Javier Lucena
Postal 1.- Guerra en Ucrania: Latinoamérica da un repaso
al "hombre blanco que habla con lengua de serpiente"
Los mundos informativos de un lado y de otro también están en
modo guerra. En ambos bandos ya no hay información, sólo propaganda. Estamos en
mayo de 2022 y parece que estuviéramos en julio de 1914: guerra de imperios,
enriquecimiento de los pudientes, muertos de los de siempre.
A tono con ello, en las pasarelas mediáticas triunfa la insensata
moda belicista "apocalypse nuclear now". Una película de
vaqueros, de buenos (el gobierno de Ucrania y sus apoyos EEUU/OTAN) y malos
(los rusos). Todo simple, todo sencillo, para párvulos.
Me pongo a cubierto de la metralla bajo el refugio de un clásico,
que siempre es buena protección: Eric Hobsbawm, "Guerra y Paz en
el siglo XXI". Y resulta que hace casi veinte años ya nos lo contaba
el historiador clarito clarito:
- los imperios son agresivos por definición;
- el orden internacional lo condicionan día sí, día no, los
imperios del momento, todos, y sus enfrentamientos;
- los muertos en las guerras son cada vez más los civiles,
porque se trata de aterrorizar, más que de vencer;
- las guerras internacionales hace más de cien años que
involucran a Estados Unidos pero no suceden en el continente americano, siempre
fuera; de las peores, en Europa;
- en los tiempos que corren, como demuestran a unos y otros
Vietnam, Afganistán e Irak, los imperios no pueden ocupar terceros países por
mucho tiempo; por eso les basta con destrozarlos, lanzar avisos a navegantes y
reordenar las relaciones geoestratégicas del mundo, que no es poco.
Saco la cabeza de la trinchera un rato y la cosa no ha
mejorado. Sigue la guerra de tiros y de noticias, y aún así ojeo un momento la prensa, al modo como
lo hacía bajo el franquismo (qué se le va a hacer, uno es ya así de viejo),
leyendo entre líneas. Y localizo tres pepitas ocultas entre tanta munición,
tres pepitas sudamericanas dirigidas al "hombre blanco que habla con lengua
de serpiente", que decía nuestro añorado Javier Krahe:
- Una, las censuradas - por ocultadas en los medios masivos -
declaraciones del argentino Papa Francisco: los “ladridos de la OTAN a
las puertas de Rusia” quizás llevaron al presidente ruso, Vladímir Putin, a
reaccionar mal y desencadenar el conflicto. “Una ira que no sé decir si fue
provocada, pero facilitada quizás sí”.
- Otra, de Lula da Silva, presidente in péctore de
Brasil: "Putin no debería haber invadido Ucrania. Pero no sólo Putin es
culpable. Estados Unidos y la Unión Europea también son culpables. ¿Cuál fue el
motivo de la invasión de Ucrania? ¿LA OTAN? Entonces los EE.UU. y Europa
deberían haber dicho: Ucrania no entrará
en la OTAN. Eso habría resuelto el problema”; "“No conozco al
Presidente de Ucrania. Pero su comportamiento es un poco extraño. Parece que
forma parte del espectáculo. Está en la televisión mañana, tarde y noche"
- Y una tercera del vigente presidente de Argentina, Alberto
Fernández: "Europa se ha quedado encerrada en una guerra de dos, que
no es Europa, que es la OTAN de los Estados Unidos y es Rusia...Todas esas
sanciones económicas solo dañan más a la gente y para los países de la
periferia el daño es inmensamente mayor. Es moralmente indecente";
"Siento que tenemos un imperativo moral de reaccionar frente a eso: que
cese el fuego y buscar la paz "
Tres lecciones latinoamericanas, tres, a los eurocentristas
de pro. Aunque nuestros políticos, tan europeos ellos, nada, a seguir con lo
suyo: mientras Putin sigue destrozando Ucrania, mientras ridiculizan de happyflowers
a los que proponen mesas de paz, ahí siguen ellos, poniendo en peligro a
Europa y el mundo entero, marcando el paso de la oca, bajo la batuta de Estados
Unidos. A sus órdenes, my commander.
