miércoles, 9 de julio de 2025

¿Es el momento de retomar el espíritu del Frente Cívico “Somos Mayoría”?


 




Juan Rivera
Colectivo Prometeo

 

El 15 de junio de 2012, en Sabadell y ante más de 500 personas, nuestro amigo, compañero y fundador del Colectivo Prometeo, Julio Anguita, hizo pública la idea que llevaba madurando desde hacía meses: “Asumo ser el referente de una operación política que intente cambiar el país”.

 Su intención nos la había comunicado previamente al grupo de amigos que, a su vuelta de Madrid en el año 2000, pusimos en pie el Colectivo.

Antes de su viaje a Cataluña nos pidió que mantuviéramos en secreto la propuesta hasta que la hiciera oficial y, una vez  lanzada, que le ayudásemos a montar la infraestructura para hacerla posible.

También nos solicitó que incorporásemos a la tarea a un reducido grupo (no llegaban a 15) de compañeros y compañeras de toda España. Con esos mimbres (Prometeo + grupo de refuerzo) constituimos el Frente Cívico “Somos Mayoría”.

Para darle cuerpo ideológico a la iniciativa, entre el viernes 22 de junio de 2012 y el sábado 15 de diciembre de 2012, Julio desarrolló en el blog del Colectivo 7 artículos bajo el epígrafe común " Somos Mayoría".

En la introducción del primero, ante la avalancha de respuestas a su intervención en Sabadell, subrayábamos: “Te pedimos paciencia si los comentarios tardan algo en subirse. La página se mantiene con trabajo militante, condicionado por la disponibilidad personal. Gracias”.

 Esa frase recogía perfectamente lo que significaba la propuesta: precariedad de medios compensada por el trabajo militante y la ilusión, mucha ilusión.

Y en el conjunto de sus reflexiones un eje: si queríamos impugnar el Sistema y el Bipartidismo borbónico del Régimen de Juan Carlos I, “el Corrupto”, necesitábamos acumular fuerzas creando un Contrapoder ciudadano.

Ninguna organización, ningún partido, podía hacer esta tarea en solitario. De ahí el mantra  “dejar los carnets [partidistas] en la puerta” para aglutinarnos alrededor de unas ideas básicas que sirvieran de punto de encuentro. Estas las sintetizamos en un decálogo al que dimos el nombre de los 10 puntos del Frente Cívico.

Se trataba siempre de facilitar la unión, el acuerdo, la concordia, desterrando los matices que tantas veces han paralizado a la Izquierda con discusiones interminables y que terminan anulando cualquier propuesta transformadora.

Julio leyó perfectamente, como era costumbre en él, el momento político- social. Nos encontrábamos en una fase de expansión , de cuestionamiento del Régimen desde la Izquierda y con un amplio apoyo popular que se había materializado el 15-M de 2011 (en el artículo " Son los nuestros" del 18 de mayo sintetizó nuestra apuesta, que había sido de claro apoyo a la convocatoria. Por ello el 6 de mayo nos sumamos como Colectivo a las movilizaciones convocadas) y que culminarían en las Marchas de la Dignidad del 22 de marzo de 2014 en las que el FCSM, tuvo un papel protagonista.

Luego llegarían la eclosión electoral de Podemos, los Ayuntamientos del cambio (2015-19), la formación de Unidas Podemos… 

Y por nuestra parte, en una última reunión celebrada en Madrid el sábado 12 de mayo de 2018, en la IIIª asamblea estatal celebrada en el centro cultural " Meseta de Orcasitas" , dimos por concluida  la labor del FCSM.

 Consideramos que habíamos cumplido con el objetivo marcado 6 años antes ( no olvidemos que el FCSM renunció desde un primer momento a presentarse a las elecciones). Eso sí, en lugar de disolvernos, optamos por dejarlo "hibernado". Así, si alguna vez hacía falta retomar la lucha con esa herramienta, podíamos hacerlo.

