Pepe Aguza
De todos los que no quieren ocultar la realidad del golpe militar y posterior Dictadura, es bien sabido que la provincia de Córdoba es la que sufrió la represión más dura del franquismo.
Sólo en la capital fueron asesinadas cuatro mil personas, con el beneplácito cuando no, participación de la propia Iglesia, como ejemplo, destacar figuras como el cura salesiano Antonio Do Muiño, conocido como “La pajarilla de la muerte”, cuya firma aparece en las primeras denuncias en la zona de Pozoblanco.
Cuando se han cumplido 83 años del final de la Guerra Civil, casi un centenar de ciudadanos y familiares de víctimas del franquismo y de la posguerra en Córdoba y provincia, se concentraron el pasado jueves, día 15 de septiembre, convocados por la asociación Dejadnos Llorar, para visitar el Cementerio de San Rafael, donde se realizan catas arqueológicas para localizar una gran fosa común y conocer los resultados hasta ahora de los sondeos realizados durante este mes.
En las dos catas realizadas hasta la fecha, se ha encontrado una fosa común de posguerra, donde empiezan a aparecer los restos de cientos de personas represaliadas entre finales de 1939 y mediados de los cuarenta.
El libro del historiador Francisco Moreno del año 2014, “La sangrienta victoria: 1939-1945” ya describía la realidad que ahora con este estudio, comienza a ser visible para quienes intentan ignorar o negar la verdad de la venganza, represión, masacre y exterminio de miles de víctimas fusiladas, muertos por hambruna o tifus en las cárceles, algo palpable a la vista de los resultados.
Las catas que se han iniciado, han podido detectar al menos dos niveles de enterramientos a una profundidad superior a los 2´60 metros, en lo que se supone fueron en su día una gran fosa.
Los sondeos que se realizan y el estudio científico en un solar ajardinado del cementerio de San Rafael, demuestran que las víctimas fusiladas y el resto de muertos por las causas antes citadas de la cárcel, acabaron en la gran fosa común, según fotografías de los años cuarenta.
El equipo de especialistas de la Sociedad Aranzadi, que ha estado trabajando desde principios de septiembre para localizar la gran fosa de represaliados, explicaron a los asistentes y familiares, (que después de más de ocho décadas aún siguen buscando a sus seres queridos), como han localizado los enterramientos, gracias a documentos en archivos históricos, testimonios y fotografía aéreas que han ubicado el lugar donde en la actualidad, a través de dos sondeos, se ha podido hallar inicialmente ocho cadáveres con signos de represión.
Según han podido confirmar la historiadora Carmen Jiménez y el antropólogo Luís Tobar, responsables de los sondeos, hay constancia científica de que fueron asesinados por las pruebas y restos de metralla hallados en los cadáveres aparecidos.
La mayoría de quienes acabaron en la fosa común, fueron condenados en Consejos de Guerra por Tribunales Militares, en los que las garantías procesales eran siempre inexistentes y fusilados por el simple delito de pertenencia al bando republicano, a simpatías por lo que eran considerados “desafectos” a la causa nacional, por denuncias y falsos testimonios particulares de odios y envidias, además de los centenares que murieron en la cárcel de tifus, hambruna y otras enfermedades a la espera de sentencia o mientras la cumplían, como antes se ha dicho.
Tras la gran fosa de 1936, localizada en el cementerio de la Salud (irónico nombre para un camposanto) y este de San Rafael, reflejan el drama que sufrió la provincia de Córdoba, donde la represión franquista se cebó, asesinando a más de cuatro mil cordobeses, represaliados y enterrados en los cementerios, además de los cientos de muertos y desaparecidos en campos y cunetas, donde posiblemente nunca puedan localizarse.
España junto a Camboya es el país con mayor número de desaparecidos en fosas comunes tras el triunfo y dominio militar.
Por mucho que la derecha de este país se empeñe en silenciar u ocultar la tragedia sufrida, no solo en la sangrienta Guerra Civil, si no en posteriores décadas de Dictadura franquista, amenazando incluso con derogar la Ley de Memoria Histórica si lograran gobernar, no podrán ocultar nunca la verdad de los archivos y documentos históricos, además de los testimonios de familiares y descendientes de aquellas víctimas.
Es hora de conocer la autenticidad de la Historia y no ocultar los hechos fomentando la manipulación, incultura y adoctrinamiento por parte de la derecha reaccionaria y la Iglesia, que siguen negando el exterminio de los golpistas y sus seguidores y no estaría mal que visitaran estos espacios y fosas para confirmar la realidad y tomar conciencia del sufrimiento de tantos miles de familias.
La exigencia de la Asociación Dejadnos Llorar a las Administraciones y al Ayuntamiento de Córdoba, es agilizar los trámites del proyecto de exhumación de los represaliados y enterrados en las fosas, a fin de darles una sepultura digna y cerrar definitivamente este trágico y lúgubre capítulo con justicia y verdad.
Es una vergüenza que el primer “Museo Virtual sobre la Guerra Civil Española” haya sido inaugurado en Canadá, el pasado jueves día 15, en la misma fecha que se mostraban las catas de Córdoba, mientras en España seguimos contando con tan grave déficit de historia pública.
El proyecto en el que se ha trabajado durante cinco años (pudiendo visitarse en Internet), ha sido llevado a cabo por los académicos Antonio Cazorla y Adrian Shubert, junto a varios investigadores como Sofía Rodríguez, Alison Rivero de Meneses, Alfredo González-Ruibal o Jesús Espìnosa.
1 comentario:
Pepe, como siempre atinas en tus comentarios. Es triste no poder encontrar a nuestros represaliados y darle un entierro moral. Los fascistas sí han podido homenajear a sus escuadras. Es una injusticia histórica.
Gracias por lo acertado de comentario.
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