martes, 19 de diciembre de 2023

Las descalificaciones y provocaciones de la Derecha Ultra del PP y Vox

 




Pepe Aguza.
Colectivo Prometeo.

Han pasado más de cuatro décadas desde el inicio de la democracia en España y las secuelas de la dictadura franquista siguen tan firmes como a finales de los setenta en las filas de la derecha del PP y de la extrema derecha de VOX de este país. La conciencia democrática y el respeto, no están presentes en estas formaciones políticas ni en una gran parte de la ciudadanía española. El ejemplo más palpable de estas afirmaciones hemos podido verlas en la imágenes de jóvenes encapuchados, de personajes políticos como Esperanza Aguirre, de pancartas y banderas ilegales preconstitucionales o las consignas, además de los disturbios con más policía heridos que manifestantes en las concentraciones frente a la sede del PSOE en Madrid.

 ¿Por qué las fuerzas del orden no actúan ahora con la misma contundencia que actuaban en la época de la "kale borroca" en Euskadi o las manifestaciones de Cataluña?

El nivel de insultos, provocaciones y descalificaciones de todo tipo de presidentes, parlamentarios, alcaldes o miembros de los grupos de derechas de los últimos tiempos es alarmante, con amenazas claramente delictivas en muchos casos, igual que podrían considerarse los mensajes de whatsapp en los chat de ex-militares retirados, desde generales, coroneles o capitanes como José Molina Zataraín, José Adán Carmona, Luís Manso Molina, Andrés González Espinar o un elevado número de miembros de una promoción de la Academia General Militar, que hace tres años defendían que había que “fusilar a 26 millones de rojos hijos de puta, homosexuales, feministas, catalanes y separatistas, niños incluidos…” sin que dichas declaraciones tuvieran consecuencias jurídicas o penales.

 

Recientemente, Santiago Abascal, lider de VOX, declaraba en Buenos Aires, donde acudió a la toma de posesión de su “colega ideológico” Javier Milei, que a Pedro Sánchezel pueblo algún día querrá colgarlo por los pies”, lo que podría considerarse un claro delito de odio, propio de tiempos de la dictadura. Unas manifestaciones propias de aquellos cuarenta años de franquismo, de represión, sangre y muerte que ellos ocultan, mientras se regodean haciendo alusión constantemente al terrorismo de ETA, al independentismo, comunistas o filoetarras como denominan a todos los que no militan en sus filas.

 

De nuevo, en vez de negociar y combatir, el fascismo volvió a colapsar las calles el pasado domingo 17 en Pamplona, con motivo de la moción de censura contra Cristina Ibarrola de UPN el próximo 28 de diciembre, propiciada por EH-Bildu y PSN, que dará el gobierno a Joseba Asiron de EH-Bildu, con el apoyo de las fuerzas progresistas de Geroa Bai y Contigo-Zurekin.

La actitud de la todavía alcaldesa Ibarrola fue suspender la sesión ordinaria del pasado jueves, cuando se presentó la moción de censura, emitiendo todo tipo de insultos y descalificaciones hacia los socialistas a los que llamó “escoria” y “miserables” y alentando a los ciudadanos a movilizarse y tensionar la sociedad pamplonica con concentraciones y manifestaciones a las que una vez más asistió Alberto Núñez Feijóo para repetir su eterna cantinela de “gobiernos filoetarras”  

Lejos de avanzar hacia un país moderno y progresista, parece que cada día retrocedamos a décadas pasadas, donde el odio y la violencia estaban a la orden del día, algo innegable y de una extraordinaria gravedad y a lo que es imprescindible renunciar, evitando la crispación y confrontación y buscando únicamente la concordia y el debate político para lograr una sociedad de vanguardia, tolerante y de convivencia, más justa, económica y social.

El motivo del acuerdo de la moción de censura a la alcaldesa de Pamplona es la situación de incapacidad política, social y económica y la propia ineptitud de los gobiernos municipales liderados por UPN, así como el menosprecio y actitud dictatorial, prepotente, unilateral y opaca de su responsable, por lo que las fuerzas de la oposición de EH-Bildu, PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin lograron un compromiso para impulsar un cambio de gobierno municipal con acuerdos plurales para hacer avanzar la ciudad, que rompa dicho bloqueo y logre aprobar unos nuevos presupuestos municipales incumplidos sistemáticamente desde 2021, superando los permanentes conflictos causados por la acción de parálisis y bloqueo unilateral de UPN durante los dos últimos gobiernos municipales.

Entre los objetivos del futuro gobierno está el primer Plan de Convivencia de Pamplona, para lo que se nombrará un responsable dependiendo directamente de la alcaldía para elaborar, evaluar e informar sobre la convivencia en Pamplona. El cumplimiento en el marco institucional de lo dispuesto en la Ley Foral de Símbolos de Navarra, el reconocimiento y reparación de las víctimas generadas por la violencia de ETA, generando un clima de entendimiento que mire al futuro dentro del marco de “Memoria, justicia y reparación”.

Igualmente promover las medidas de seguridad necesarias de sus calles. Impulsar un espacio ciudadano de lucha contra la violencia machista, apoyando la educación y el respeto en la escuela.

También en base a los planes urbanísticos y al derecho a una vivienda digna de las familias vulnerables y la emancipación juvenil, se facilitará el suelo para la vivienda protegida y el impulso a la rehabilitación.

Entre sus múltiples objetivos se encuentran el pacto con la cultura, la educación y la formación, a la vez que se incremente la oferta de plazas de 0 a 3 años en atención a criterios de igualdad y equidad.

En el sentido cultural está el compromiso del fomento de la lengua euskera, así como potenciar las fiestas populares de los Sanfermines, como un lugar de encuentro libre de tensiones políticas y de convivencia donde prime la concordia y el respeto.

El objetivo principal es trabajar por unos Presupuestos para 2024 a la mayor brevedad y hacer de Pamplona una ciudad atractiva que favorezca la actividad económica y la creación de empleo, todo ello buscando siempre el consenso para articular mayorías progresistas y populares, alejadas de las posturas dictatoriales de la derecha tradicional.

 

Lejos de la confrontación y las descalificaciones de la derecha, este debería ser el modelo democrático, constructivo y tolerante que garantice el progreso político, económico y cultural del país, evitando el enfrentamiento de la sociedad española.

 


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