J.L. David: Juramento del Juego de la Pelota |
Fuente:El Economista
Julio Anguita
Colectivo Prometeo
Tres son, a mi juicio, las características que definen el momento de extrema excepcionalidad que nos ha correspondido vivir. La primera, un Gobierno enfrentando -como puede - una situación de pandemia muy grave
que además de profundizar la previamente existente crisis económica y
social ha evidenciado además los errores y faltas de infraestructuras
públicas originadas durante décadas por el neoliberalismo gobernante. La
segunda, una oposición de derechas en la que el componente de ideología reaccionaria obvia la crítica
(en su sentido etimológico de análisis), y la sustituye por la
zafiedad, el insulto y el uso goebbelsiano de la red. Y en tercer lugar,
la progresiva generalización de una sensación premonitoria de que
tras la Covid-19, las cosas ya no serán lo mismo que hasta ahora. Y
efectivamente las cosas son así: o se consigue un salida directamente
imbricada en los DDHH y en una nueva relación seres humanos - Naturaleza
o, por el contrario, se impondrán salidas en las que el componente de
darwinismo económico y social sea el vector estructurante de la
sociedad.
Si la opción es la primera, se debe admitir que la acción
gubernamental en solitario, será insuficiente. O la mayoría social asume
el laborioso tránsito o no habrá respuesta económica, social y cultural
democrática. Y ello implica la necesidad de un proyecto de acción y la
existencia de una masa crítica ciudadana informada, activa y actuante.
Pero para que esto último sea posible, a pesar de la complejidad y
dificultad que ello implica, se hace necesaria una motivación, una
acción que permita a la ciudadanía oír, informarse y simultáneamente
participar. ¿Cómo sería?
Creo
que ante el Congreso de los Diputados deberían comparecer en sesiones
retransmitidas: sindicatos, Ibex 35, organizaciones empresariales de
todos los sectores de la producción, banca, cajas de ahorros, Banco de
España, asociaciones de consumidores y usuarios, universidad y mundo de
la ciencia e investigación, cultura, arte e intelectualidad, medio
ambiente y cambio climático, salud, educación, feminismo, Federación de
Municipios y Provincias (FEMP) y jubilados y pensionistas.
Dichas comparecencias se centrarían en torno a cuatro preguntas:
¿Cómo ven la situación tras la Covid-19 y la crisis económica agravada?
¿Con qué prioridades enfocarían una salida hacia un sociedad de plenos
DDHH y en lucha contra el cambio climático? ¿Qué mecanismos y resortes
constitucionales ven más efectivos para ello? Sin renunciar a sus
reivindicaciones ¿qué y cómo pueden aportar al esfuerzo común para
conseguirlo?
Una comparecencia como ésta implica aparte de la voluntad de
quienes puedan convocarla-, una preparación y un esfuerzo de
entendimiento entre los comparecientes para simplificar su número y
buscar puntos en común. Pero es ahí, precisamente, donde radica el
primer reto: priorizar las coincidencias y el objetivo de participar cohesionadamente.
Una cohesión que en algunos de los convocados es connatural con su
actividad e intereses. Por otra parte, e independientemente de la
propuesta, el Gobierno puede y debe seguir en su proyecto de buscar
alianzas y acuerdos sin dejar de estar atento a lo que se dice. La
comparecencia que planteo va más allá del calendario político de
urgencia.
Mi ingenuidad no llega al extremo de considerar que todos los
hipotéticos convocados se sientan -por una u otra razón - motivados por
la propuesta. Tampoco la totalidad de las fuerzas políticas. Pero, sea
a través de este método o de otro similar, con los mismos o diferentes
convocados, la participación cívica en el diseño y seguimiento del
itinerario hacia otra situación, es absolutamente imprescindible. La
naturaleza y entidad del problema a afrontar lo exige. Estamos ante la
necesidad de un cambio civilizatorio.
1 comentario:
Además de expresar una considerable coincidencia con el análisis y más cuando la situación ha provocado la creación de la pseudología y la ha elevado a la categoría de arma regular operativa en la sociedad y en la política. (Conspicuos de las ciencias sociológicas andan buscando el ser y la esencia de tal cuestión, porque la incidencia no es cuestión menor, es decir, se está convirtiendo en "una cuestión mayor", parafraseando a nuestro afamado líder del pasado más próximo). Además, digo, siempre me ha asaltado la duda de la democracia y su eficacia: Cómo se opera para trasladar tales consideraciones a los espacios populares y a los del poder, a fin de que, simplemente, puedan ser tenidas en consideración.
"Ahí queda eso", sería una salida lógica. Pero es la salida de una impotencia ante las carencias de la democracia o el coste excesivo de la legislación sobre iniciativas legislativas populares (muchos miles de firmas para que pueda o no ser tomado en consideración...y...). Difusión pública hasta que tome cuerpo la notable reflexión. Ardua tarea si no contamos con organizaciones de difusores.
No se trata de negar la mayor. Esa está ahí y parece muy interesante. Es conseguir el efecto multiplicador y urgente, porque no se puede esperar mucho. La salida está próxima y cada gremio se está apalancando en rescatar su pasado agonizante y tratando de proyectar toda la línea argumental contra el gobierno. "Nadie" espera a interpretar los signos evidentes y captar aquello que nos repitieron los clásicos tras los fundamentos gramscianos: la cultura como creación de un orden nuevo para conseguir un mundo realmente ordenado y regulado, socialmente armónico. Hay que hacer. Salud
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