miércoles, 16 de marzo de 2022

Del Derecho al Veto


Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Hablar del derecho a la información nos tiene que remitir necesariamente al derecho a la información veraz, o no se estará cumpliendo el derecho a la información.

En nuestro país, tras un férreo control de los medios de comunicación durante la dictadura franquista, que utilizó la prensa como altavoz de sus consignas y filtro para configurar unanimidad de opinión proclive al régimen, la Constitución Española consagra el derecho a la información, la libertad de expresión de los medios de comunicación y la pluralidad de medios.

En un Informe de la Comisión Europea del año 2020, si bien España tiene un marco jurídico integral que desarrolla una legislación progresista que garantiza el pluralismo en los medios audiovisuales, no ocurre lo mismo con los medios escritos en lo que transparencia de la titularidad se refiere. La transparencia en la titularidad de los medios de comunicación está consagrada en la Ley General de Comunicación Audiovisual. Esta Ley crea un Registro Estatal de Prestadores de Servicios de Comunicación Audiovisual que debe reflejar el capital social y los accionistas con porcentajes significativos; sin embargo, pese a que los medios escritos están inscritos en el Registro Mercantil como cualquier otro tipo de empresa y la información es pública, resulta difícil de comprender para el público en general, e incluso para los expertos, entre quienes y en qué porcentajes se distribuye la propiedad de los medios. Y dicha propiedad va a incidir en la calidad de la información, tanto en los contenidos como en la orientación de la misma, enfocándola en un sentido u otro para crear opinión pública.

Para quienes se ocupan de analizar la calidad de la información no cabe duda de que la libertad y la transparencia en la información y la libertad de prensa son el mejor antídoto contra la corrupción y también, la contribución necesaria para que la ciudadanía disponga de la información objetiva sobre aquello que acontece y pueda tener una opinión crítica e independiente que solo puede existir con el pluralismo de medios e ideas.

Pese a que la Constitución Española consagra la libertad de prensa y de expresión y el derecho de acceder a documentos que obren en poder de las autoridades públicas, el informe de la Comisión constataba que en los últimos años, se han registrado casos de hostilidad e incluso situaciones de amenazas o violencia contra periodistas. Sin necesidad de acudir al mencionado informe, ¿quién no conoce casos de veto a periodistas que se han atrevido a informar sobre determinados temas apartándose de la línea impuesta por la cadena en cuestión? A nivel mundial, el número de periodistas asesinados, desaparecidos y detenidos a día de hoy es alarmante y vergonzoso.

Esa independencia y transparencia no siempre preside la información porque, en general y no solo en España, muchas veces resulta contraria a los intereses políticos y económicos, (ambos van relacionados), y son enemigos de la información y la transparencia. Un ejemplo son los Acuerdos de Libre Comercio, cuyo bien protegido son los intereses de los inversores; esa clave explica la falta de información y debate público sobre los mismos, porque se gestan entre una parte de la representación política, los abogados de las corporaciones implicadas y los lobistas que reparten dinero comprando voluntades y vendiendo informes al servicio de las mismas. Otro ejemplo son los manejos de poder geoestratégico y de interés económico que se mueven a la sombra de las guerras.

Como dice el académico Noam Chomsky, el poder crece en la sombra y decrece a la luz porque el poder necesita obscuridad y, el pueblo informado tiene la capacidad de desvanecer el poder.

En estos momentos, se agudizó algo que ya venimos observando desde que comenzó la pandemia del covid-19 y que, a juicio de muchos profesionales y algunos políticos e instituciones, nos estaba llevando a la tendencia de la información unívoca, la recesión de derechos individuales y la instauración del pensamiento único, creando una brecha entre partidarios de las vacunas y negacionistas, en la que fue instaurándose una confrontación irracional que muchos comparan con la surgida con respecto a Ucrania.

En el caso de Ucrania, quiero empezar recordando unas palabras de Samuel Huntington “los estrategas del poder de EE UU deben crear una fuerza que pueda sentirse pero no verse”, porque el poder se mantiene fuerte en la obscuridad. Y EE UU vende sus intervenciones militares detrás de otras pantallas, cosa que viene haciendo desde la Doctrina Truman.

Pero no solo EE UU busca opacidad y censura. El pasado 1 de marzo la U E ejerció la censura sobre el tema de la guerra de Ucrania y diversas plataformas ya bloquearon el acceso a las cuentas de RT y Spunik. Posteriormente se amplió la censura de contenidos rusos a otras plataformas entre las que está You Tube, Facebook, Istagram, y se fueron sumando otras como la red social China TikTok para Europa.

Ya se sabe, la primera víctima de la guerra es la verdad y la información veraz. Es en momentos de conflicto bélico cuando se multiplica la desinformación y proliferan las mentiras disfrazadas de noticia.

En cuanto a la legalidad del veto a la información impuesto por la U E, los Reglamentos de obligado cumplimiento han de cumplirse, dice el Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de A Coruña, David Soto, quien considera que la medida no está justificada y que contradice el derecho a la libertad de información. Por otra parte, al no estar transferidas las competencias sobre la libertad de prensa, es dudoso que la U E tenga competencia legal para tomar esa medida, por lo que pudiera tumbarla el Tribunal Constitucional de algún Estado miembro y terminar sometido, como cuestión prejudicial, Tribunal de Justicia de la UE.









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