José
Antonio
Naz Valverde
Esto
nos decía
por SKAY el hijo de un familiar desde Brasil. Rafael Cobos, 35 años,
licenciado en Económicas
y Empresariales con varios Masters en la Sorbona, que ha trabajado
durante muchos años
en ONGs con proyectos en países
africanos y desde este año
residente en Brasil donde acaba de conseguir un puesto administrativo
en el Instituto Cervantes. Pero que desearía
volver a su país
en un trabajo que tuviera alguna relación
con su formación.
Casi con lágrimas
en los ojos nos pedía
que hiciéramos
todo lo posible por convencer al máximo
de gente para votar el cambio que pueda permitirle volver a él
y a los cientos de miles de jóvenes
como él
que andan rociados por esos mundos a la búsqueda
de un trabajo que se les niega en su país.
Rafa ha estado pendiente de las normas y plazos para poder emitir su
voto por correo, pero nos dice que le ha sido "materialmente
imposible", a pesar del interės
y la diligencia con que ha seguido las instrucciones de la famosa
Reforma de la Ley Electoral aprobada en 2011 por PSOE Y PP. Gracias a
todos los impedimentos y obstáculos
que dicha reforma plantea tan sólo
un 5% de la población
emigrante, más
de 1 millón,
en su mayoría
jóvenes
ha logrado llegar al final del laberinto a tiempo.
La
misma suerte que Rafa, y empleando el mismo empeño,
ha corrido el canario Rayco Marrero, hijo de un buen amigo, desde
hace unos años
investigador en la Universidad de Lisboa. Este, a sus 39 años,
estaba decidido a votar por primera vez, y además
con ilusión.
Pensaba que ahora sí
podía
haber un cambio real del sistema que reparara en parte los enormes
daños
inferidos en los últimos
años
a la mayoría
social del país
y recuperara la "generación
perdida" de jóvenes
como él.
Ambos
pensaban votar a Podemos, y pedían
que votarán
por ellos. No sé
por
quién
votarían
los cientos de miles de jóvenes
como ellos que se han visto excluidos de la participación
y que se han organizado en la conocida como MAREA GRANATE. Puede
afirmar, sin mucho riesgo de equivocarme, que desde luego no lo iban
a hacer por los partidos del sistema y quizás
eso explique el interés
de los mismos por aprobar aquella ley.
Como
les dijimos, pueden estar seguros de que sus familiares, sus amigos y
los amigos de sus amigos y de sus familiares vamos a votar por ellos.
Y además,
hacemos un llamamiento, como la marea granate, a las personas que
están
indecisas y que quizás
piensan abstenerse para que se solidaricen con toda esta gente
privada de su derecho democrático
a decidir, que voten en su lugar contra los partidos que se lo
impiden y por aquellos que quieren acabar con su exilio.
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