viernes, 18 de octubre de 2019

Es hora de dar la palabra a los catalanes





Joan Avinyó i Parés

ES HORA DE DAR LA PALABRA A LOS CATALANES

     Solo, sin el apoyo de su propio Gobierno, sin rumbo y sin capacidad de reacción mientras las calles de Barcelona, y otras ciudades de Cataluña, son escenario de duros enfrentamientos entre manifestantes radicales y las fuerzas de seguridad, sobre todo los Mossos. Esta es la situación en la que se encuentra el presidente de la Generalitat, Quim Torra, que ayer culminó en el Parlamento cuatro días nefastos, compendio de una legislatura para el olvido. Es hora de que el presidente haga uso de la prerrogativa que le otorga el cargo a él en exclusiva, la de convocar elecciones, y llame a los catalanes a las urnas ante la situación de excepción abierta tras la dura sentencia del Tribunal Supremo a los líderes del “procés” y su incapacidad para gestionarla. Cuanto antes convoque Torra las elecciones mejor.
    Aunque quizá la decisión de convocar a los catalanes a las urnas -sobre el papel, única e intransferible del presidente- no la acabe tomando Torra, sino su predecesor, Carles Puigdemont. Torra fue sincero desde su toma de posesión, cuando admitió que era un presidente vicario de Puigdemont. Esta anomalía de inicio convirtió un activista en jefe del Gobierno y, a lo largo del tiempo, Torra ha ido dilapidando el escaso capital político con el que llegó a la Generalitat.
    Esta semana, cuando la gravedad de la crisis exigía liderazgo firme, el presidente cedió a su alma de activista y, hay que afirmar sin rodeos, no ha estado a la altura de la gravedad del momento. Tardó 72 horas en condenar la violencia y, cuando lo hizo, fue de mala gana, en una comparecencia pasada la madrugada, cuando el centro de Barcelona literalmente quemaba; ha ejercido un peligroso abandono de funciones, ausentándose de una reunión para acudir a la marcha por la libertad o no asistiendo a un encuentro del gabinete de crisis convocado para ayer; ha animado desde las redes a asistir a las concentraciones en Barcelona pese a que ya había violencia en las calles. Y ayer, en el Parlamento, protagonizó un intento de escapada hacia delante que no hizo más que evidenciar su soledad.
   Torra propuso volver a ejercer el derecho de autodeterminación esta misma legislatura, es decir, convocar de nuevo un referéndum. Lo hizo sin el conocimiento de sus compañeros de Gobierno y de espaldas a ERC y al PDECat, que desconocían los planes del presidente. Plantear de nuevo, como objetivo de esta legislatura, un referéndum de autodeterminación es irresponsable, en plena crisis abierta por las consecuencias del 1-O. Hacerlo por libre, en la tribuna del Parlamento y sin hablarlo ni con sus socios es la evidencia palpable de que esta legislatura no da más de sí y debe terminar cuanto antes. La oposición en pleno, incluida la CUP, coincide en pedir la dimisión de Torra. Su relación con ERC está bajo mínimos. La amalgama de corrientes que es “Junts per Catalunya” tiene actitudes encontradas al respecto. Con los Presupuestos sin aprobar, Cataluña sin rumbo y un presidente desbordado, sin proyecto ni estrategia, es hora de dar la palabra a los catalanes.

No hay comentarios: