Colectivo Prometeo
Este mes se cumplió el
aniversario de la muerte de una mujer luchadora, Aida de la Fuente Penaos.
Aida de la Fuente fue una
libertaria, militante comunista española conocida como la Rosa Roja de
Asturias, cuyo monumento en Oviedo contiene una errata en la fecha de
nacimiento pues figura 1918 en la inscripción pero su nacimiento fue el 25 de
febrero de 1915 en León y su fallecimiento tuvo lugar en Oviedo, el 13 de
octubre de 19934, el mismo día que quedó destruido por un incendio el edificio
de la Universidad de Oviedo y todo cuanto contenía. Tuvo una activa y corta
vida pues murió durante el levantamiento revolucionario de octubre, conocido
como Revolución de 1934 y duramente reprimido por el ejército.
Con respecto a la citada
revolución, recordar que las mujeres pudieron votar por primera vez en España
en las elecciones de 1933; elecciones en las que el Partido Radical entró en el
Gobierno, aunque para muchos éstos tendían hacia la derecha pese a definirse
como centro, el Presidente de la República incluyó a tres ministros de la CEDA en
el Gobierno lo cual disgustó a comunistas y socialistas que reaccionaron con
una buena huelga a modo de insurrección. Así se llegó a la huelga general que
dio pié a la Revolución de 1934, cuyo verdadero peso estuvo en Asturias donde
se formó una gran alianza, la UHP, y contó con los mineros que estaban bien
armados y organizados.
Nuestra heroína era hija de Gustavo de la Fuente González y Jesusa Penaos del Barrio. Su padre había sido el fundador del Partido Comunista de España en Oviedo y fue pintor de carteles y decorados para el teatro Campoamor de Oviedo. Tras la muerte de Aida, su padre también sufrió un duro proceso, aunque más tarde volvería a ocupar cargos en la política.
Educada en el seno de una
familia comunista, cuyos hermanos militaban en las Juventudes Comunistas,
pronto destacó como figura conocida en el movimiento juvenil de Oviedo. Pese a
que parezca olvidada, muchos la consideraron la Pasionaria asturiana, aunque
nunca alcanzara su relevancia entre otras razones porque su corta vida fue
truncada a los 19 años. Pero pese a ello, Aida fue homenajeada y aún sigue
siendo recordada por muchos a día de hoy para los que merece un digno recuerdo.
En octubre de 1936, el
Batallón Asturias nº 1 llevaba su nombre y su simbolismo empezaba a ser
aceptado por el PSOE; el 16 de febrero, en el teatro Dindurra de Gijón, el
socialista Moreno Mateo señalaba a Aida Lafuente como una de las dignas
heroínas que dio a la historia el pueblo español y “símbolo del heroísmo
femenino astur”
La mayoría de las fuentes
consultadas señalan su labor en la organización de cocinas colectivas montadas
en la periferia de Oviedo para dar de comer a los combatientes revolucionarios
que estaban en primera línea; muchos autores la señalan llevándoles
abastecimientos a la primera línea y otros testimonios también la sitúan con
una importante labor como enfermera en el hospital.
Cuando perdió la vida
actuaba como enlace entre los grupos que controlaban la ciudad y el Comité
Revolucionario de Oviedo y según datos de su biografía, el día 13 de octubre
intentaba frenar el avance del ejército con una ametralladora situada en las
inmediaciones de San Pedro de los Arcos;
pero cuentan que ya estaba sola cuando un sargento legionario la invitó a rendirse
y, en lugar de hacerlo, disparó su pistola y mató a un legionario. Otras
fuentes aseguran que fue fusilada. Lo cierto es que allí acabó su vida y su
cadáver fue depositado en la fosa común junto a la tapia de San Pedro de Los
Arcos. Ese no debería ser el final para ningún ser humano, pero continúa
sucediendo como si nada hubiésemos avanzado.
Entre quienes nombran su
figura está Alejandro Valdés, que la sitúa entre los días 7 y 8 de octubre
colaborando en el hospital como enfermera. Valor y solidaridad no le
faltaron y su figura da para reflexionar
y más en los tiempos que corren. La utilización que de ella se puede hacer
también.
Utilizada como símbolo
del ímpetu revolucionario juvenil y convertida en heroína fue utilizada en
homenajes, poemas y canciones. Personajes como Brian D. Bunk, Nuberu, Raúl
González Tuñón, Víctor Manuel, y Nacho Vegas se han inspirado en ella. Brian D.
Bunk, profesor de la Universidad de Massachusetts que vivió en Oviedo mientras
preparaba un libro, dedicó un monográfico a Aida Lafuente titulado
“Revolutionary Warrior and Gendered Icon: Aida Lafuente and the Spanish
Revolution of 1934”. Otros, como José Ramón Gómez Fouz, dejó refutado en su
libro “Clandestinas” el facsímil de la partida de nacimiento de Aida que desmiente
a quienes la refieren como una niña de 15 o 16 años.
En el mitin celebrado en
Madrid el 29 de febrero de 1936, cuando ya se había transformado su apellido en
la variante Lafuente y se iba convirtiendo poco a poco en un símbolo de
referencia entre las filas comunistas,
Rafael Alberti leyó su poema Libertaria Lafuente “…y que no niegue esa
gente/que esos dos pechos cortados/que esos brazos arrancados/son Libertaria
Lafuente”.
Entre esas referencias
simbólicas, en un cartel conservado en el Archivo General de la Guerra Civil
Española, se rinde homenaje a cuatro “Heroínas de la independencia y la
libertad de España”: Agustina de Aragón, Mariana Pineda, Aida Lafuente y Lina
Odena, destacadas en la lucha contra la invasión francesa y contra la reacción
conservadora y ultra liberal.
Aunque a muchos no
gustara el término libertaria, por posible asociación al anarquismo, la figura
de Aida de la Fuente se convirtió en modelo a seguir por las milicianas,
destacada en periódicos de Gijón y de León, fue símbolo y referente de mujer
revolucionaria para asociaciones y movimientos juveniles, militancia comunista,
intelectuales y artistas, como dice Alberti, “Cuando haya otra revuelta, No
habrá nadie tan valiente, que ponga su pecho al frente, como Aida de Lafuente”.
Ojalá nunca más tuviese
nadie que volver a poner su pecho al frente.
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