viernes, 1 de septiembre de 2017

La Dignidad, última trinchera


Juan Rivera
Rafael Juan

Estamos, literalmente, en la puerta de nuestras casas esperando a que nos llegue. Salió ayer a la venta y aún no estaba en las librerías de Córdoba, así que entramos en http://www.elviejotopo.com/libro/la-dignidad-ultima-trinchera/ para adquirirlo. Pocas veces esperamos con más ganas empezar a leer un libro. Pero es que ¡¡no es para menos!!


Manolo Cañada merece ser tomado como un auténtico referente de la lucha popular, de la coherencia política y personal, de la honradez, de la lealtad a su clase. Si hubiera coincidido con Gramsci en época, el político italiano hubiera usado la foto de Manolo para la portada de su "Odio al indiferente". Y no precisamente como paradigma de lo que denunciaba, sino todo lo contrario, como ejemplo de lo que reclamaba a la humanidad. Manolo es el vivo ejemplo de una persona de izquierdas: comprometida con mejorar continuamente la realidad de sus iguales, que son, siempre, porque él nunca es ajeno, aquellos y aquellas que el sistema político, económico y social profundamente corrupto e injusto usa, con sus tropelías, para engordar sus bolsillos y privilegios. Nunca ha puesto nada por delante de su implicación. Es el ejemplo absoluto del servicio público y personal a la causa de las clases populares, de la que es un elemento privilegiado en el sentido de su compromiso. 

Referente sin igual en su tierra y allende Extremadura, ha sido la voz durante mucho tiempo de los Campamentos Dignidad, que han unido luchas como la vivienda, las prestaciones, el empleo o la Renta Básica en aquellas tierras hermanas, y han servido de ejemplo para, por ejemplo, la Acampada Dignidad de Córdoba, pero también para lanzar o relanzar otras estatales como las Marchas de la Dignidad, la Plataforma contra el Paro y la Precariedad, o la propia reivindicación de una Renta Básica Universal. En todas ellas, en todos los espacios que Manolo ha participado, su voz y su pensamiento siempre son escuchados y seguidos como el maestro que guía con sus vivencias y su sabiduría. 

Como cualquier cosa más que pongamos aquí puede estar mediatizada por la amistad, la lealtad, el cariño infinito a Manolo, simplemente aconsejamos enfervorecidamente la lectura del libro. Próximamente lo tendremos en Córdoba, y en muchos puntos del Estado, presentándonos su "La Dignidad, la última trinchera". ¡Nunca un libro dijo más de su contenido y de su autor! Pronto anunciaremos aquí fechas y lugares. Pero su lectura no puede esperar. Y la puesta en práctica de lo que que nos dice, menos aún. 

Para ahondar más en la ilusión de su lectura, os dejamos aquí las palabras de Julio Anguita y Juan Andrade, que han participado con el prólogo y epílogo, respectivamente, del libro:

Hay un especial valor añadido en La dignidad, última trinchera de Manuel Cañada, su pertinencia, su actualidad y, sobre todo, la aportación a una idea que se está abriendo paso en la elaboración y preparación de una movimiento político alternativo que unifique en síntesis superadora los valores, experiencias y capacidad organizativa de la izquierda clásica, depurada de excrecencias tabúes y resabios de “patriotismo” partidario, con las aspiraciones, valores y nuevas maneras de entender y plantear la vieja y permanente lucha por la liberación en el contexto de una sociedad de valores y relaciones sociales totalmente alternativos; es decir, una enmienda a la totalidad pero con proyecto nuevo y, sobre todo, con vocación de forjar el contrapoder que lo haga posible.
JULIO ANGUITA

En los textos de Manolo se oyen las historias de las víctimas en los centros de menores, de las gentes más castigadas de las barriadas Juan Canet de Mérida o Suerte de Saavedra de Badajoz; se oye el testimonio de Pilar, una vecina en paro de un pueblo de Extremadura decidida a encontrar un enganche de luz para sostener a su familia después de que Acciona se la cortara; o la historia de Frans Rilles, el trabajador inmigrante boliviano cuyo brazo amputado por la maquinaria de la panificadora en la que trabajaba ilegalmente fue tirado a un contenedor por su patrón, que solo a condición de que no dijera nada accedió a llevarle no más allá de la puerta del hospital. En estos textos se oyen las proclamas, a voz en grito, de los estudiantes contra Bolonia, del 15M y de las luchas obreras de los últimos años, para que puedan ser escuchadas por quienes solo le han cogido el tono a la refinada voz de clase media indignada.
JUAN ANDRADE

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