viernes, 12 de abril de 2013

Escraches: La democracia que nos han robado


Nuestro compañero del FCSM , Juan Carlos Monedero, ha escrito en "Público" el artículo que a continuación reproducimos



"Los derechos siempre se ganan o se pierden en el pulso político. Y una forma clara de ese pulso, hoy, son los escraches."
"Si un perro flauta me acosa por la calle, le arranco la cabeza", dice un diputado del PP. Si por molestarte en la calle mereces ver tu cabeza arrancada del tronco, ¿cuál es la pena proporcional por dejarte sin trabajo? ¿Y por no poder pagar el colegio de tus hijos? ¿Y por perder la casa en la que has metido todos tus ahorros durante los últimos diez años? ¿Y por endeudarte de por vida aunque además hayas perdido la casa? ¿Y por perder el acceso a la sanidad, a la universidad, a una pensión, al seguro de desempleo?
     Los que dieron el golpe de Estado en 1936 dijeron que los movió el amor a España . Pero de España, como dijo Franco, les sobraba la mitad de los ciudadanos . Que eran españoles. Que están todavía enterrados en zanjas y cunetas. Desde la patronal nos dijeron que nos fuéramos a trabajar a Laponia. Una parte importante de los jóvenes le ha tenido que hacer caso. Los de siempre. Nunca han existido dos Españas. Eso siempre ha sido una mentira. Hay una España mayoritaria y una minoritaria con mucho poder , capaz de acercar a su bando a una parte de la mayoría. El miedo hace el resto. En la España de ellos siempre están los mismos. Desde los Reyes Católicos y su Inquisición. Por eso, el PP no necesita arrancarle la cabeza a los últimos que pusieron el miedo en su bando. Están ahí, hechas tierra y vergüenza para nuestra democracia.

