Colectivo Prometeo
FCSM
La
Ley del suelo del gobierno de Fernando y Patricia, -tanto monta,
monta tanto- concita hoy mayorías en las calles de nuestras ciudades
manifestando el rechazo de la población a las nuevas/viejas formas
de especulación y corrupción.
Treinta
y cinco de los 88 ayuntamientos canarios están bajo la lupa de los
Juzgados. Se juzga toda una época de pelotazos urbanísticos,
tropelías al medio natural canario, estrechas connivencias entre el
voraz empresariado especulador y la casta política instalada en las
instituciones con el apoyo popular, a quien rápidamente olvidaron
para ponerse al servicio de las minorías poderosas, obsesionadas con
la acaparacion de riqueza rápida a la vez que entullaban nuestro
paisaje con piche y cemento.
La
protesta contra esta ley del suelo impulsada por el PSOE y CC y
apoyada incondicionalmente por el PP y los gomeros de Casimiro
Curbelo, cuenta con la única oposición parlamentaria de NC y
PODEMOS, que han presentado enmiendas a la totalidad.
Además
de ser una Ley presentada con la excusa de "resolver la maraña
legislativa" que ellos mismos han creado, las intenciones
ocultas son otras. Pensaban engañarnos, como lo han venido haciendo
durante décadas, sin embargo, se han encontrado con una ciudadanía
crítica, cada vez más formada e informada, que ha descubierto las
ocultas intenciones del tramposo tándem político-empresarial que
gobierna nuestras islas.
Especular
con el suelo, desproteger a la ciudadanía ante la ley para que los
88 municipios, cual reinos de taifas, puedan actuar a su antojo, sin
control medioambiental ni respeto a una planificación urbanística
coherente con un proyecto de país cohesionado; con unos instrumentos
legales tramposos que pueden ir desde la expropiación por motivos
espúreos hasta las medidas extraordinarias para favorecer los
intereses de las minorías que se apropiarán del escaso territorio
agrícola para urbanizar, para especular con nuestro bien mas
preciado: la tierra que heredamos de nuestros antepasados y que
tenemos que legar a nuestros descendientes para que sigan teniendo
una vida digna.
Atrás
quedan las posibilidades de poder fijar objetivos de pueblo, como
alcanzar mayores cotas de soberanía alimentaria, garantizarnos la
soberanía energética mediante las renovables, no favorecer la
masificación de nuestras costas, acotar el número de camas
turísticas que se ofrecen, apostar por crear empleo decente, cuidar
de nuestro medio natural; en definitiva, parece que están empeñados
en seguir con la retroexcavadora y la pala mecánica, con la
concretera y el bloque de hormigón, con el piche y el cemento, con
la destrucción y la especulación, como principales y únicos
elementos de nuestra economia.
Pero
además, está ley está pensada para que los corruptos,
malversadores, que se han saltado la legalidad en esos treinta y
cinco ayuntamientos y el empresariado al que han favorecido se salgan
de rositas de los procesos judiciales en marcha y se les puedan
aplicar, con efectos retroactivos, las mejoras contenidas para sus
delitos en esta nueva ley. Estamos asistiendo, pues, al final de una
etapa, en que los corruptos "investigados", van a ser
amnistiados. Se abre un nueva etapa de corrupción blindada y
protegida por una legislación pensada para favorecer a los
corruptos, castigar a la ciudadanía, favorecer la desregulación y
la vigilancia medioambiental y, en definitiva, eliminar las
posibilidades de avanzar en un proyecto cohesionado de sociedad que
garantice un legado digno para las próximas generaciones.
En
palabras de su ex alcalde inculpado a la salida de los juzgados: "con
esta ley, yo no estaría ante los tribunales".
Así
que si estás leyendo estas reflexiones, te invito a que salgas a las
calles, que las tenemos que llenar de clamor popular contra estas
tropelías, mires a la cara a los miles de personas que te acompañan
y sientas que somos muchos los que pensamos de parecida manera, que
no estamos solos, y que estamos empoderándonos para decirles que no
nos van a seguir engañando y que no les vamos a permitir que nos
sigan quitando derechos y mermando condiciones de vida. En las
calles, codo a codo, somos mucho más que... ellos.
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