lunes, 22 de diciembre de 2025

La Izquierda, Extremadura y el " error Huesca"

                                   

Juan Rivera
Colectivo Prometeo

Como bien sabes, ayer domingo 21 de diciembre se celebraron las elecciones autonómicas a la Asamblea de Extremadura. Habían sido anticipadas por la actual presidenta Guardiola, con el objetivo de reforzar su gobierno en la pugna que a nivel nacional mantienen la Derecha Extrema (PP) y la Extrema Derecha (VOX), aunque el resultado final, que a priori debía de sonarle muy bien en su cabeza, no ha sido el esperado. Pese al brutal hundimiento del PSOE.

Intento explicarme. Si analizamos los datos concretos, llama la atención en primer lugar el poderoso avance de la Abstención, que sube del 27.57% de las pasadas al 37.26%, un 9.69% más, con una participación de solo el 62`73%.

En cuanto a los datos numéricos puros, el vencedor de las elecciones ha sido el PP tras obtener un 43.18% de los votos y un escaño más que en las anteriores (29). Pero si comparamos los votos recibidos con el 2023, pierde 7935 sufragios, algo, a mi entender, bastante significativo.

El segundo partido, PSOE, sufre un batacazo histórico, dejándose en el camino 10 diputados, 106.642 votos y consiguiendo el resultado más bajo de su historia (25.72%)

El tercer partido es Vox. La organización neofranquista sube hasta el 16.9%, aumentando su número de votos en 36.960 y sus diputados en 6, hasta los 11.

Y en cuarto lugar se ha situado Unidas por Extremadura, que incrementa todos sus números en positivo: 3 diputados más (hasta 7), 10.25% de los votos (+ 4.27%) y 17.810 sufragios nuevos.

El panorama se explica bastante bien:   un PSOE al que le explotan los casos de corrupción y machismo (capaz de dispararse un tiro en el pie nombrando candidato a Miguel Ángel Gallardo pese a su imputación), se ha enfrentado a una Ultraderecha – es imposible en el relato distinguir al PP de Vox- hiperventilada y totalmente alimentada con bulos, mentiras y lo que hiciera falta.  Y esta última ha ganado de calle al acaparar más del 60% de los sufragios emitidos.

El órdago, sin embargo, no le ha salido como esperaba al PP pues ha terminado  reforzando el flanco más extremista, a los representantes, sin complejos, del trumpismo español, que ven como la ausencia de ideas y de propuestas colectivas las puede suplir, con éxito, agitando la pulserita rojigualda y buscando enemigos a los que echar la culpa. La táctica ya le funcionó a Goebbels y, por lo que se percibe, sigue vigente.

En este panorama, la única nota positiva para la Izquierda la ha aportado Unidas por Extremadura. Desde el primer  momento fue la apuesta del Colectivo Prometeo porque consideramos que la Izquierda Alternativa Extremeña, representada por la coalición, ponía sobre la mesa algunos de los argumentos que debíamos copiar en el resto del país: trabajo en la calle, voz templada pero con argumentos radicales, unidad alrededor de un programa común pero impregnado de empatía, solidaridad, altruismo y amistad.

La campaña se ha realizado desde dos puntales imprescindibles, básicos, la modestia de saber que tienes los pies en la tierra y la militancia activa y entregada, esa que permite llegar con el ejemplo a todos los rincones.

Además, se ha conseguido contar con la presencia de los líderes nacionales de IU y Podemos (Irene Montero, Ione Belarra, Enrique Santiago, Antonio Maíllo…) pero sin que haya recaído sobre ellos el protagonismo absoluto, porque este recaía sobre Irene de Miguel, Nerea Fernández y el resto de compañeras y compañeros de Extremadura, que proyectaron a la Ciudadanía un programa creíble que hablaba y se centraba en los problemas de la tierra.

En el Colectivo Prometeo tenemos muy claro que la presencia institucional no puede ser la única herramienta y tiene que ir acompañada por el empuje de la calle. Porque, como decía nuestro querido Julio Anguita, el ideal es llegar al Gobierno con “el BOE en una mano y la Ciudadanía [ con la otra, defendiendo sus Derechos] en pie de guerra”.

No podemos negar las evidencias, la actual fortaleza de la ultraderecha y la derecha extremista es una realidad. Nuestra respuesta como Izquierda no puede ser ponerle además una alfombra roja para que llegue al Poder empujada con nuestras miserias y disensiones.

En 2026 nos esperan nuevas citas electorales autonómicas: en mayo- junio Andalucía, marzo Castilla-León y, la más cercana, el domingo 8 de febrero en Aragón. Precisamente un ejemplo de esta última comunidad, al que denomino el “error Huesca”, debería hacernos reflexionar. Aunque el relato suena a chiste poco creíble, es para nuestra desgracia, totalmente cierto.

Vamos a retrotraernos a las municipales del 2023 de Huesca capital. En la ciudad se presentaron las listas de PP, PSOE, Vox y , por separado, 4 de la Izquierda (Podemos, Cambiar Huesca -en ella iba IU-, Chunta Aragonesista y Equo). Seguramente pensaron, con total honestidad, que así les iría mucho mejor y podrían dilucidar en la misma tacada la hegemonía electoral dentro de la Izquierda. La moraleja viene ahora: para tener representación municipal se requiere al menos el 5% de los votos.

Al final de la noche, tras recontar los votos, Podemos obtuvo el 4.68%, Cambiar Huesca el 4.47%, Chunta el 4.43% y Equo el 4.30%. Ninguna fuerza obtuvo representación, se desperdiciaron como si nunca hubieran existido el 17.88% de los sufragios y, actualmente, gobiernan la ciudad sin problema PP y Vox.

Nadie escarmienta en cabeza ajena, pero, como ya nos ha pasado, sería interesante una reflexión conjunta sobre hacia donde nos pueden conducir vetos cruzados, enroscamientos y competiciones para ver quien tiene más larga su Izquierda.

¿Alguien cae en la cuenta, en estas situaciones, de que cuando no luchamos juntos la Derecha no tiene problema alguno para acogotarnos por separado?








1 comentario:

Manuel dijo...

Gracias Juan, por tu análisis y por recordarnos la lección de Huesca