     El poder, sobre todo, posee eficaces herramientas para amedrentar a una parte importante de la ciudadanía. Medios de comunicación, iglesias, puestos de trabajo, presencia social, ritos, cultura y el Hola. Un diputado dice que no le tiembla la mano para volver a ejecutar disidentes. Antes eran rojos. Ahora, como ya no hay Unión Soviética, son perros flauta. El miedo, y los nombres, siempre los han administrado ellos. Y exhumar asesinados, expropiar unos carritos de la compra, decirles en el portal de su casa que nos están arruinando la vida y la del futuro, cuestionar la monarquía o recordarles que están robándose el país que dicen que aman, les hace caer en una angustia existencial, propia de quien nunca ha tenido la sensación de sobrar en ningún lado.
     La dureza de la respuesta del PP a los escraches es muy lógica. La derecha entiende siempre muy rápido las cosas del poder. La legitimidad del sistema político español está en cuestión. Cuando los esclavos dejan de interiorizar su condición, el amo ya no puede dormir tranquilo. El PP lo sabe: lo que ayer era permitido, ahora no lo es. Aunque lo sigan diciendo las leyes. Habían puesto al mismo nivel cosas que no se pertenecen. La Constitución, las leyes, los jueces, los policías y el portero de su casa les saludaban como personas importantes. Pero han surgido nuevas preguntas. ¿Por qué no permitimos un diputado que defienda la pederastia o la ejecución de las minorías o la lapidación de las herejes o adúlteras —lo perseguiríamos hasta debajo de las piedras, porque la democracia tiene derecho a defenderse—, pero permitimos un diputado que esté a favor de los desahucios? Ese es el cambio. Y es lo que les pone de los nervios. Es una lucha política. Si podemos perseguir a los que roban nuestra tranquilidad, están en peligro. Estamos escribiendo nuevas reglas del juego. Y los que siempre han sido dueños del tablero se asustan.
      Los escraches son reformismo. Pero hasta el reformismo asusta. De ahí la ridiculez de comparar escraches y terrorismo. Recuerdan Pisarello y Asens que "los escraches son una acción informativa, que se ha de hacer "de manera totalmente pacífica" y sin "importunar a los vecinos" . También se estipula que deben realizarse en días laborables y en horario escolar, de modo que los niños nunca sean interpelados. Los casos personales se intentarán explicar sin insultos ni amenazas. Se evitarán ruidos o molestias innecesarios y se procurará ser amables con quienes trabajan en comercios y con los transeúntes. No todas las antiguas reglas han perdido su sentido. Sólo aquellas que únicamente sirven a unas minorías privilegiadas. Pero la situación política está tan podrida que hasta las reglas mínimas de la democracia les están sobrando.
      El escrache es una forma de desobediencia civil. Cumple las tres reglas que marcó Habermas para que sea tal y no caiga en otras formas de desobediencia que carecen de legitimidad: son pacíficas, lo que se reclama tiene carácter universal —no se reclama en exclusiva para uno mismo, sino para todos— y se está dispuesto a asumir las consecuencias de los propios actos. La desobediencia civil es una válvula de seguridad democrática. Surge cuando las demandas sociales van por delante de las leyes y del comportamiento político institucional. Las leyes que ayer nacieron para defender a los políticos del acoso de los monarcas absolutos -inviolabilidad, inmunidad, fueros especiales- se han convertido hoy en formas de privilegio. Si en España tuviéramos una Constitución como la alemana, hace tiempo que el Tribunal Constitucional tendría que haber llamado al derecho de resistencia o habría declarado fuera de la Constitución a, cuando menos, los dos últimos gobiernos del Reino de España. ¿Por qué los jueces son tan solícitos para algunas cuestiones y, en cambio, han tolerado la ruina del país consumada por Zapatero y Rajoy? ¿No cabría situar en la inconstitucionalidad a dos partidos, PSOE y PP, que han dinamitado el carácter social de nuestro país recogido en el artículo 1 de la Constitución?
     Escribía en otro lugar que vemos con pasmo que lo que estaba prohibido, ahora está permitido —sueldos desorbitados, sacar dinero del país, vaciar instituciones, usar información privilegiada—, y que lo que estaba permitido —derecho a manifestación, libertad de expresión, derecho de reunión— están, de facto, prohibidos. Vemos que desaparecen las garantías de reparto de la riqueza social y aumentan las desigualdades ; que los políticos que gestionan la transferencia de renta desde las clases medias y bajas a los ricos tienen la llave de la puerta giratoria que les permite un futuro cómodo en las grandes empresas; que cualquier tipo de protesta pasa a ser criminalizada por esos políticos que están gestionando ese robo de los de abajo hacia los de arriba (llevando a suelo patrio lo que antes se hacía entre continentes). "Por la mitad de lo que estos están haciendo yo me he pasado diez años en la cárcel", dice el bróker de Wall Street , la película de Oliver Stone, viendo a nuestros actuales dirigentes. Y eso que no sabía ni lo de la Infanta, ni lo del coche en el garaje de Ana Mato, ni lo de la escritora fantasma de Mulas, ni lo de los sobres del PP. Cuando lo ilegítimo se convierte en legal, nace el momento de la desobediencia . En América Latina se preguntan a qué está esperando Europa.
     Los escraches son nuevas reglas del juego para una nueva partida democrática. Y tienen la misma oposición que en su día tuvo el sufragio universal, el derecho a huelga o a manifestación. El escrache es un diálogo directo con los "mandatarios" que se convierten otra vez, gracias a ese acto de diálogo forzado, en "mandatados". Que es lo que siempre han sido, aunque el abandono de la conciencia democrática le dio la vuelta a los papeles. Los escraches tenemos que entenderlos como la actualización en el siglo XXI de la rendición de cuentas democrática, de la exigencia del cumplimiento cabal de los programas electorales (o la convocatoria de nuevos comicios), de la reclamación de comportamientos acordes con la soberanía popular, de la renovación de la construcción de la voluntad popular más allá de la distancia que marcan los partidos, de la reivindicación de la honestidad en el ejercicio de los cargos públicos.
    Déjenme repetirlo: los escraches son el penúltimo intento amable de un pueblo que quiere hacerse escuchar. Con los escraches, el escenario, en cualquier caso, se clarifica: los diputados que no soporten la cercanía de los electores, que se marchen. En democracia, es el pueblo el que manda. Aunque expresarnos así parece devolvernos a un lenguaje que se hablaba en tiempos arcaicos. ¿Quieren seguir manteniendo los políticos la impunidad? ¿Quieren trabajar para otro señor que no es el pueblo y que nadie les demande por su traición? ¿Va a convertirse la política en un negocio paralelo al desmantelamiento de los sistemas de previsión social?
La salida fácil es decir que los escraches son una forma de amedrantamiento que pertenece a los regímenes fascistas. Se equivocan. Las tensiones entre sectores sociales pertenecen a todos los regímenes que mantienen desigualdades. ¿Quién sin que se le caiga la cara de vergüenza va a defender que un escrache es más violento que un desahucio, que un despido, que un corralito, que el cierre de la universidad y las urgencias, que una mentira electoral, que las machadas de los antidisturbios, que las multas por ejercer la democracia?
Los que están en contra de los escraches son los que están a favor de otras formas de protesta que ya no cambian nada. El mismo diputado del PP que vota en contra de la ILP, es decir, el mismo diputado que construye "fascismo social" expulsando de la ciudadanía a una parte importante de los españoles y españolas, dice que los escraches se emparentan con las señales pintadas por los nazis en las tiendas de los judíos. Es al revés: son ellos los que nos cuelgan la estrella en el pecho negándonos el sustento, la vivienda, la salud. Esa democracia que defienden sólo existe en sus discursos. Hace tiempo que se ha ido.
Igual que Israel se comporta con los palestinos con maneras de nazis, el neoliberalismo está haciendo de nuestros países un enorme campo de concentración enmascarado en formas democráticas . Una queja que no es oída no tiene efectos democráticos. Por eso los escraches están devolviendo la democracia perdida o quizá, incluso, están permitiendo el advenimiento de la democracia que nunca hemos tenido. La democracia se gana siempre en la confrontación. Por eso dijo Fraga que la calle era suya. Los derechos siempre se ganan o se pierden en el pulso político. Y una forma clara de ese pulso, hoy, son los escraches. Es normal que el PSOE, el PP, UPYD, CIU o el PNV estén en contra. Tan evidente como que hay que regresar a los lugares donde nacieron los partidos. A la calle. Los escraches ya han empezado a marcar el camino.
Juan Carlos Monedero es profesor de ciencia política en la Universidad Complutense.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Porque los escraches,solo se le hacen a los diputados del PP?.¿Y los diputados del PSOE,IU,BNG Y ERC?,¿Acaso no habia paro,ERES,desahucios,bajada de pensiones y sueldo a los funcionarios?.Escarche tambien para estos diputados, complices necesarios en la anterior legislatura,¿o estos se van a ir de rositas porque en teoria son de los nuestros?

