Jorge
Alcázar
Frente Cívico Somos Mayoría
Colectivo
Prometeo
A la hora de la verdad, cuando las formaciones políticas y sus
dirigentes tienen que mostrar lo que realmente ofrecen a la sociedad
es cuando los ciudadanos podemos discernir, con mayor claridad, lo
que en rigor nos pueden dar. Y así, ocurren hechos que, cuando
menos, nos reubican en la penosa realidad política de nuestros días.
Esto viene a colación por lo ocurrido en el salón de plenos del
Ayuntamiento de Córdoba el pasado 13 de octubre. Los grupos locales
tenían que adoptar una resolución sobre el Tratado de Libre
Comercio entre Estados Unidos y Europa, y la iniciativa partía con
la voluntad de declarar ciudad libre del TTIP (en sus siglas en
inglés) a Córdoba, al igual que otras ciudades españolas como
Barcelona han sido declaradas, y dentro de la Iniciativa Ciudadana
Europea que ya ha recabado más de tres millones de firmas contra
este monstruo envenenado que el capital está fabricando. Y en esa
hora de la verdad, las posturas políticas fueron manifiestas. Pero
antes de entrar a relatarlas, conviene centrar, aunque sea
brevemente, la vista sobre una de las mayores agresiones que hoy se
ciernen sobre la ciudadanía y la clase trabajadora europea.
El TTIP,
negociado con total opacidad, a las espaladas no sólo de la
sociedad, sino también de los grupos políticos y los parlamentarios
europeos –sólo un reducidísimo grupo tiene acceso a las
negociaciones y los acuerdos contemplados- y en el cual según vamos
sabiendo son las grandes empresas transnacionales a través de sus
lobbys a sueldo quienes están imponiendo las reglas del juego, es el
Caballo de Troya tan ansiado por multinacionales y grupos de poder
para tener manga ancha en el futuro inmediato. Este acuerdo, de
llevarse a cabo, supondrá entre otras cosas la pérdida de derechos
laborales y civiles como nunca antes se había dado en Europa
(homologación con el sistema laboral norteamericano), la gestión
sistemática y privilegiada de empresas privadas en sanidad,
educación o servicios sociales, la total desregulación en lo que se
refiere a productos transgénicos y fitosanitarios, o la pérdida de
soberanía nacional e institucional en aras de un tribunal de
arbitraje internacional (mecanismo ISDS) por el cual las mentadas
empresas podrán denunciar a los estados por modificaciones en sus
políticas que lesionen sus beneficios futuros.
Dicho de otra forma,
el TTIP vendrá a blindar y legitimar las políticas de recortes y
deterioro que durante los últimos lustros la Comisión Europea, el
BCE y el FMI han venido dictando contra los intereses de la mayoría,
con la connivencia de populares y socialistas. Y en estas, es normal
que en el pasado pleno del Ayuntamiento, Partido Popular y Ciudadanos
no apoyaran la iniciativa, al entender la política y la economía
desde el mismo rasero ideológico, y coincidiendo en lo esencial en
lo que sus políticas propugnan: privatización, macro cifras al
servicios de las grandes fortunas y un modelo económico por encima
de las necesidades reales de las personas; es normal que IU y
Ganemos rechazaran frontalmente el TTIP y sus consecuencias,
denunciando entre otras cuestiones, el total oscurantismo y la
amenaza que para los cordobeses y cordobesas supondría este acuerdo
comercial. Y como no, también es totalmente normal la postura
adoptada por el grupo municipal socialista, al volverse a ubicar en
una ambigüedad mal disimulada que pretende nadar y guardar la ropa,
posibilitando con su abstención el que Córdoba hoy, a los ojos del
resto de España y de Europa sea una ciudad que dé su acogida más
cálida a este engendro del capital financiero y económico.
Así, un
partido que de socialista y de obrero tiene cada vez menos, por no
decir nada, volvió a jugar a favor de los intereses de bancos,
multinacionales y, en definitiva, de aquellos que con su dinero, sus
empresas y su poder, controlan y condicionan nuestras vidas.
Construyendo su propio relato, volvió a decirnos con sus políticas
y sus hechos lo mismo que nos dijeron en su día con las reformas de
las pensiones o las reformas laborales, con las privatizaciones
masivas de las empresas nacionales estratégicas, o con su vasallaje
para con los poderes económicos nacionales e internacionales. Y a
esto, se me viene a la mente y me entristece que muchos de los
votantes que han posibilitado que este grupo socialista gobierne hoy
Córdoba, no estuvieran presentes en aquel encuentro auspiciado por
Córdoba Solidaria a principios de año, en el que a requerimiento de
un asistente, se preguntara a la aspirante a concejala socialista de
turno que cuál era la postura de su formación ante el TTIP, a lo
cual esta señora contestó, ni corta ni perezosa, que no sabía de
qué se trataba, pero que si era tan malo como éste decía, no
tuviéramos ninguna duda de que el PSOE de Córdoba se opondría
rotundamente. Ver para creer.
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