jueves, 20 de febrero de 2025

A Velocidad de Vértigo

Bosco: Juicio Final ( detalle)



Remedios Copa
Colectivo Prometeo

Así se mueve todo en los últimos tiempos. Cómo afirman quienes tienen conocimientos profundos sobre los humanos y sus capacidades de aprendizaje y adaptación, los cambios tan veloces que se están produciendo en los últimos años superan la capacidad de asimilación y adaptación adecuada para las personas, sin olvidar que los avances tecnológicos a velocidad de vértigo tampoco van acompañados de las medidas oportunas para un encaje social efectivo de todas las transformaciones que conllevan y que afectan tanto en la esfera social y política como en la economía, e incluso en la sostenibilidad del sistema neocapitalista actual y en la sostenibilidad de la vida en el planeta.

Como quiera que el distanciamiento entre una élite privilegiada, cada vez más minoritaria en la cúspide de la pirámide, y cuya acumulación de riqueza se aproxima cada vez más al 90% del total en el planeta, mientras en el resto de la población mundial crece la desigualdad, la pobreza y la miseria, los primeros ya no solo ostentan el poder económico en el mundo sino también el político, cosa que hasta hace poco se ejecutaba en la sombra pero actualmente ya se están quitando la careta y los grandes potentados ocupan abiertamente cargos importantes en la política e incluso conforman el Gobierno del país; de ese modo, podríamos decir que el poder económico está soslayando al poder político y ocupando su lugar.

Cuando algo así sucede, la élite que gobierna el mundo está tan lejana y ajena a la mayoría social, al resto de la humanidad, que su concepto del mundo y de la ciudadanía está totalmente deshumanizado. Así suceden ejemplos como el que mandatarios de Israel llamen a los palestinos gazatíes “animales humanos” y no solo destruyan sus infraestructuras y sus casas con las familias dentro o bombardeen los campos de refugiados indefensos, los hospitales y las escuelas, también se les mantenga confinados sin medicinas, agua ni comida, exterminándolos en un genocidio retrasmitido en directo sin que nadie “toque” a Netanyahu ni a su Gobierno. Y lo mismo que está sucediendo con la suplantación de la política por el poder económico, Trump ya no oculta que hay que limpiar Gaza de gazatíes para que, capitaneado por su yerno, se construya allí un resort de lujo para negocio de unos y uso y disfrute de otros. Ya prescinden de la careta sin ningún pudor.

Y mientras todo esto sucede, con cambios vertiginosos en la geopolítica y estrategia global, sus manifestaciones en diferentes puntos del planeta apuntan en la misma dirección y los afanes imperialistas acrecientan su furor y exhiben sus expectativas en el nuevo tablero sin que ninguno quiera quedar fuera del juego, como ejemplo los intentos del Reino Unido por ocupar silla en el tema de Ucrania.

Al tiempo que los poderosos ponen sus cartas en juego sobre el tablero mundial y su poder se acrecienta, el resto de la humanidad parece aletargado, víctima de la tiranía y el expolio, perdiendo cada día más y más derechos, incluso los más elementales de todos: los Derechos Humanos que, eclipsados junto a otros ganados con sangre, se diluyen a diario en la vulneración y falta de respeto al Derecho Internacional y al derecho a la vida.

Sí. También el derecho a la vida se está perdiendo a diario y no solo ocurre en Palestina, Líbano, Siria, Mali, República del Congo y tantos otros que además de padecer desigualdad, esclavitud, hambre y miseria, padecen a diario cientos de muertes de población civil, violaciones y secuestros de mujeres y niñas.

Podríamos dar cifras, que son aterradoras, de la cantidad de población civil asesinada, mujeres violadas, secuestradas y obligadas a matrimonios forzosos con guerrilleros de distintos pelajes; por no hablar de niños y adultos que viven esclavizados laboralmente en el mal llamado “tercer mundo” por empresas del “primero”, o los miles de muertos provocados por la deslocalización forzada por el hambre, la sequía, o simplemente tratando de huir de los países en guerra. Y también podríamos preguntarnos por las causas de esas guerras, qué intereses las provocan y que países extranjeros las promueven.

Estamos en una sociedad tan confundida, víctima de falta de información veraz, bulos y manipulaciones populistas y polarizadoras, que ni la capacidad y fuerza de la mayoría social, (que la tiene), ni el espíritu crítico para cuestionarse la situación y cambiar las cartas del juego levantan cabeza. Y en esta falta de reacción se apuntan los efectos de la ingeniería social aplicada a lo largo del tiempo tras la Segunda Guerra Mundial, que tienen su eficacia, pero también hay voces expertas que señalan la influencia del aturdimiento provocado por la velocidad de la implementación de las nuevas tecnologías y los cambios civilizatorios y de valores que conllevan, que sobrepasan la capacidad humana para procesarlas debidamente y actuar en consecuencia.


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