Zaitsev dijo...

Mira, Anonimo,

Los escraches se hacen , en este pais, desde hace relativamente poco tiempo.

Antes de eso se hacian manifestaciones, algunas muy sonadas, con decenas de miles de manifestantes . También se han hecho huelgas, incluso, Huelgas Generales.

Unas y otras se han hecho contra gobiernos del PSOE y del PP, no porque se les tenga una especial gana, sino porque son los únicos que vienen gobernado este pais desde hace más o menos, treinta años.

El año pasado, el 2012, se hicieron en España alrededor de 40.000 manifestaciones y ... como si nada.

Así pues, los afectados por el terrible azote de los deshaucios, que por cierto son muchas decenas de miles, han cambiado un poco de tactica: en vez de hacer manifestaciones multitudinarias como aquellas 40.000 que se hicieron el año pasado, han pasado a hacer solo unas cuantas, pero esta vez a domicilio.

El hecho de que se esten haciendo ante los domicilios de diputados del PP y no de diputados de otros partidos, se explica por el hecho de que es el PP el que, en estos momentos, tiene en sus manos la facultad de aprobar o denegar la Iniciativa Legislativa Popular, que con 1.500.000 firmas , fué entregada en el Parlamento, hace muy poco.
Por cierto, en aquel momento, el PP no queria ni siquiera admitirla a tramite.

Yo apostaria cualquier cosa a que si el gobierno actual estuviera en manos de cualquier partido de los que tu mencionas, y ese partido estuviese haciendo una politica igual o semejante a la del PP, los escraches se les harian a ellos. ¿ Porque no ?.

