Remedios Copa
Colectivo Prometeo
Cuando el amanecer es
nublado y gris, es fácil pensar que se trata del reflejo de la triste deriva
que la humanidad está tomando.
Si pensamos en el ámbito
de la política internacional, que siempre afecta también a la nacional, el
panorama no puede ser más desolador. En la nacional no es para menos; cuando se
cuestiona al Gobierno legítimo salido de la voluntad de los españoles en las
urnas y del acuerdo democrático entre parlamentarios, quién lo está
cuestionando se descontextualiza del marco constitucional y pone en serio
peligro el régimen democrático.
En el ámbito internacional asistimos a un genocidio en directo sin que ningún país salvo Sudáfrica se alce en serio frente a semejante delito, exija el cese de suministro de armas a Israel, la imposición de severas sanciones económicas al país genocida o la ruptura de relaciones con él. En lugar de eso, pese a las masivas manifestaciones de civiles en todo el mundo pidiendo el alto el fuego y el reconocimiento del Estado palestino libre, se vetan los intentos de que se produzca; si se intenta cualquier condena a Israel hacen la vista gorda mientras el genocida avanza en su proyecto de limpiar de palestinos el territorio que quiere apropiarse, la Palestina que Israel lleva más de 75 años ocupando ilegalmente, controlando, asediando, agrediendo y asesinando impunemente a población civil inocente con bombardeos a viviendas, vehículos e incluso a viandantes y trabajadores en sus campos de cultivo.
El Estado de Israel nunca
cumplió la resolución de Naciones Unidas reconociendo dos Estados
independientes: Israel y Palestina. Si antes de este enardecimiento genocida
Israel ya había asesinado a 14.000 palestinos, desde octubre de 2023 el número
ya supera los 31.000, de los que cerca de 14.000 son niños y niñas, a cuyas
cifras hay que añadir unos 10.000 desaparecidos que se supone han quedado
enterrados bajo los escombros de los bombardeos. Con el recrudecimiento de los
ataques de estos últimos días, las cifras han quedado superadas y son
incontables ya las muertes que se están produciendo por falta de alimentos,
agua potable y asistencia sanitaria. Últimamente no solo atacan hospitales y
escuelas, o a los que acuden a refugiarse en las supuestas zonas seguras,
incluso señaladas como tal por Israel, también el personal sanitario y el de
apoyo humanitario están siendo blanco directo de los disparos, según datos de
las organizaciones médicas y humanitarias.
EEUU, que siempre
consideró a Israel su buque insignia en la zona, veta todo intento de que
cualquier Institución Internacional o país bajo el dominio de su herramienta de
guerra, la OTAN, cuestione a Netanyahu o pretenda presionar a Israel para que
cese de inmediato el genocidio. Ahora, mientras Netanyahu termina el
exterminio, EEUU pretende un lavado de cara, tirando desde el aire unas migajas
de comida dispersadas sobre los moribundos palestinos. Si tanto le importa que
mueran de hambre, sed y falta de medicinas, ¿por qué no ordena a su amigo
Israel el alto el fuego inmediato y le impone sanciones como hizo con Rusia?
Otro de los puntos negros
de las guerras en la actualidad es Ucrania. Un país que lleva en guerra desde
2014, en el que la mano de los EEUU fue detonante y sigue siendo el artífice de
esa guerra externalizada en la que Kiev viene masacrando a la población del Donbás
desde el sobradamente conocido Maidan, también denominado Euromaidán. Si bien
es cierto que se venía hablando poco de la guerra de Ucrania últimamente y que
parecía que Biden ya no estaba por la labor de seguir atendiendo a las
exigencias de Zelenski y los potentados nazis que le apoyan y hacen su negocio
en la sombra a costa de las armas y ayudas económicas que reciben de los
miembros de la OTAN, por un lado por su descontento con Zelenski y por otro por
el desacuerdo de muchos norteamericanos con los costes de esa guerra, ahora lo
retoma con ganas basando su relato en sembrar el miedo con la amenaza de que
Putin quiere invadir Europa y, a la vez, derivando los costes de miles de
millones de euros, (50.000.000.000), a cargo de los presupuestos de los
serviles países europeos que destinarán a la guerra la parte correspondiente
detrayendo ese importe de servicios nacionales de Bienestar Social como la
sanidad, ayudas a la dependencia, construcción de vivienda social, educación, u
otras necesidades propias de la población nacional.
Ya basta de tomaduras de
pelo. Todos sabemos que para que la ciudadanía se trague el paquete de esa
extorsión del presupuesto para dedicar a una guerra hace falta crear un relato
que asuste lo suficiente para justificar la medida y que sea tolerada en lugar
de que surja una oposición potente que la rechace. Pero, pese a la restricción
de la información veraz y a los intentos de vetar cualquier disensión con el
relato oficial, a estas alturas ya a nadie con dos dedos de frente se le escapa
que el origen de la entrada de Rusia en la guerra de Ucrania fueron los
incumplimientos de la OTAN de los Acuerdos de Minks, que consistían en que la
OTAN no extendería sus dominios en torno a la frontera con Rusia, extensión que
como todos sabemos continúa produciéndose en toda la frontera. Este
incumplimiento está reconocido por políticos europeos así como que nunca se
tuvo intención de cumplirlo, simplemente se trataba de engañar a Putin para
ganar tiempo, han declarado ya públicamente.
Putin está cansado de
advertir del peligro de esa expansión y de la provocación que supone para Rusia
dotar a Ucrania de misiles de largo alcance, como ya lo advirtió también con
respecto al armamento con cabezas nucleares que le facilitó el Reino Unido a
Zelenski y del riesgo incluso de accidente nuclear que eso suponía tanto para
la propia Rusia como para Europa, por no decir que, si se utilizaban esas armas
contra Rusia, ésta iba a defenderse y por lo tanto la OTAN sería responsable de
una tercera guerra.
Ninguna persona desea
estar inmersa en una guerra y, si tal amenaza existiera, la obligación de los
Gobiernos es forzar el cese de la provocación y utilizar toda la diplomacia
para alcanzar una solución negociada.
¿Cómo puede cualquier
persona razonable entender que se condene a Rusia y se le impongan severas
sanciones económicas, (que lo que han hecho es arruinar la economía de la U E),
mientras que se mire para otro lado e incluso se apoye en los foros internacionales
a Israel cuando está cometiendo un genocidio documentado y a la vista de todos
en Gaza?
1 comentario:
Esto ocurre porque la vara de medir de los países occidentales europeos y norteamericanos es selectiva, en función de a quien la aplica. Lo más vergonzoso, es la sumisión de Europa a los intereses norteamericanos, lo que la hace ser un actor secundario en la escena internacional.
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