Remedios Copa
Colectivo Prometeo
Al haber actuado como pollo sin cabeza, sirviendo con total ceguera a las directrices trazadas por los intereses imperialistas de los EEUU, ahora Europa está perpleja y descolocada. Si tenemos en cuenta que Europa está muy mal situada y que no acaba de entender que EEUU ha decidido soltar lastres en los que ella está incluida, si no nos orientamos debidamente hacia dónde debemos ir, acabaremos dentro de muy poco dónde no hubiéramos querido estar.
Si EEUU consigue dejar sin tierras raras y metales estratégicos a Europa la devuelve a la edad de piedra, porque son la base de las tecnologías modernas: teléfonos, ordenadores, inteligencia artificial, etc. Y con respecto a la situación energética, el corte al suministro de la energía barata y la imposición de importarla de los EEUU ha dejado a 47 millones de ciudadanos de la UE sin poder disponer de calefacción, amén de otras consideraciones sobre el encarecimiento de la producción industrial e incluso de alimentos.
EEUU quiere relanzar su economía porque arrastra graves problemas y por ello quiere la anexión de Groenlandia, el control del Canal de Panamá, conseguir minerales críticos y otros recursos de Ucrania, porque tiene graves problemas internos, entre ellos el hecho de que el 40% de su población está en situación de pobreza.
La otra pata de la política norteamericana consiste en forzar a la UE a invertir en armamento que fabrican las empresas norteamericanas y otras en las que tienen participación aunque produzcan en Europa. Tanto Trump como el nuevo Secretario General de la OTAN le están señalando el camino: te quedas sola frente a Rusia que quiere invadirte y tiene armamento y tú no tienes nada; Rusia invierte el 40% de su PIB en armas y tú gastas más en pensiones, sanidad y educación que en armamento. Indicándole así lo tiene que hacer si no quiere ser invadida pero yo diría que ya lo está y no por Rusia, sino por EEUU y los mandatarios europeos a los que maneja como a marionetas encadenadas a su conveniencia.
La estrategia de EEUU es de corte imperialista. Trata de hacerse con todos los recursos posibles para su reindustrialización y de mantener cautiva y limitada a sus intereses la producción europea, aún a sabiendas de que va a empobrecer estrepitosamente a otros países. Frente a eso, lo que le queda a Europa, sin recursos y dependiendo de mantener una moneda fuerte para seguir comprando a buen precio las materias primas en otros lugares, porque ha consumido muy rápidamente sus recursos debido a la rápida industrialización en el pasado y ahora se encuentra sin apenas materiales críticos y con escasos recursos de energías fósiles. Es un continente relativamente pequeño y envejecido, con sus recursos muy extenuados. Su potencial era la industria y el conocimiento, pero ahora está sufriendo una rápida desindustrialización y tiene problemas de espacio, envejecimiento y escasez, así que si no juega bien sus cartas lo va a tener muy difícil.
Por otra parte, como señalan Antonio Turiel y otros expertos en el tema, el modelo europeo propuesto para la transición energética no funciona y así lo destacan en diversos y rigurosos análisis críticos efectuados al respecto, acompañados de propuestas alternativas concretas basadas en datos que apuntaban a una perspectiva realista y fundamentada en los debates sobre sostenibilidad. También Antonio Aretxabala desmonta las narrativas convencionales sobre la crisis climática y la viabilidad de las soluciones renovables; entre sus trabajos podemos encontrar “La gran mentira de la energía renovable industrial”. Ambos autores han divulgado por activa y por pasiva el tremendo error que se estaba cometiendo con el despliegue desproporcionado e irracional de las energías renovables y el despilfarro de fondos tanto estatales en España como europeos, dinero que aportamos todos los ciudadanos de la UE, y que además de exceder en muchos casos a las necesidades reales de tanta producción, suponen entorpecimiento a modelos de desarrollo sostenible que responda a necesidades reales, respete el medioambiente y contribuya a frenar el calentamiento global.
Lo triste es que la misma ceguera cortoplacista al abordar los temas energéticos y el desarrollo económico sostenible, impregna las decisiones políticas que se están tomando una vez más en la UE.
Todavía siguen con el relato trasnochado de las causas de la guerra de Ucrania y tratan de justificar las decisiones erróneas a las que la UE se dejó arrastrar por la OTAN capitaneada por los EEUU al servicio de sus intereses, y se desconciertan porque la negociación para ponerle fin la estén negociando los EEUU y Rusia. Todavía no son capaces de admitir que la guerra desarrollada sobre Ucrania es una guerra de los EEUU contra Rusia y que, como Trump declaraba hace unos días, EEUU llevaba invertido mucho esfuerzo y dinero en Ucrania desde el año 2014. Si revisamos datos antiguos, (del origen de la guerra de Ucrania), sobre la preparación del Maidan podemos hallar información sobre la mano estadounidense desde 2012 e incluso antes en su preparación.
El desprecio hacia Ucrania, más allá de su expolio para resarcirse de lo invertido en la contienda, está en la misma línea del mostrado hacia la UE. Una vez se ha usado el instrumento, se suelta lastre y se tira con él.
Los intentos de la UE para ser tenida en cuenta en el convite de cierre del juego y reparto de resarcimientos no dejan de ser un mero intento testimonial de protesta, pero sin visos de éxito. Y eso sí, con ciertos riesgos de traer males mayores.
Como señalan expertos en política internacional, Europa corre grandes riesgos al adherirse a un personaje como Zelenski con el pretexto de defender a Ucrania, y no porque los ciudadanos ucranianos no sean merecedores de defensa como cualquier otro, sino por adherirse cada vez más a las propuestas de dirigentes neofascistas y pro-nazis, verdadera amenaza para la democracia y los derechos humanos.
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