Pepe Aguza
Colectivo Prometeo
Después de
más de cien días desde las pasadas Elecciones Generales, el
fracasado Presidente en funciones, Pedro Sánchez, vuelve a burlarse
de todos los españoles marchándose de vacaciones, sin haber
resuelto el problema de la formación de Gobierno, después de haber
forzado la imposibilidad de un pacto que permitiera una
Administración estable, progresista y social.
Tras haberse
beneficiado en el pasado del apoyo ofrecido por Izquierda Unida y
Podemos, para lograr la moción de censura contra Rajoy y de la
precampaña electoral, llegado el momento, el personalismo y
prepotencia del Sr. Pedro Sánchez impidió cualquier posibilidad de
gobierno de izquierdas en nuestro país.
¿Este es el
Partido que se considera socialista? ¿Acaso escucha a sus bases?
¿Merecen los socialistas un dirigente de este talante?
La
repercusión de su ineptitud, despotismo y bandazos ideológicos,
están llevando al país a un estado de decepción y agotamiento
preocupantes y si considera que provocar nuevas elecciones en
Noviembre obtendría los resultados de las pasadas, se equivoca
totalmente: los ciudadanos están cansados y desmotivados por tanta
falsedad y la abstención sería con toda seguridad abrumadora. El
cuento del “voto útil, que viene la
derecha” ya no cuela.
Por otra
parte, las consecuencias materiales y económicas que esta situación
están produciendo en el país, son alarmantes para las
Administraciones Autonómicas o Locales, aparte del gasto financiero
que supondría la repetición de nuevas elecciones a costa de las
arcas del Estado, o sea de nuestros impuestos.
¿Cómo se
puede mantener tan elevado número de parlamentarios que son
incapaces de ponerse de acuerdo para gobernar?. Otros países de
nuestro entorno europeo con mayor población, tienen bastantes menos
representantes en proporción y con sus diferencias son capaces de
adoptar medidas y gobernar y su gestión es tan eficaz o más que la
española, además de salarios más razonables … y ya que hablamos
de salarios: es inmoral e indecente las retribuciones de que gozan
así como de sus aumentos (en muchos casos, para eso sí hay
unanimidad, hasta del 40 %), frente a las ridículas subidas
salariales de los trabajadores, empleados públicos o los míseros
incrementos de las pensiones (0´25 %).
Mientras en
distintas Comunidades se ha podido llegar a todo tipo de consensos
para conformar Gobiernos entre todas las formaciones e ideologías,
¿qué le impide a este déspota confluir para dar estabilidad al
País?.
La mayoría
de las fuerzas sociales, empresariales y culturales, están en contra
de la celebración de nuevas elecciones, piden el diálogo y
propuestas para formar Gobierno, ¿qué le hace sentir tanto reparo
para acordar programas?
¿Porqué en
vez de sentarse con los Partidos y grupos políticos, se dedica a
“marear la perdiz”,
reuniéndose con agentes sociales y asociaciones?.
¿Acaso
pretende enmascarar su impotencia y preparar el terreno a unas nuevas
elecciones?
Después de
haber escuchado los argumentos de colectivos, agentes sociales y
asociaciones culturales, parece que elaborará una nueva propuesta,
que según él dice progresista y social para optar a la ansiada
investidura, ¿porqué eso no lo ha hecho con quienes le ofrecían la
mano para gobernar?. La decisión de aplazar la ronda de contactos
con los partidos políticos, tras sus “inmerecidas”
vacaciones hasta el final de agosto, en que volverá a proponer un
nuevo programa, como siempre improvisando según “la
dirección del viento que sople a su favor”,
demuestra su incompetencia e ineptitud y la poca fiabilidad de cara a
la consecución de un gobierno estable.
A ver si es
posible, que por una vez, tenga una decisión firme y coherente en la
negociación de propuestas progresistas y de izquierdas con Unidas
Podemos y los grupos que en el pasado propiciaron la moción de
censura y que le permitió alzarse con el poder. Hay que ser
agradecidos con quienes fueron sus adalides. No se puede pedir
arrimar el hombro para tirar del carro, mientras uno va sentado
tranquilamente en él.
A veces en
todas mis cábalas, me pregunto si todo este espectáculo no esté
respondiendo a algún tipo de recomendación por la social democracia
y sus socios europeos, para impedir un gobierno de izquierdas en
España, que pueda obstaculizar los proyectos de la Unión Europea o
incluso los intereses de la gran patronal, la banca o la Iglesia.
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