Yanis Varoufakis, que ha mostrado una
gran inmadurez e “impertinencia”, expresión esta última
utilizada por el Ministro de Finanzas alemán, el Sr. Wolfgang
Schäuble. Se presenta así al nuevo gobierno griego como rígido,
incapaz de negociar con buena fe, introduciendo demandas (como el
pago de compensaciones del gobierno alemán al Estado griego por los
daños causados por la ocupación nazi a la sociedad griega) que no
vienen al caso, o insistiendo en la reestructuración de la deuda
pública griega, un tema que el gobierno griego debiera ser
consciente que se considera innegociable.
La
culpa, pues, es del gobierno Syriza. Lo que este debería hacer,
según la sabiduría convencional del momento, es respetar los
acuerdos firmados por el anterior gobierno, implementando las medidas
de austeridad autorizadas con anterioridad, y eliminando las medidas
que aparecían en su oferta electoral y que incluían, entre otras
propuestas, eliminar el descenso de las pensiones, revertir las
reformas laborales que faciliten el despido, y parar los desahucios
(una paralización que afectaría negativamente los intereses de la
banca). A la respuesta negativa a parar tales medidas que ha dado el
gobierno Syriza, indicando que el electorado griego les había pedido
que realizaran tales medidas, el establishment político europeo
(instrumentalizado por el establishment financiero) le responde que
ellos, los gobiernos presentes en el Eurogrupo, también han sido
elegidos democráticamente, y que la aplicación de sus propuestas a
Grecia son también resultado de mandatos populares (lo cual, por
cierto, no se corresponde a la realidad, puesto que la gran mayoría
de partidos gobernantes de los países europeos representados por los
Ministros de Finanzas del Eurogrupo no tenían incluidas en sus
programas las medidas de austeridad que han estado imponiendo a sus
ciudadanos, siendo el gobierno Rajoy un ejemplo de ello. Ninguna de
las políticas de austeridad estaba en la oferta electoral del PP. Y
como él, la gran mayoría de partidos gobernantes en la Eurozona.
La
imposición de tales políticas de austeridad a Grecia se presenta
por los Ministros de Finanzas del Eurogrupo como necesaria para
conseguir la recuperación de la economía griega, ignorando que han
causado un enorme desastre y tragedia humana en Grecia, con la
pérdida de un 25% de su PIB. Es interesante y significativo que la
misma reunión del Eurogrupo en Riga que acusaba al gobierno Syriza
de irresponsable por oponerse a sus propuestas, presentaba al
gobierno Rajoy y sus medidas de austeridad como ejemplares (“El
Eurogrupo loa las reformas de España”, La
Vanguardia,
25.04.15, p.70).
La
agresividad de economistas liberales y socioliberales hacia Syriza
Esta
explicación del supuesto estancamiento de las negociaciones ha sido
promovida en los mayores medios de información en España. Y dos
economistas mediáticos que gozan de gran acceso a tales medios han
sido especialmente agresivos en su crítica al gobierno Syriza. Uno
es JC Díez, próximo al dirigente del PSOE, el Sr. Pedro Sánchez (y
que se ha transformado casi en el corresponsal económico de El
País)
y otro es el Sr. Josep Oliver, en su día también en la órbita
socialista (en Catalunya), que es un gran defensor de la necesidad de
tales políticas de austeridad (a las que atribuyó en su último
artículo en El
País,
“La larga marcha del empleo”, 24.04.15, lo que él definió como
recuperación económica de España). Estos economistas han sido los
máximos reproductores de los argumentos utilizados por el Ministro
de Finanzas alemán, responsabilizando al gobierno Syriza de la
paralización de las negociaciones, y culpando además a este
gobierno por el considerable deterioro de la situación económica
griega desde la victoria de Syriza (como también ha hecho el
ministro alemán).
Tanto
Díez como Oliver parecen desconocer la acumulada evidencia
científica que muestran cómo tales políticas de austeridad han
deteriorado enormemente el estado de la economía no sólo griega,
sino de la mayoría de países de la Eurozona al reducir la demanda
doméstica en estos países, siendo una de las mayores causas de la
Gran Recesión. Muchos expertos como Krugman, Stiglitz, Weisbrot,
Baker, Galbraith, Jeff Faux y una larga lista de economistas bien
conocidos, también han atribuido las crisis a esta limitada demanda
doméstica causada por los recortes y bajadas salariales, añadiendo
su voz a una explicación que, siendo minoritaria al principio, está
convirtiéndose en mayoritaria en amplios círculos académicos
europeos (aunque no en España) debido a la robustez de la evidencia
acumulada durante estos años de Recesión. En cuanto a la supuesta
recuperación de la economía española, esta no se debe a estas
medidas de austeridad. Todo lo contrario, ha sido el descenso de las
políticas de austeridad (debido a consideraciones electoralistas) y
sobre todo al descenso del precio del petróleo, a la devaluación
del euro y a las medidas de expansión monetaria del BCE las que han
sido responsables de tal crecimiento económico que se presenta como
recuperación.
El
objetivo del establishment financiero y político europeo no es
expulsar a Grecia del euro, sino expulsar a Syriza del gobierno
griego.
Una
razón aducida frecuentemente por estos y otros autores defensores de
las políticas de austeridad es que estas han sido necesarias para
“salvar el euro”. Este “salvar el euro” ha sido una constante
entre ellos. El euro, sin embargo, nunca ha estado en peligro ni de
desaparecer ni de colapsar, tal como algunos hemos estado señalado
desde su principio. Y la causa de que nunca haya estado en peligro es
que sistemáticamente ha beneficiado a los que mandan en la Eurozona
(el establishment financiero) a costa de la mayoría.