Hoy la situación es muy distinta. A la ola de la Marea transformadora, siguió un intenso reflujo en el que la voz cantante ya no la llevan las propuestas de Izquierda sino las protagonizadas por la Extrema Derecha y la Derecha extrema, formando un engrudo que aglutina a los movimientos racistas, ultrarreligiosos, terraplanistas de todos los pelajes, antidemocráticos… En lugar de a la ofensiva, estamos a la defensiva.

Día tras día desayunamos con el blanqueo del Franquismo (pacto PP-Vox), las propuestas de locura (por ejemplo, expulsión de España de 8 millones de personas) que tienen audiencia entre descerebrados o la  epidemia de “chiringuitos y paguitas” que benefician a los mismos que cuestionan y quieren acabar con cualquier ayuda social.

 Los que en las redes del odio  se jactan de su rechazo a los servicios sociales y defienden la privatización de todos los sectores públicos (aunque objetivamente les perjudiquen), cuando te das la vuelta ponen el cazo y se enganchan sin pudor a la teta de “Papá- Estado”.

Unas veces de manera burda como las subvenciones taurinas abanderadas por Vox, otras en plan "suavón" y con nocturnidad  como hace Moreno Bonilla mientras destruye la Sanidad Pública andaluza a la vez que beneficia a las compañías privadas, otras intentando ocultar la fechoría como cuando el Ayuntamiento de Córdoba de Bellido Roche tiene  poco dinero para la Memoria Histórica o la atención a la dependencia pero le sobra  para darle más de 200 mil euros a una asociación ultra y antiabortista.

 Siempre encabeza la contradicción la jerarquía católica que mientras se posiciona políticamente  con las Derechas, pone la mano para que ese gobierno que denosta le sirva en bandeja 400 millones de euros salidos de las arcas públicas y así poder seguir con su Cruzada ultra.

No estamos en nuestro mejor momento. No hace falta ser un adivino para verlo. Pero ante la realidad que no nos gusta tenemos dos opciones, la política del avestruz, esconder la cabeza y esperar a que escampe, o plantar cara.

Todos sabemos qué es el PSOE y quienes son sus dirigentes. Si analizamos la situación internacional nos encontramos Trump, Milei, Meloni, Orban … desbocados y por todas partes. Y en el solar patrio  la alternativa jaleada por todos los medios de difusión ideológica, voz de su amo, es una mezcla de corrupción añeja, incompetencia, franquismo sin complejos, odio al pobre, al inmigrante, al homosexual, desprecio al rojo y recortes, muchos recortes hasta llegar a privatizarlo todo.

Esta es la traducción práctica y no otra cosa, de la alianza Partido Popular y Vox.

Por ello tenemos la obligación de buscar la esperanza, de sostener la Utopía como en Mayo del 68 hasta encontrar una playa bajo los adoquines. Es el momento de la empatía, de dejar en la puerta junto a los reproches el “¡y tú más!”, de ser capaces de construir un Frente Amplio ( el nombre es lo de menos, pero ¡por favor! que sea lo suficientemente preciso y acertado para que nos identifiquemos  con él) donde nadie necesite disolverse como un azucarillo y pueda conservar su identidad.

Lo importante es identificar  bien quienes son los verdaderos adversarios de clase. El resto es accesorio

La apuesta es difícil, nadie lo niega, pero es la única salida.

Por ello el título que encabeza esta reflexión: ¿Es el momento de retomar el espíritu del Frente Cívico “Somos Mayoría”?

Cuando digo espíritu me estoy refiriendo al  concepto, no a buscar una repetición mimética de lo que fue. 

El tiempo pasado, las oportunidades perdidas, y más en política, nunca vuelven.

No nos perjudicamos en  nada dándole una vuelta al asunto. Pero el tiempo apremia.

No sabemos si tenemos mucho que ganar pero una cosa es segura:   si continuamos fomentando la división ombliguista, negándonos a escuchar a nuestro compañero de lucha, a nuestra compañera de trinchera, tenemos mucho, muchísimo que perder. 

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