Juan Rivera
Colectivo Prometeo
En
el menú de hoy te ofrecemos una receta que, aunque a primera vista
plantee dificultades y parezca necesitar el concurso de un chef
profesional para su correcta elaboración, en la práctica está al
alcance de cualquier aficionado a la “baja cocina”,
siempre que se enfunde un delantal con la marca Vox, PP o
Ciudadanos.
Lo
importante es elegir bien los
ingredientes. No hace
falta que sean frescos o de temporada pues las ideas rancias
enarboladas en la Carpetovetonia profunda parecen no tener fecha de
caducidad y se mantienen desde hace siglos como el primer día.
Cójase
por lo tanto un ramillete
o surtido de energúmenos lo más variado posible dentro de las
opciones que brinda el mercado. Son especialmente
manejables/recomendables prototipos que afirmen con rotundidad
“el toro no sufre y el arte de Cúchares es la
quintaesencia patria” o
partidarios de no tocar las miles de fosas con cadáveres porque “la memoria histórica no interesa a nadie”.
No
pueden faltar en la selección ultras de fútbol que dedican sonidos
onomatopéyicos a futbolistas negros o disfrutan silbando al himno de
Inglaterra o cualquier otra nación si juegan contra la Roja,
mientras proclaman que hay que llevar a lo más parecido a un paredón
a los vascos y catalanes que osen boicotear a Monarca e himno patrio
en la final de la Copa del Rey. Suele dar también mucho juego el
exaltado que sin ser legionario aprovecha la menor oportunidad para
cantar a grito pelado el “Novio de la Muerte”.
Para
conseguir un toque
perfecto la mejor cocina
es la esquina de la barra de un bar, siempre que enfrentada a ella
haya un televisor en alto emitiendo noticias y esté rodeada por tres
o cuatro mesas de parroquianos.
Situando
en ella a los seleccionados se les dejará una
hora en desfogue. Tiempo
suficiente para comprobar como tras la coartada previa del “Soy
apolítico” se esconde la
apostilla en voz alta a todas las noticias políticas difundidas en
el telediario de turno. Un análisis serio de los comentarios
demostrará que, mientras banalizan pufos, corrupciones y
podredumbres de los otros, siempre terminan metiéndose con los
mismos, sea por la coleta, la barba, aspecto perroflauta o pinta de
antiespañoles.
Los
más partidarios del guiso casero tradicional incluso recurrirán al
clásico “judeo-masón-bolchevique”.
Como efecto secundario la perorata puede venir acompañada de
espumarajos en la boca y golpes secos en el mostrador. En ese
caso, manténgase la distancia de seguridad
Al
alcance de la mano existen abundantes elementos para conseguir la
imprescindible maceración
previa. Sin
ánimo de proporcionar una lista interminable o insinuar jerarquía,
entre los más efectivos tenemos:
- Convertir los espacios públicos en un “procesionódromo” sin fin. Ciudades como Córdoba y Sevilla se sitúan en vanguardia de la nueva moda, con más procesiones en la calle que días del Año. El tradicional producto de temporada (Navidad, Semana Santa, Festividad de la Patrona) ha sido desplazado por centenares de desfiles con imagen bajo el denominador común del “porque sí/ porque nos da la gana”. Es la ventaja de disponer de un fondo de armario acumulado desde hace mil setecientos años. Advocaciones desconocidas, santos hasta ayer ignorados y fechas que nunca fueron de guardar conforman una gigantesca gymkhana a “mayor gloria de Dios” y a mayor horror del desgraciado habitante del casco histórico que ve, día sí y al otro también, anulada su libertad de movimiento.
En
este apartado saber si el punto de maceración es el adecuado se
puede observar a simple vista. El macerado responderá con un “es
nuestra libertad”
a cualquier mínima crítica del abuso mientras despotrica si ve
media hora interrumpido su camino por una manifestación del Primero de Mayo, del 8 de Marzo, una movilización de pensionistas /
enseñantes o un desfile de Carnaval.
- Declaraciones de los obispos sobre lo humano y lo que les importa ( financiación de sus creencias a cargo de los presupuestos generales del Estado y cuestiones sexuales siempre que no sean las protagonizadas por eclesiásticos pederastas).Da igual la burrada dicha. Todo tiene cabida en nombre de la fe.
- Grupos de whatsap /twitter /instagram y demás redes sociales en los que funcionarios de policía o justicia por ejemplo, en teoría “neutrales” y servidores públicos critican todo lo que les huele mínimamente a Izquierda o despachan con un “todo es ETA- independentismo- ruptura patria” a quien cuestione el status mientras realizan apología del Franquismo. Algunos “servidores” más osados, son capaces bajo ese paraguas de exhibir tatuajes de cruces gamadas en desfiles o invitar a los actos institucionales de Policía/ Guardia Civil a golpistas como Tejero ( éste si lo es Casado, éste sí y dado el origen político de tu formación, deberías saberlo mejor que nadie) o torturadores como “ Billy “El Niño”. Pero que nadie se atreva a hablar con Puigdemont u Otegui.La coartada “ es nuestra libertad” solo circula en sentido derecho.
- Mantras tipo “¿quién no haría lo mismo?” (al hablar de corrupción), “a por ellos, oe” (Cataluña), “son golpistas“ (para calificar la moción de censura establecida en la Constitución) “sería un atentado a la privacidad y a los derechos de la persona” (publicar la lista de defraudadores con sus bienes en paraísos fiscales acogidos a la oportuna amnistía –más correctamente sería definirla como “amnesia”- decretada en su momento por “Hacienda somos todos...los pringados”) o “los españoles primero” (término multiuso que se emplea tanto para intentar ocultar un acto racista como otro xenófobo y que solo ven contraindicado si se plantea subir el salario mínimo interprofesional a 900 euros).
Logrado
el periodo de remojo adecuado (
por ejemplo “el procés” o la conmemoración del doce de
octubre sirven de acelerante)
agítese el cóctel para que mezcle correctamente. De
guinda o perejil una bandera en el balcón para eventos públicos o
una pulserita en fiestas de consumo interno dan mucho juego. Como
complemento ideal, colocar una Constitución del 78 en el cuarto de
baño sustituyendo al papel higiénico pues los “
constitucionalistas” olvidan fácilmente como se limpian el
trasero a diario con los derechos recogidos en ella.
Tras
una cocción
adecuada en los medios de difusión que señalan lo que existe (independentistas coaligados con rojos, Venezuela, peligro de que “los comunistas” quiten aquellas propiedades que escaparon de las
hipotecas bancarias...) y
lo que no existe (rescate
bancario pagado por todos, deterioro de los servicios públicos,
inmunidad de las grandes fortunas ante el fisco, impunidad del
emérito y su tropa...)¡enhoramala!, el Sistema acaba de cocinar
una ración de “Buenos Patriotas”..
Imprescindible:
Una vez elaborado, antes de consumir gritar:”¡
Viva el Rey!”
Advertencia: el consumo irresponsable de “Buenos Patriotas” provoca empacho y crea una enfermedad social que aunque se adjetiva en función del origen territorial con distintos nombres (nazismo, fascismo, franquismo...) termina provocando altísimas tasas de mortandad y pérdida absoluta de derechos en la población demócrata.
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