Saludos.

Anónimo dijo...

Seguro que perderia la apuesta.La junta de Andalucia expropio el dia 2 de Abril a 4 familias de vivendas oficiales de la propia junta,esta publicado en BOE de la comunidad.Sanidad: el 54% de los hospitales publicos y el 76% de los geriaticos son de gestion privada en Andalucia¿alguna manifestacion, a favor de la sanidad publica?.Sin embargo en Madrid adonde la gestion privada es % mas baja, todos los dias manifestacion al canto,y que me dice de los ERES,dinero sustraido a los parados andaluces,y para terminar ¿no tienen ninguna responsabilidad los diputados y ministros de Zapatero en esta situacion?.Recuerde que Zapatero estuvo negando la crisis,hasta decir basta.A la derecha se la conoce,pero a la supuesta izquierda se le perdona todo¿quien creo las SICAV,El Terrorismo de Estado,corrupcion a gogo - gobernador del banco de España en la carcel,ministro del interior,director general de la policia,de la guardia civil y un largo etc...Años ochenta reconversion industrial, desmantelamiento de la flota pesquera3º del mundo,privatizacion de la banca publica y cajas de ahorro adonde estaba el psoe y los sindicatos tambien iu aunque en menor medida ya que tiene menos poder,contratos basura para crear empleo, mas vale tener un mal trabajo que ninguno Gonzalez dixit,España es el pais adonde uno se puede enruiquecer mas facilmente Solchagadixit.Prodria estar asi hasta mañana,¿ pero para que?parecemos hinchas de futbol,a los mios a justificar lo que haga falta al contrario aunque haga lo mismo ni agua,esto tambien funciona en sentido contrario.No tenemos remedio,se lo digo yo que militaba en el PCE a finales de los setenta,antes no, porque no soy tan viejo,obvio decir que me di de baja del partido hace muchos años ,harto de que le regalaramos nuestros votos al PSOE para hacer la misma politica que el PP,entonces AP.Un saludo, y si puedo le recordare la apuesta.

Zaitsev dijo...

Mira Anónimo,

Despues de leer tu último aporte, ( si me permites que te hable de tu), se me ocurren dos cosas:
La primera es que, toda la relación de despropósitos que expones, es cierta y por tanto, tienes todo el derecho del mundo a estar cabreado con la llamada “izquierda” de este pais.

La segunda es que, entre tu razonamiento y el mio, hay más coincidencia que discrepancia.
Me explico:

Yo estoy totalmente de acuerdo contigo en que en este pais, el electorado de izquierdas, ha estado votando a unos partidos considerados de izquierdas, incluso hasta el punto de hacerles ganar las elecciones, y despues ha resultado que esos partidos, han hecho una política más inclinada a la derecha que a la izquierda.
Esto viene ocurriendo desde la primera victoria del PSOE en 1982, que por cierto ganaron con 202 diputados en el Parlamento, de un total de 350, es decir pudieron poner este pais cabeza abajo, ... pero no lo hicieron.
Y , hasta hoy, pero, ... así les va, tanto al PSOE como al resto de partidos de “izquierdas”.

Ya más concretamente, en el tema de los scraches, ves, ahí discrepo un poco.
Si la modalidad de manifestaciónes selectivas conocidas como escraches, estuvieran organizadas y dirigidas por los partidos de izquierdas, te daria toda la razón. ¿Como van a organizarse escraches contra ellos mismos?, seria absurdo. Eso no lo hace nadie.
Pero, en mi opinión, los escraches los organizan y dirigen los afectados por el terrible problema de los deshaucios , los afectados por el problema de las hipotecas abusivas.
Entre los afectados por ese problema, que son decenas de miles de personas, logicamente tiene que haber de todo : gente de izquierdas, de centro y de derechas.
Incluso debe haber un montón de gente sin una preferencia ideológica definida.
Con esa composición y dede una independencia política al margen de los partidos, sigo pensando que, los afectados , serian perfectamente capaces de organizarle una buena serie de escraches al primero que se la mereciera sin mirar si es del PSOE o de IU.

Ojalá que esto se resuelva antes de comprobar quien de los dos gana la apuesta.

Saludos