Pedro Montes
Economista.
Socialismo21.FCSM
El presupuesto para
2015 presentado por el gobierno del PP es un documento complejo,
acopia gran cantidad datos y ofrece múltiples elementos de crítica,
que irán apareciendo a medida que los distintos sectores sociales
vayan desentrañándolos y comparándolos con los de años
anteriores. Se dispondrá entonces de información detallada sobre
las carencias, incoherencias y aberraciones que contiene.
Presupuestos
Generales del Estado 2015
Como, por ejemplo,
el peso desmesurado adquirido por la carga de intereses de la
deuda, 35,000 millones de euros; la disminución del 15% de los
gastos de protección a los parados -no tanto por una reducción del
desempleo como por agotamiento de los derechos de los parados-; la
ridícula subida de las pensiones, con ese 0,25%
anunciado; o el castigo a los funcionarios con otro año de
congelación salarial tras recortes previos, así como otro año más
de incompleta reposición de las plantillas del sector público. Por
no mencionar la prevista elevación de los ingresos públicos a pesar
de las rebajas fiscales realizadas o valorarlo como un
presupuesto que “consolidará” la recuperación, cuando está
dominado por la austeridad y ha sido elaborado con el objetivo de
reducir el déficit público.
La lista puede ser
inacabable. Los análisis detallados de los presupuestos para 2015
irán esclareciendo su contenido y la tendencia ideológica de sus
redactores, y mostrarán indefectiblemente la reaccionaria y
hasta cruel política económica y social del gobierno del PP, el
cual, paso a paso, va implantando su concepción del modelo
social que debe prevalecer y levantando barreras para hacer imposible
el regreso al nivel del Estado de bienestar alcanzado en el pasado.
Buen ejemplo de esto último es su política de privatizaciones.
Y
van siete
No obstante, creo
que lo principal sobre lo que hay que llamar la atención es que se
trata de unos presupuestos que, un año más, delatan a un país
en profunda crisis. Si tomamos septiembre de 2008 como
inicio de ésta con la quiebra del banco norteamericano Lehman
Brothers,
llevamos ya seis años de crisis y vamos a iniciar el séptimo
de desolación, de paralización del país, de tiempo perdido,
sin perspectivas serías y fundadas de que lo peor ha pasado.
En esta crisis que parece interminable, el presupuesto de 2015 va a
profundizar el malestar y la desesperación de la sociedad, no
existiendo en la mente de las dirigentes de este país ninguna
alternativa que nos permita vaticinar la finalización de esta
situación. Cada año vuelven a aplicar las mismas recetas fracasadas
e insisten en la absurda y perversa política de la
austeridad. Reflexionar sobre esta plaga o designio que nos ha
sobrevenido no estaría de más, porque a lo mejor concluimos que no
tiene un carácter divino y que está originada por causas
que son corregibles.
En
esta crisis que parece interminable, el presupuesto de 2015 va a
profundizar el malestar y la desesperación de la sociedad, no
existiendo en la mente de las dirigentes de este país ninguna
alternativa que nos permita vaticinar la finalización de esta
situación
El gobierno,
desmelenado en su campaña (electoral, cabe decir) de que la crisis
ya ha vuelto la esquina y es asunto del pasado -hecho desmentido por
numerosos hechos adversos, al punto de que empieza a fallarle
su confianza como Guindos ha señalado ante el estancamiento de las
principales económica de la zona euro-, ha bautizado al
presupuesto de 2015 como “el de la recuperación”. Pero, cuando
se contempla el cuadro final que tendrá el país al final del año
próximo, sus propias previsiones son estremecedoras y muestran que
se estará muy lejos de tener sentadas las bases necesarias
para la recuperación y salida de la crisis.
Es muy difícil que,
en 2015, se alcance el 2% de crecimiento del PIB, con la crisis
europea y la política interna de continuar con la austeridad y
los recortes. Tampoco se reducirá el paro en la medida que propaga
el PP, si bien, con la actual descomposición del mundo laboral, esto
sería posible teniendo en cuenta que, de un puesto de trabajo
normal, bien parcializado y precarizado, pueden generarse varios
“nuevos empleos”. Una tasa de paro prevista para finales del 2015
del 23% es un gran drama. Y, por supuesto, la crisis social,
con sus rasgos de desigualdad, miseria, sufrimiento, marginación,
desatención, desahucios, hambre y desesperación, se agudizará pues
el paso del tiempo actuará como un factor de degradación. A este
respecto, la caída de los gastos de protección a los parados es una
grave provocación.
