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El 20 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Infancia debido
a que en esa fecha de 1959 la Asamblea de la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos del Niño, y ese mismo día de
1989 la Convención de Derechos del Niño,
un tratado internacional de Derechos Humanos de obligado cumplimiento para los
196 países firmantes, que entró en vigor el 3 de septiembre de 1990, y que fue
ratificado por España en ese mismo año.
Siguiendo
las recomendaciones de la ONU, desde Europa Laica demandamos hoy y cada día el cumplimiento de esos derechos, y
hacemos énfasis en lo siguiente.
Europa
Laica requiere del Gobierno de España, del resto de poderes públicos y del
conjunto de la sociedad, el cumplimiento de la Convención de Derechos del Niño,
y en particular del artículo 14.1,
que proclama que “Los Estados Partes respetarán el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de
religión”. Este derecho obliga tanto al Estado como a padres y tutores; las
niñas y niños no son de su propiedad, sino que la obligación de todos es facilitar el pleno desarrollo de los
menores en libertad, considerándolos como sujetos de derechos, entre los
que está el de poder formarse para ejercerlos según su edad y grado de madurez.
La misma Convención considera como criterio prioritario de actuación “el interés superior del menor”.
Sin
embargo, en España todavía se impone una
religión a aproximadamente la mitad de las personas recién nacidas. Y a la
imposición formal le sigue el adoctrinamiento:
en el curso 2022-2023, 3.119.268 alumnas
y alumnos (un 57 % del total) han sido matriculados en religión católica, y hay
que sumar los matriculados en asignaturas de otras religiones. Esas y esos
menores están viendo vulnerados, mediante la instrucción catequista dentro y
fuera de la escuela, su libertad de conciencia y el desarrollo libre de su
pensamiento. Recordemos que se trata de adoctrinamientos dogmáticos con
flagrantes elementos anticientíficos, misóginos y homófobos de los que a todos
nos hacen cómplices pues se sufragan con fondos públicos. En defensa de esa
libertad y ese desarrollo, desde Europa Laica exigimos la implantación de una educación pública, laica, feminista,
inclusiva, universal y de calidad, a la vez que pedimos a madres, padres, y
tutores que velen para que sus hijos e hijas reciban esa educación.
Estas
exigencias suponen, por descontado, el rechazo
a los centros educativos que transmiten idearios propios dogmáticos y sectarios,
en clara contradicción con el derecho a una educación emancipadora. Ya es hora,
en consecuencia, de poner en marcha la progresiva y efectiva desaparición de los conciertos educativos
por los que se deriva dinero público a centros confesionales.
No olvidemos que los diversos entornos adoctrinadores son un terreno propicio, además, para el paso de los abusos mentales a los abusos sexuales, como se puede colegir del Informe del Defensor del Pueblo sobre estos abusos en el ámbito de la Iglesia. Por ello exigimos la educación laica también como medida de prevención –olvidada por el Defensor– frente a esos abusos.
Pensamos
que hoy en día es más necesaria que nunca la
promoción del pensamiento crítico y la autonomía moral, como la mejor
defensa frente a cualquier tipo de indoctrinación o manipulación.
Especialmente, frente a la creciente
amenaza de un control cada vez más insidioso sobre las conciencias y los
comportamientos humanos, ejercido mediante tecnologías de rostro amigable
por sus aspectos positivos, como la inteligencia artificial.
En el
ámbito internacional, la infancia no sólo es objeto de abusos doctrinarios y físicos, sobre todo desde diversas ideologías
religiosas, étnicas y nacionalistas o tribales, sino que las derivas bélicas de estas ideologías afectan a la infancia de manera
especialmente cruel. En estos días hay que denunciar expresamente la falta
de respuestas justas y eficaces de la llamada “comunidad internacional” ante las miles de víctimas en Palestina, sin
olvidar las de Ucrania, Afganistán, Myanmar,
Etiopía, Yemen, etc.
Volviendo
a España, son varios los frentes y ámbitos en los que hay que actuar en defensa
de los Derechos de la Infancia, como el de la educación, los medios de
comunicación, la industria audiovisual, las tecnologías digitales, y otros. Con
el propósito firme de avanzar en esos terrenos, Europa Laica dispone de una propuesta articulada de Ley Orgánica de
Libertad de Conciencia, que contempla
los derechos de la infancia y que, entre otras medidas, exige al Gobierno
la denuncia y derogación de los Acuerdos
de España con la Santa Sede, y con otras confesiones, para sacar las
catequesis de todas las religiones de los centros educativos así como impedir la proliferación de
centros con idearios particulares y excluyentes, sean o no financiados con
dinero público.
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