Postal 2.- Poli mala, poli bueno en las elecciones
andaluzas
Bajo la dictadura franquista (disculpen otra vez: qué se le
va a hacer, uno es ya así de viejo), quienes militaban en la resistencia contra
el régimen recibían información sobre el modo habitual de actuación de la
policía cuando te detenían, esa terrible policía llamada Brigada Político
Social, primero instruida por la Gestapo nazi y más tarde por la CÍA americana.
En tal sentido, una de las advertencias tenía que ver con la
conocida fórmula del "poli malo y el poli bueno". Malos eran todos
aquellos policías, pero hacían un teatrillo según el cual uno o varios actuaban
con saña y te torturaban sin compasión, mientras otro, caso de que no te
hubieras rendido ya, aprovechando los ratos en que te dejaban solo, se acercaba
obsequioso, te ofrecía algún cigarrillo o un vaso de agua, despotricaba de las
salvajadas de sus compañeros y te sugería que le contaras cualquier cosa
(algún nombre de un camarada, un lugar
de reunión de la célula...), para trasladársela a los otros y aplacarlos, y así
- garantizaba -, cesarían los malos tratos. Si caías en la trampa del poli
"bueno", entonces estabas perdido, porque las torturas se redoblaban
y en ellas ya era frecuente que participaran todos los polis, también el
"bueno".
Valga esta historia a propósito de las elecciones andaluzas
del próximo 19 de junio, porque en ellas asistiremos a una escenificación
similar. Estrellado el menguante proyecto de la banca y los grandes empresarios
llamado Ciudadanos y tomado su relevo por la pujante tropa falangista de Vox -
igualmente respaldada por esos grandes poderes financieros -, todo apunta a que
el candidato del PP, Moreno Bonilla, asumirá el papel de moda en el PP, el de
"moderao", cordial, hombre tranquilo..., mientras Macarrona Olona,
importada allende Despeñaperros, actuará como eso, como lo que es, una macarra
provocadora, grosera, genuina representante del rancio conservadurismo hispano.
El poli "bueno" Moreno nos dirá que él y los suyos
no tienen nada que ver con la poli mala de Vox, que él va a gobernar solo, que
él representa el centro, la moderación y el sentido común. Pero ambos, Olona y
Moreno, saben que juegan en el mismo equipo y con la misma finalidad: romper el
espinazo del pueblo andaluz a mayor gloria de los nuevos caciques: los
poderosos del IBEX, de las eléctricas, de las petroleras, de las grandes
constructoras, de los Florentinos Pérez de turno que se quedan todas las
contratas de servicios públicos privatizados.
Algo en lo que Moreno ya lleva cuatro años, desmontando la sanidad
pública, la educación pública, destrozando el territorio, desprotegiendo
Doñana..., desde ese partido, el PP, que es la quintaesencia de la corrupción,
no lo olvidemos; corrupción que también apunta a Vox: sin ir más lejos, ahí
está su anterior candidato a presidir Andalucía, el juez Serrano, imputado por
fraude y estafa con unas ayudas públicas.
Postal 3.- La
emancipación de los líderes y lideresas
Cuando yo era joven, allá por el pleistoceno inferior, se
denostaba mucho el culto al líder de los malvados comunistas: Lenin, Mao, Fidel
Castro..., ya se sabe. Un remedo de lo de Corea del Norte en estos momentos.
