Remedios Copa
Colectivo Prometeo
No deja de ser
esperpéntico que la OTAN, que está siendo una herramienta de guerra al servicio
de las órdenes de los EEUU, afirme ahora que quiere enviar “tropas de paz” a
Ucrania. Además de esperpéntico es tomar por tonta a la ciudadanía, cuando ya
es sabido desde hace tiempo que tropas cualificadas estadounidenses y mandos de
la OTAN están operando en Ucrania e incluso en suelo ruso desde hace tiempo.
Son ni más ni menos que los responsables del manejo de la tecnología y las
armas facilitadas a Ucrania por Occidente.
Lo que hasta ahora se
venía haciendo clandestinamente, ahora se hará a pecho descubierto. El Reino
Unido, que ya en el pasado suministró a Ucrania armamento dotado de cabezas
nucleares, (llamadas por algunos “de pequeño alcance”), hace público ahora su interés
en la participación militar en Ucrania. Anteriormente, también Macron abogó por
el envío de tropas a la guerra de Ucrania y la prueba de que soldados franceses
ya estaban operando allí son los 9 especialistas franceses muertos en Odessa,
fruto del Iskander que borró del mapa la base militar ucraniana en la que
fallecieron 77 hombres, lo que delata que Francia estaba involucrada a través
de sus “instructores” y “técnicos” en una actuación clandestina contra Rusia.
Polonia tiene soldados desplazados en Ucrania, si bien en zonas hasta ahora poco conflictivas según diversas fuentes. Otros países de la UE, como es el ejemplo de Alemania, también es partidaria del envío de militares a Ucrania y, desde hace tiempo, tiene un programa educativo en el que militares hacen giras por los centros de enseñanza para concienciar a la juventud de la necesidad de soldados para el ejército y la importancia de su labor en pro del país, sobre todo frente amenazas de invasión como la de la “malvada Rusia”.
El Reino Unido y Alemania
han firmado un pacto de defensa sin precedentes para reforzar su cooperación
militar ante la “creciente amenaza de Rusia”, a la que por cierto no paran de
provocar aumentando la escalada bélica y sustituyendo los métodos diplomáticos
por los intereses del lobbie armamentista y el afán de poder de gobernantes
psicópatas. El acuerdo, conocido como Trinity House Agreenment, supone un
importante paso adelante en las relaciones entre los dos mayores donantes militares
de la OTAN.
Si cambiamos de
continente, EEUU lleva un goteo de soldados estadounidenses muertos en el campo
de batalla de la guerra de Ucrania, sea en territorio ucraniano o ruso, pero
cuyas muertes siempre han sido atribuidas a enfermedades, accidentes fortuitos
o similares en Ucrania, aunque sin reconocer hasta ahora su participación
directa en la guerra contra Rusia; entre esos muertos algunas fuentes incluyen
a mandos de la OTAN. Lo mismo ocurre con Canadá que recientemente repatrió el
cadáver de un alto mando militar, perteneciente a la OTAN, con la simple
referencia de “fallecido en Ucrania” pese a que algunas fuentes situaron su
muerte en combates de Ucrania en territorio ruso.
Es importante recordar
dos cosas y ambas representan una amenaza en la que los muertos los pondrá
nuestra ciudadanía:
La primera es que la OTAN
puede desplazar soldados de los países que la integran a “misiones de defensa”,
aunque en realidad sean de ataque en muchos casos como aseguran algunos
militares de sus filas y la realidad viene demostrando.
La segunda es que la OTAN
hace oídos sordos a las advertencias de Putin, que ante la escalada de
provocaciones y el afán de Zelenski, (apoyado por los EEUU y convertido en el “avatar
de emperador perejil” presente en todas las salsas de la política en la UE), de
recurrir al armamento de largo alcance y de cabeza nuclear facilitado por
Occidente, llevó a que recientemente Rusia aprobara la nueva doctrina nuclear
que permite respuestas con armas atómicas en caso de ataques con armas
convencionales, tal como Putin había advertido en su momento de que “el empleo
de armas de largo alcance occidentales contra territorio ruso significaría que
la OTAN está en combate con Rusia”.
El seguidismo de la UE a
las directrices políticas marcadas por los EEUU han supuesto el suicidio
económico de los europeos y las consecuencias de continuar apoyando sus
intereses y la escalada bélica contra Rusia traerá la muerte para soldados
desplazados a la guerra y para ciudadanía que será blanco de ataques en la
contienda.
El imperialismo
estadounidense, ante el temor de perder su hegemonía en el tablero mundial, es
una bestia herida que prefiere morir matando antes que aceptar la realidad. Y
la realidad es que estamos en un mundo multipolar, como también lo es que la
política estadounidense con la OTAN a su servicio nos ha puesto al borde de una
guerra nuclear que se puede llevar por delante a la humanidad entera.
En esta tesitura sería
bueno no olvidar las palabras de la responsable del Ministerio de Sanidad Serbio,
quién ha visto de primera mano las consecuencias del bombardeo con uranio
empobrecido en la salud humana. El uso de este tipo de municiones por los
países de la OTAN “es la peor forma de fascismo”, ya que dejan una profunda
huella en la salud de las futuras generaciones.
La agresión de la OTAN
contra la República Federativa de Yugoeslavia “con 15 toneladas de uranio
empobrecido” vertidas sobre su tierra en 1999, no solo fue la muerte de varios
miles de inocentes, incluidos niños, sino también el envenenamiento de generaciones
futuras.
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