viernes, 21 de julio de 2023

Algo que era evidente

 




Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Para empezar recordaremos que la tasa de retorno energético es el cociente de la cantidad de energía total que es capaz de producir una fuente de energía y la cantidad de energía que es necesario emplear para explotar ese recurso energético. Cuando el cociente es igual o menor a 1, significa que la energía de la fuente es igual o menor que la consumida para su producción, lo cual implica que esa fuente no es rentable en términos energéticos puesto que para su funcionamiento consume igual o más energía que la que produce.

La tasa de retorno energético sirve para comparar la eficacia de las diversas fuentes energéticas entre sí. Se trata de una estimación sencilla y precisa de la cantidad de energía primaria invertida para llevar a cabo todos los procesos implicados en la extracción energética de la fuente que se evalúa.

Conviene tener en cuenta que la energía primaria es la que proviene de un recurso natural, (los llamados energéticos primarios), y fuente secundaria a la energía proveniente de la transformación de otro energético ya procesado, (los vectores energéticos). La energía primaria es aquella que se encuentra disponible en la naturaleza antes de ser transformada: el sol, el viento, el agua, los combustibles fósiles, la biomasa, o los minerales radiactivos. La mayoría de las principales fuentes primarias no son utilizables directamente y deben ser transformadas para su uso; esa conversión en otra fuente se denomina vector energético. Entre los principales vectores energéticos tenemos los derivados del petróleo y del gas natural, o la electricidad obtenida por transformación de diversas fuentes primarias.

Es importante no mezclar conceptos cuando hablamos de energía y tener claras las diferencias entre la energía primaria y la secundaria. En todos los casos son necesarios procesos que generan un gran consumo de energía primaria y también emisión de gases. Para la estimación de las pérdidas de energía que se producen en el proceso de transformación hasta convertirse en energía útil para la sociedad se utiliza el diagrama de Sankey. La valoración de estas pérdidas y las que se producen en la acumulación y distribución de los distintos vectores deben ser tenidas en cuenta antes de planificar los  proyectos de las llamadas “energías limpias”, que no lo son tanto ni siquiera tan rentables si las cuentas se hacen con rigor.

Las cifras que se manejan sobre la tasa de retorno energético en el caso de la energía eólica varían entre del 5 al 35, con una media de 18, y está ligada al tamaño del aerogenerador correspondiendo los valores de mayor rango a los de mayor tamaño. En este caso, hay una ganancia de energía neta.

Si hablamos de biocombustibles, para el etanol la tasa media estaría en torno a la unidad y, aunque para algunos autores el rango alcanzaría la cifra de 1,2 para  otros está por debajo del 1. Según esta valoración, y aunque se habla de investigaciones recientes que podrían elevar el rango de retorno hasta 5, tiene el inconveniente de utilizar tierras de cultivo de alimentos y coloca en la disyuntiva de reducir la producción de alimentos o deforestar bosques o selvas. Aquí ya nos estaríamos introduciendo en consecuencias difícilmente computables en el cálculo en la tasa de retorno energético y, en cualquier caso, con unos daños colaterales difícilmente asumibles en el contexto climático en que nos encontramos.

En el caso de los paneles solares ocurre algo similar al caso de la biomasa destinada a combustible, la infinita proliferación de miles de hectáreas de parques solares instalados en zonas de cultivo están colonizando zonas de Castilla que se dedicaban al cultivo de cereales y provocan el desabastecimiento del alimento necesario para la ganadería; así lo vienen denunciando los ganaderos y muchos agricultores a los que han expropiado sus tierras para permitir a multinacionales el negocio de los parques solares.

A la proliferación descontrolada de parques eólicos y solares y a la desconsideración absoluta de los efectos colaterales que está teniendo en nuestro país y que no se tienen en cuenta cuando se valora la tasa de retorno energético, porque son costes que pagan terceros y no quienes explotan esos parques, se une el desperdicio de la energía generada porque la red carece de capacidad para albergarla. De ahí que muchas veces se pare la producción en parques eólicos.

Un informe de Optimize Energy señala que el sistema eléctrico español vivió uno de los mayores momentos de “curtailment” el 30 de junio y 1 de julio, cuando más de 78 GWh no pudieron ser inyectados a la red; 53 GWh eran de producción eólica y 10 de fotovoltaica.

Los vertidos y parones se dispararon un 1.000% el año anterior, pero 2023 sigue la tendencia  de los “curtailment” al alza. En estas condiciones, con los parques solares a pleno rendimiento y los eólicos, (de los que un 70% de la energía producida no se consume en España), teniendo que ser parados, el experto en energía de Energy and Risk, Rodrigo García Ruiz, dice que hay que identificar dónde hay más congestión y más concentración de capacidad instalada, porque esa sería según él la razón por la que la energía eólica ha tenido que parar sus generadores.

A pesar de que la demanda de energía en nuestro pañis ha caído al nivel más bajo de los últimos 20 años, según datos de la Red Eléctrica de España, seguimos aumentando la capacidad de producción y soportando la creación de nuevos parques eólicos y fotovoltaicos que convierten nuestro espacio vital en terreno de sacrificio y pérdida irreversible de la soberanía alimentaria a la que hay que añadir el deterioro medioambiental y la pérdida de biodiversidad que conlleva.

Puesto que el parón de renovables se multiplicó por 11 en un año, se hace imprescindible la instalación de más baterías de almacenamiento; para ello los 350 millones de euros adelantados por Bruselas que, como dice Pedro Prieto, “son apenas el aperitivo de lo que comprará España a terceros y servirá a terceros más que a españoles”. Y añade que lo que falta por saber es por qué en los cálculos de la EROI de los llamados sistemas renovables como la solar o la eólica, no se habían incluido NUNCA, los evidentes e imprescindibles gastos energéticos que todo ese almacenamiento implica.

Las multinacionales que se benefician del negocio de las renovables en España también lo hacen de las subvenciones a ellas dedicadas para la producción y almacenamiento de una energía que excede nuestras necesidades de consumo y deteriora nuestro medioambiente, pero que nos toca pagar porque los ciudadanos nutrimos los fondos nacionales y europeos que sufragan las subvenciones.

 

 

 

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