Y todavía hay que
resaltar, no sólo que los peligros de una agravación de la
crisis están latentes, sino que la vulnerabilidad de la
economía española va ganando grados continuamente, aunque sólo sea
por elevado nivel que tiene el endeudamiento general y el persistente
aumento de la deuda pública. El próximo año, cuando ya alcanza el
100% del PIB, seguirá creciendo en unos 45,000 millones de
euros, como consecuencia de que el déficit público, a pesar de la
política de austeridad, seguirá siendo muy alto, el 4,2% del PIB
según la proyección del gobierno. Se estima en 243.000
millones de euros los recursos que el Tesoro habrá de obtener en los
mercados financieros para afrontar las amortizaciones de deuda
pública y el déficit del año. Sin perder de vista que, a estas
alturas, es difícil calibrar cuál será el verdadero alcance del
déficit, considerando las posibilidades de camuflaje o la prolongada
falta de atención que sufren las infraestructuras y los servicios
públicos. Por poner solo un ejemplo, los hoyos y parches de
las carreteras también son déficit público.
Para
herencia, la del PP
Si la opinión de
que el presupuesto de 2015 revela la profunda crisis del país, su
continuidad porque el presupuesto no resuelve nada y su posible
agravamiento tiene credibilidad y solvencia, de ello emana una
crudísima cuestión para la izquierda, sobre todo para los que creen
que se ha abierto la posibilidad de un cambio de gobierno.
No
sólo que los peligros de una agravación de la crisis están
latentes, sino que la vulnerabilidad de la economía española va
ganando grados continuamente, aunque sólo sea por elevado nivel que
tiene el endeudamiento general y el persistente aumento de la deuda
pública
Hay que levantar una
resistencia contundente a los planes del PP, pues su política
destructiva agrava todos los males del país y obstaculiza las
soluciones en el futuro. En esto hay un razonable acuerdo de todas
las fuerzas y organizaciones de la izquierda, si bien no todas actúan
con la misma firmeza ni coherencia. Es de destacar, por evidente, la
parsimonia y lenidad de las direcciones de CCOO y UGT, que en su
deslavazada actuación en las luchas políticas y sociales que tienen
lugar no encontrarán respuesta a las demandas planteadas al
presidente Rajoy, en particular la desolación que sufren los
trabajadores en paro de más de 45 años.
No obstante, tampoco
andan sobrados de coherencia, por decirlo sin acritud, todos
aquellos que, denunciando la política de la derecha y peleando con
energía y contumacia, no acaban de comprender que la última e
incuestionable justificación del gobierno a tales políticas se
deriva de la quiebra económica del país, atrapado en unas deudas
impagables, y por los compromisos y exigencias que impone la
Troika.
La denuncia, la
resistencia y la oposición no eximen de la responsabilidad de
intentar dar solución a los problemas del país, de elaborar
una alternativa solvente y creíble, que inevitablemente tendrá que
rupturista cuando no se dispone de ningún medio apropiado para
afrontarlos. La cruda cuestión es cómo la izquierda puede
poner remedio a esta aterradora crisis económica y social.
En esta situación
de continuidad de la crisis, el presupuesto para 2015, elaborado
en el contexto de la pertenencia a la unión monetaria, pone de nuevo
sobre el tapete temas que ineludiblemente deben abordarse en todas
las mesas, encuentros y proyectos de confluencia que en estos tiempos
comprometen la actividad política de todas las izquierdas.
1 comentario:
Excelente señor Pedro Montes. Cualquier critica que se le pueda hacer a este sistema político es bien venida. Sin embargo no entiendo como nadie ha sido capaz de dar una alternativa a esta política neoliberal que nos esta llevando al siglo XIX a pasos agigantados.
Las multinacionales y el gran capital se mueven por todo el mundo como pedro por su casa y dictan a los gobiernos la política que tienen que hacer como en el caso de Zapatero y si no la hacen se llevan el capital en un abrir y cerrar de ojos arruinando al país que quieran.
Ante esto la izquierda debería plantearse que hacer.
Parece lógico pensar que deberíamos buscar la unidad o al menos la colaboración con otros países que puedan tener una situación parecida como pueden ser Grecia, Portugal, Italia y tal vez Francia, y porque no con países de Latinoamérica y otros países que puedan complementar nuestra economía como pueden ser los productores de petroleo y que no están muy en la linea de los EEUU y sus aliados.
Sin embargo toda la izquierda se dedica a hacer de palmeros de los independentistas llevando nos al enfrentamiento entre los propios trabajadores, como si los problemas de la clase obrera de Cataluña fueran distintos si unos hablan castellano o catalán, o de la clase obrera de España, Grecia, Portugal, etc.
Por otra parte
Hoy oímos que el BCE va ha hacer hasta un billón de euros y que los dedicaran a comprar deuda como en Estados Unidos o en Japón, es decir a la especulación.
¿Porque no denuncia clara y contundentemente la izquierda esta practica que no sirve para nada en lugar de dedicar ese dinero a la economía real?
Con 60.000 millones de euros se podrían crear dos millones de puestos de trabajo de forma inmediata y con cuatro euros en comparación con estas cantidades tan enormes se podría cambiar el modelo energético produciendo buena parte de la energía que necesitamos con energías renovables.
Esto seria una buena ayuda para los seis millones de parados y sus familias y al mismo tiempo ayudaría relanzar la economia.
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