Jorge Alcázar.
Colectivo Prometeo y FCSM
Este pasado domingo ha tenido lugar la V Asamblea Ciudadana de
Ganemos Córdoba. Sobre el tapete, la disyuntiva entre dos formas de
participación jurídica ante unos comicios electorales.
Debate, posturas
enfrentadas, ponencias, intervenciones múltiples y plurales, urnas
de cartón, quinientos treinta votos y mucha ilusión. Esperanza en
algunos y desazón en otros. Desde las 10 de la mañana, el salón de
actos del IES Gran Capitán desbordado con más de 600 personas cuya
última voluntad es la de transformar la sociedad en la que viven.
Pocas asambleas políticas habrán tenido tal participación en
Córdoba desde que muriera el dictador Franco. En un proceso ordenado
y respetado por todos y todas, las dos visiones tienen cabida a la
hora de poder exponer sus argumentos, justificados en uno u otro
sentido, y demostrar que cuando la cuestión de fondo es clara,
sabemos y podemos organizarnos como ciudadanía.
Y sí, sobrevolaba
la sombra de partidos políticos, movimientos y visiones diferentes
sobre cómo ayudar a conseguir cambiar Córdoba y nuestra sociedad
para mejor. Sin embargo y a tenor de declaraciones varias,
fundamentalmente desde el lado en el que recientemente se está
instalando el miedo, lo que el domingo se produjo fue un espectáculo
lamentable y bochornoso, o al menos eso fue lo dicho por el sr.
Miguel Ángel Torrico.
Sin embargo, lo lamentable no es que se haya producido debate o
enfrentamiento táctico. Lo lamentable no es que una votación sobre
la forma jurídica a adoptar, haya arrojado más votos hacia una
postura que hacia otra. Lo lamentable no es que los ciudadanos y
ciudadanas tengamos puntos de vista diferentes y nos sentemos codo a
codo para resolver nuestras diferencias y adoptar una resolución,
para poder cambiar Córdoba. Lo lamentable no es que existan fuerzas
políticas que visibilicen por igual al enemigo político que desde
demasiado tiempo ya lleva sentado en las instituciones de poder.
Lo lamentable, sr.
Torrico, son declaraciones como las suyas, en donde tildaba de
bochornoso el “espectáculo dado por la izquierda cordobesa” en
la Asamblea Ciudadana de Ganemos Córdoba. Lo lamentable es que un
representante, como usted, de todos y todas los que vivimos en esta
ciudad, aproveche su posición para abominar e intentar ridiculizar a
cordobeses y cordobesas que participan, a título individual con
nombres y apellidos y sin más afiliación que la firme voluntad de
cambiar su ciudad, en esta Asamblea Ciudadana. Es muy de lamentar,
sr. Teniente de Alcalde, que usted trate a aquellos supuestamente a
los que sirve como títeres, bufones y marionetas, disparando sus
dardos envenenados sin ton ni son. Es lamentable, porque además es
un ejercicio, este del insulto y la acusación, que viene practicando
ya con cierta regularidad, poniendo como foco de su ira un día sí y
al otro también, a los centenares de personas que portan dignidad y
ejemplo desde el colegio Rey Heredia. Es lamentable porque a lo que
el sr. Torrico se tendría que dedicar, cada vez que sale de caza con
la escopeta del improperio, es a abochornar a compañeros y
compañeras de su partido que están inmersos en escándalos de
corrupción –y esto sí que es bochornoso-, y que todavía siguen
“disfrutando” de sus actas de concejales, diputados o cargos
varios, oficio este último bien remunerado y solicitado en su
partido. Lo bochornoso es que por ser este escrito de opinión, no
tenga espacio suficiente para poder relatar todos los escándalos de
corrupción en los que su partido anda metido. Lo desazonador es que
en Córdoba se multe a las personas por buscar en la basura algo que
echarse al estómago, cuando ustedes, en lugar de sancionar el
hambre, debieran impedir con sus políticas la miseria y la condena
que supone tener que ir a un contenedor para subsisitir. Lo hilarante
es que estén tan acostumbrados a incumplir promesas electorales, que
ya se les ha olvidado aquella canción que decía lo de: “… ni un
parado más en Córdoba”. Lo lamentable es que la altura política
y el análisis social del portavoz del PP en el ayuntamiento se
retrate descalificando e insultando los nuevos procesos de
participación que tienen lugar en nuestra sociedad, sin ver más
allá del mero ejercicio del insulto, lo cual hace cierto lo que por
ahí se lleva escuchando demasiado tiempo: los políticos del
bipartito viven en una realidad paralela a la de millones de
españoles y españolas, siendo su cortedad de miras la consecuencia
inmediata de sus intereses y los de la clase privilegiada a la que
representan y sirven.
Lo lamentable, sr.
Torrico, no es que IU, Podemos, EQUO o como quiera que se llamen, y
las miles de personas en Córdoba que se oponen a sus políticas y
formas de gobernar, disientan en determinados momentos políticos. Al
contrario sr. Torrico. Eso es la política. Debate, enfrentamiento de
posturas, argumentación, ganar y perder en buena lid. Lamentable sí
es que a usted y a los suyos les dé miedo el crujir de los
engranajes oxidados de este sistema hecho a imagen, semejanza y
servicio de los suyos. Lo lamentable es que usted, asustado, sólo
quiera mirar a la izquierda, al centro y a la derecha, pues de tanto
mirar a un lado y a otro están perdiendo la perspectiva. Lo
vergonzante hasta la rojez es que la ciudadanía, hasta hace poco
desmovilizada y resignada, sin más medios que su voluntad, le tenga
que dar ejemplo a partidos como el suyo o a instituciones tan poco
democráticas como la corona española -a la cual apoyan
incondicionalmente como garante del régimen en el cual 20
españolitos tienen más pasta que otros 14 millones- acerca de cómo
deben ser los procesos democráticos de participación; aunque en
este caso, su actitud es excusable, al provenir de una filosofía de
participación y de una formación política en la que se imponen la
dedocracia y el amiguismo, como el afamado Nicolás nos ha enseñado.
No, sr. Torrico,
aunque a usted le pese, este domingo no ha habido vencedores ni
vencidos. No nos hemos puesto en ridículo ni nos hemos comprometido
en lo que hace referencia a nuestra integridad. Lo que hemos hecho,
sr. Torrico, y se lo explico para que usted lo entienda, es un simple
ejercicio de democracia participativa. Simplemente eso. Si a usted
esto le abochorna, le animo pues a que asista a algunas de las
próximas asambleas para que así lo comunique y nos convenza de su
punto de vista.
Para que nos alumbre en el camino de la
transformación y el cambio, pues nos hacen falta manos que apunten
hacia el trabajo. Aunque claro, para ello, además del “verbo
florido” y los insultos, de los coches oficiales y los buenos
trajes, y por mucho que sus voceros traten de hacer de altavoz
manipulativo, necesitará mucho ejemplo que darnos para poder
convencernos, en asamblea, bis a bis, sin medios de comunicación ni
pantallas, y no salir abochornado.
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