lunes, 30 de agosto de 2021

Afganistán,una gran operación de propaganda

 El trofeo.Goval



Paco Berral

Permítanme algunas reflexiones un tanto deslavazadas al hilo de lo que ocurre con Afganistán y la salida en derrota de un ejército invasor, del que España ha sido aliado:

- Se nos presenta la defensa de los derechos humanos como la guía de acción seguida en toda la operación. Pero la actuación de nuestro aliado, EEUU, al que tan servilmente hemos seguido en su estrategia imperial, ha plagado el país de muertos inocentes, incluidos los producidos por bombardeos indiscriminados sobre población civil1. A nuestro ejército, pues, se le mandó a ser cómplice de graves vulneraciones de derechos humanos. Pero se nos inculca machaconamente que el gran peligro para Afganistán son los talibanes, probablemente para que no se hable de aquéllo.

- La invasión de Afganistán, so pretexto de acabar con el terrorismo internacional - cuando resulta que EEUU es el país que más terrorismo internacional ha promovido y ejercido nunca en el mundo2 -, fue un mero acto de propaganda para enmascarar una acción de reparto geoestratégico de influencias a nivel internacional, frente a Rusia, Irán o China.


- La invasión de EEUU promovió en Afganistán, como ocurre en todas las invasiones, un gobierno títere local en el que la corrupción ha sido el principio rector para mantener una red clientelar, caracterizada por el nepotismo y la arbitrariedad. Calificar ese Gobierno como adalid de los derechos humanos es, cuando menos, una auténtica boutade. De hecho, dejó el terreno libre para la identificación profunda entre talibanes y pastunes (la etnia dominante allí) y de la lucha de los primeros como una guerra anticolonialista de liberación nacional.

- La salida de las tropas occidentales de Afganistán es, además de una derrota, una acción interesada de Estados Unidos, cuyo nuevo modelo de guerra tecnológica y las acciones teledirigidas a través de inalcanzables drones o vuelos sin tripulación, incrementa los daños y reduce los costes humanos (que a la postre se traducen en costes políticos, los más temidos por los dirigentes de turno del país).

- Presentar como modelo de acción en pro de los derechos humanos la evacuación por el Gobierno de España de varios miles de afganos y su acogida, a la par que se deportan niños en Ceuta sin respeto a la ley ni a los derechos humanos de ningún tipo, es una clara muestra de incoherencia que viene a revelar que nos encontramos ante una acción de propaganda y no de carácter humanitario. Máxime si tenemos en cuenta la cicatería con que nuestro país y Europa han venido tratando a los afganos y afganas que años anteriores han buscado refugio en nuestro país y han pedido protección internacional, protección que la mayoría de las veces se les ha denegado3.


- Decía nuestro Presidente, Pedro Sánchez, que a pesar de los pesares, hemos sembrado futuro. Me parece que la presencia occidental lo único que ha sembrado, en Afganistán, en todo caso, han sido bombas y corrupción. Y de esa siembra, poco bien cabe esperar.


- Que tras la atribulada evacuación, España y Europa se presenten como ejemplo de acogida y protección internacional, cuando la Unión Europea sistemáticamente "subcontrata" la política de refugio con terceros países como Libia o Turquía, sin ninguna garantía de respeto a los derechos humanos (es más, con clara constancia de graves violaciones sistemáticas de los mismos), es otra muestra de que se nos trata de dar gato por liebre y que se pretende cubrir con una cortina de humo un debate a fondo sobre qué papel han jugado nuestros países en Afganistán y cuáles han sido los costes humanos y económicos de secundar al amigo americano4


- Y el colmo de los colmos es cuando la acción de intervención y la de evacuación se justifican en pro de las mujeres y sus derechos. Lean a la gran periodista Olga Rodríguez, que conoce de primera mano el paño, porque ha sido informadora desde Afganistán y dispone de una magnífica documentación al respecto; ella ha denunciado reiteradas veces la torticera utilización del argumento de la liberación de la mujer como justificación de la invasión, cuando en la realidad ha ocurrido todo lo contrario durante estos veinte años, un empeoramiento y agravamiento de su situación. El título de uno de sus recientes artículos lo dice casi todo: "El cinismo ante Afganistán"5.


- En fin, hoy en Afganistán venimos a tener un régimen tan impresentable como, por ejemplo, el de Arabia Saudí, tan antidemocrático, tan teocrático y tan opuesto a los derechos humanos y de las mujeres. La única diferencia: que unos visten de blanco inmaculado y otros llegan envueltos en harapos polvorientos. Bueno, en realidad sí que hay una gran diferencia: Arabia Saudí es aliada de Occidente y los talibanes afganos generan más dudas; pero denles algo de tiempo y verán como todos se entienden. Y los derechos, libertades y las mujeres, esos sí, esos seguirán igual de pisoteados en ambos lugares. Pero entonces la "actualidad informativa" estará ya apuntando en otra dirección y no les prestaremos demasiada atención.

Habrá que ver cómo estarán entonces los refugiados y refugiadas que hoy son acogidos con los brazos abiertos por nuestros políticos ante las cámaras de televisión. Les apuesto lo que quieran a que irán quedando en la calle conforme acabe el periodo de acogida. Y si no, también al tiempo.


1 https://www.eldiario.es/internacional/victimas-civiles-bombardeos-afganistan-han-disparado-235-durante-mandato-trump_1_6496307.html

2 https://es.wikipedia.org/wiki/Estados_Unidos_y_el_terrorismo_de_Estado

3 https://www.lavanguardia.com/internacional/20170619/423513877971/dia-refugiado-refugiados-rechazados-europa.html

4 http://circuloeuromediterraneo.org/externalizacion-fronteras-ue/

5 https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/cinismo-afganistan_129_8223398.html


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