Tal
argumento –de salvar el euro- se está utilizando ahora de nuevo
cuando se indica que hay una posibilidad de que la rigidez e
incompetencia de Syriza fuerce la expulsión de Grecia del euro, pues
sus políticas hacen imposible su permanencia en esta unión
monetaria. En contra de lo que dicen estos autores, lo último que
desea el establishment político de la Eurozona (instrumentalizado
por el establishment financiero) es que Grecia salga del euro. Lo
que desean (y hay que ponerlo en cursiva) es expulsar a Syriza del
gobierno griego, es decir, que colapse su apoyo electoral y que sea
sustituido por el partido anterior, servil a sus intereses.
Este ha sido y continúa siendo el objetivo de la agresividad
mostrada por los establishments financieros, políticos y mediáticos
europeos. Se mostró claramente este objetivo incluso antes de que
ganaran las elecciones. Las intervenciones del BCE, de la Comisión
Europea y del Consejo Europeo, por no decir del gobierno alemán y de
sus aliados (como el gobierno Rajoy) en las elecciones griegas fueron
notorias, participando activamente en la campaña en contra de
Syriza. Y nueve días (sí, solo 9 días) después de que saliera
elegido Syriza, el BCE cortó la línea de crédito al gobierno
griego en una medida de una enorme hostilidad (equivalente a un acto
bélico), sin tan siquiera esperar a tomar esta decisión cuando
hubiera correspondido según el calendario marcado, en fechas
posteriores. Este acto de hostilidad, fue seguido por una
redefinición muy marcada de los términos en los cuales la banca
privada griega podía prestar dinero al Estado, comprando deuda
pública, una medida que el BCE nunca había aplicado a los gobiernos
anteriores, responsables de los enormes déficit y deuda públicos
que el gobierno Syriza había heredado.
Estas
medidas fueron aplicadas con pleno conocimiento de que crearían una
gran fuga de capitales. 24.000 millones de euros han abandonado
Grecia desde diciembre. Esta situación, resultado de una enorme
agresividad hacia el gobierno Syriza, está dificultando enormemente
que el Estado pueda conseguir prestado dinero de los mercados
financieros (es decir, de la banca), situación que es resultado de
las acciones tomadas por el BCE. Ninguno de estos hechos aparece en
los artículos del Sr. J.C. Díez o del Sr. Josep Oliver (“¿Corralito
griego ya?”, La
Vanguardia,
24.04.15). Según ellos, Syriza y su comportamiento, su supuesta
rigidez e inflexibilidad, son los responsables de la situación en la
que se encuentra el gobierno Syriza.
Las
políticas de austeridad impuestas a Grecia han reducido su PIB un
25%, porcentaje nunca alcanzado en ningún país en tiempo de paz. Y
ello ha beneficiado al capital financiero, tanto griego como alemán,
francés y español, entre otros, con un enorme daño a la mayoría
de la población griega. La evidencia de que ello ha sido así es
abrumadora. Pero ello no es obstáculo para que el BCE, la Comisión
Europea, el Eurogrupo, el Consejo Europeo, el FMI y el gobierno
alemán continúen insistiendo en las mismas políticas que han
conducido a la enorme crisis humanitaria. Nada menos que el que fue
director de la oficina europea del FMI, el Sr. Reza Moghadam,
escribió un artículo en el Financial
Times
(“Stalemate can be replaced with sanity in eurozone dealings with
Greece”,
08.04.15)
en el que concluía que lo que está ocurriendo en las negociaciones
era profundamente injusto, pues “Europa está exigiendo al gobierno
griego actual la implementación en cuestión de semanas de toda una
serie de medias que los gobiernos anteriores no realizaron en varios
años”.
En
realidad, las demandas del gobierno griego son más que razonables.
Son las mismas que se aplicaron al gobierno alemán en los años
cincuenta. Y entre ellas, pide que no se le exija el pago de la deuda
a no ser que la economía griega comience a crecer de nuevo. La
rigidez en las negociaciones es la que presenta el Ministro de
Finanzas alemán, y sus aliados (el gobierno portugués y el español,
junto con los gobiernos del Este de Europa), la mayoría de clara
orientación neoliberal es la causa de la situación actual. Su
objetivo es destruir a Syriza, no sacar a Grecia del euro. Véase la
alegría mostrada en el reportaje de El
País
(conocido por su animosidad a Syriza y Podemos) subrayando el
supuesto declive del apoyo popular a Syriza (de una manera
característica y previsible, El
País
manipula el título, indicando que “el calvario de la negociación
reduce el apoyo popular al gobierno de Syriza” –El
País,
24.04.15-, título que contrasta con los datos proveídos en el mismo
artículo, donde se ve que el apoyo a Syriza ha aumentado de un 36%
en enero a un 38% ahora). Esto es lo que están intentando en su
estrategia, cuya última noticia es el intento de neutralizar, e
incluso expulsar, al Ministro de Finanzas griego, deseando que
vuelvan sus aliados, las derechas griegas, que llevaron al país al
desastre, para poder así controlar Grecia a su antojo, como hicieron
en los años que precedieron a la victoria de Syriza.
Una
última observación. Ruego que el lector distribuya extensamente
este artículo. Yo no tengo las cajas de resonancia que tienen los
antes citados economistas. Todo lo contrario, los medios de
información y persuasión de este país, conocidos
internacionalmente por su escasa diversidad, no publican voces
críticas como la mía. De ahí que tengo que pedirle al lector que,
como ocurría durante la dictadura, los artículos se conozcan
pasándolos mano a mano. Gracias
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