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El futbolista señalando marcador electrónico con números de apología nazi |
Colectivo Prometeo
Fuente:Paradigma
Grupos neonazis que, en los estadios de fútbol, sueltan cánticos
racistas y xenófobos. Jugadores negros que son insultados con
imitaciones de sonidos de mono. Ultras del Betis cantando aquello de
“Rubén Castro oé, Rubén Castro oé, no fue tu culpa, era una puta, lo
hiciste bien”, cuando al delantero canario fue acusado de agresión a su
expareja. Aunque el juzgado lo eximió de culpa, el cántico de este grupo
ultra apoyaba que una mujer, puta además para ellos, fuera agredida.
Nunca se suspendió un partido por estos motivos. Ni siquiera por
asesinatos a las puertas de estadios, como ocurrió en el Atlético de
Madrid-Deportivo de La Coruña. Ser neonazi, xenófobo, misógino,
machista, racista, parece que no es motivo para suspender un partido.
Eso si, cuando a un neonazi (que acumula todos los adjetivos anteriores)
se le dice que es un nazi, se considera un insulto tan grave como para
parar un partido de fútbol y genera un debate tan falso como el que
últimamente se genera en redes sociales, medios de comunicación de la
ultraderecha o partidos políticos del mismo corte.



En los últimos tiempos vemos como esta gentuza vuelve a ganar adeptos
en todo el mundo, incluido ya nuestro país. Por fin, con la gran
colaboración de muchísimos “periodistas” de “medios de comunicación”
como ayer los de deportes de la SER, se iguala a un nazi con un negro o
con un homosexual. Se iguala al que le grita a un negro sonidos de mono
con el que recrimina a un nazi por ser nazi. Se iguala al que grita a un
homosexual por serlo o al que insulta a una mujer linier por ser mujer,
que a un nazi por ser nazi. Porque sólo nazis, franquistas, o
retrasados evolutivamente pueden intentar insultar a un negro, a un
homosexual o a una mujer deportista.
O ponemos freno a esto o se nos va de las manos. Ya se nos ha ido. A
los “putos menas”, como llaman los ultraderechistas a los menores
extranjeros sin acompañar, ya les ha caído una granada. Las mujeres
siguen siendo asesinadas a diario. Cada día aumentan las amenazas de
muerte en redes a profesores, a homosexuales o a personas con ideas de
izquierdas. Ayer, el pobre Zozulya, se sentía amenazado. Piel fina la
del futbolista que se le pone como el pellejo de breva cuando su sentir
nazi le vuelve más valiente.
Desde aquí, toda mi solidaridad con aquellos que denuncian a los
neonazis que apoyan a los nazis que gasearon, fusilaron, exterminaron a
más de 15 millones de personas cubiertos por el racismo y la xenofobia.
Ellos sí son las víctimas. Los nazis, los verdugos. Los neonazis, sus
cómplices y culpables de lo que ocurra hoy en día.
PD: la foto de portada muestra a Zozulya con una camiseta con el
número 18, que se refiere a Adolf Hitler en el simbolismo nazi por la
posición de las letras en el alfabeto. Arriba, en el marcador, el
resultado 14-88 se refiere a las 14 palabras de un lema nazi (“Debemos asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos“) y ¡Heil Hitler! porque la H es la letra 8 del alfabeto.
1 comentario:
Más claro el agua. Lo lamentable es lo que ha molestado que llamen nazi a un simpatizante del nezismo, y no molesta que llamen negro en tono despectivo a un sr. de color, u otro tipo de insultos o coreografía de la caterva ultra de los estadios, cuando defendían a un presunto violador insultando a su novia o ex novia. o cuando insultan olímpicamente, será que el nazismo vuelve a ser ideología dominante. Saludos Rafael Juan.
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