Y es que hoy vuelve el culto al líder. O lideresa, que
afortunadamente los tiempos han cambiado. Y vuelve, pero de otra manera: ya no
tienen detrás organizaciones de masas, partidos de cartón piedra, instituciones
verticales como un obelisco. Hoy vienen a pelo, solos, con sus solas fuerzas y
atractivo.No quieren saber nada de partidos estos líderes emancipados. Lo dicen
una y otra vez, y cuando lo oigo, no puedo dejar de tentarme las ropas, porque
ese tufo antipartidos ya lo olí hasta el vómito bajo el franquismo (disculpen
de nuevo: qué se le va a hacer, uno es ya así de viejo)
Estos líderes y lideresas se bastan a sí mismos. No lo
reconocen, pero no surgieron por generación espontánea, sino que se auparon
precisamente a hombros de unos partidos para iniciar el ascenso. Pero ahora, ya
libertos, les sobran, porque sólo aportan miserias y cochambre. Porque la vida
es eso, una puesta de sol en una playa de Cádiz, pero también una chabola
mugrienta en la Cañada Real Soriana o, puesto el caso, un partido político (qué
pena, nunca es tan limpia y bonita la realidad); y si quitamos la chabola, o el
partido, pues mejor que mejor.
Van tan sobraos, tan sobrás, estos nuevos
líderes, que cuando desaparecen de escena no queda nada, sino el silencio, el
desierto, el vacío. Ese vacío cuyo inmediato llenado es la mayor y diestra y
siniestra virtud de la ultraderecha, que ampliará aún más sus dominios con el
yelmo abandonado. Porque los partidos tienen muchos defectos, muchísimos, pero
les puedo garantizar que, en política, peor que un partido es un líder o
lideresa modelo "llanero solitario".
Sí, les hablo de Macron: tiempo al tiempo, si no lo remedia la Francia Insumisa. También les hablo de Carmena: ya vimos como dinamitó la Alcaldía y la Comunidad de Madrid para la izquierda, y lo que ha quedado luego. Y lamento decir, y ojalá me equivoque, que también hablo de Yolanda Díaz, quien parece sentirse tentada por el mismo camino; un camino que comparan con el de Sánchez (va a recorrer España en su propio coche), sin reparar que el Sánchez de ahora es más susanista que el que comenzó ese viaje. Por lo pronto, doña Yolanda ha hecho una paradita preparatoria en Andalucía para doblarle el pulso a Podemos, y luego, visto el éxito obtenido, salir tarifando, vaya que se manche, que la cosa no ha quedado muy aseada [lo de la izquierda con Podemos es casi religioso, pero religioso de auto de fe: la necesidad imperiosa de abrazar al menos por una vez a los conservadores, de comulgar, de confluir esa izquierda con la derecha, de sentirse una con la España de orden, con la España toda, en la persecución y linchamiento del hereje partido y su contumaz partisano Iglesias; se estudiará en los libros de historia política y de psicología social, les aviso].
Un camino - retomo -, el de Yolanda, que ella llama
"proceso de escucha" y que se pospone sine die cada vez que se
ve la chabola en lontananza; lo hizo en Castilla-León, lo hace ahora en
Andalucía. Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, decía el
gran Monterroso. Y no puedo dejar de pensar que tal vez ocurra que cuando
Yolanda escuchó, el electorado progresista ya no estaba allí, ni en ninguna
parte; se había pulverizado, volatilizado.
Como decía, ojalá me equivoque.
Pero aún así, viejo y todo, no me rindo; qué se le va a
hacer. Y digo lo que el gran Marcelino Camacho: "Ni nos domaron, ni
nos doblaron, ni nos van a domesticar ". Por eso, y aunque en Por
Andalucía ha habido mucha torpeza y bastante mala baba por parte de algunos
y algunas, aunque aún queda mucho por hacer para articular un auténtico
movimiento popular unitario de cambio, considero que, miserias humanas aparte, Por
Andalucía es lo mejor, casi lo único que tenemos para frenar a la
ultraderecha y para que no regresen los de Susana a lomos de su clientelismo y
sus Pegasus. Así que a no despistarse con los detalles de los dibujos de las
postales; vayamos a lo esencial: Por Andalucía.
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