Julio Anguita
Colectivo Prometeo
Cuando el torero cordobés Rafael Guerra Bejarano (1862 1941) se
encontraba ante un problema de imposible resolución, sentenciaba: "Lo
que no puede ser, no puede ser; y además es imposible". Unidas Podemos
ha decidido enfrentarse al problemático dilema: ¿Se puede hacer con el
PSOE un giro hacia la izquierda cogobernando con él? Y ha decidido que
sí.
Creo que en la España de hoy, y alejándome de cualquier tipo de
rigorismo, la izquierda debiera tener un discurso político concretado en
dos opciones estratégicas, presentes siempre en cada acción puntual: la
superación del capitalismo y la asunción planificada de la política a
llevar a cabo ante el cambio climático y el colapso de la civilización
industrial. Y junto a estas dos líneas medulares, cuatro contenidos de
priorización según la coyuntura, pero también irrenunciables:
protagonismo de lo público, tanto en la economía como en la enseñanza,
la sanidad y las políticas sociales. En segundo lugar la implantación de
una democracia integral y radical en todas sus vertientes,
especialmente en la de género. Como tercera línea propositiva, la
laicidad efectiva del Estado. Y por último, la consecución de la III
República Federal Española.
Es obvio que esta propuesta solo puede tomar cuerpo legal y efectivo
desde el poder político- institucional y su juego de mayorías y minorías
resultante de los procesos electorales democráticos, pero es obvio
también que sin una fuerza social, organizada y cohesionada en torno a
la misma, esta nunca será posible aunque se tenga mayoría absoluta en
las instituciones. La razón no es otra que la necesidad de contrarrestar
los poderes fácticos, real y cotidianamente actuantes, con un
contrapoder ciudadano. Y es que sin organización social y política, las
ideas o las políticas más justas nunca se implantarán.
La experiencia más próxima en el tiempo nos muestra que tanto la
mo-ción de censura como la subida del SMI o la de las pensiones según el
IPC, se debieron a que Unidas Podemos supo administrar su influencia
sin tener que formar parte del Gobierno. Con un PSOE, cariátide
izquierda del bipartidismo y autor principal de la reforma del artículo
135 de la Constitución, y además vencedor en las pasadas elecciones,
parece impensable condicionarlo a una única alternativa de pacto y menos
aún de Gobierno. Podrá jugar con unos y otros. Con PP y Ciudadanos, a
las políticas llamadas de estabilidad económica según la UE y con la
izquierda, a determinadas propuestas de derechos individuales no
económicos.
Y si, venciendo el malestar de la UE, el del Ibex 35 o el de ciertos
sectores del PSOE, se llegase a formar un gobierno conjunto, siempre
pendería sobre Unidas Podemos el chantaje de la corresponsabilidad con
el Consejo de Ministros o el de elegir entre la "izquierda" (el PSOE) o
la derecha. Es como si un galeote se amarrara voluntariamente a su remo.
Organizarse, organizando y forjando un contrapoder ciudadano,
simultaneándolo con la presión político- institucional es, en mi
opinión, lo más conforme con los resultados electorales y la inversión
en futuro. Lo contrario es dar la razón al Guerra.
1 comentario:
AMEN.
Publicar un comentario