Pepe Aguza
Colectivo Prometeo
Es triste ver como muchos de
aquellos militantes que en el pasado criticaban a Julio Anguita, hoy se erigen
en amigos y compañeros inseparables del carismático líder, para gozar de su
popularidad, venta de dibujos, tazas, camisetas y otros productos de forma
farisaica, lo que le haría revolverse en su tumba ante tan hipócrita actitud.
Pero más triste aún, es comprobar como ignorando su visión aglutinadora de
fuerzas de izquierdas en un proyecto común, “el carnet hay que dejarlo en la puerta, aquí venimos a debatir y
construir un proyecto de futuro” decía, desde sus orígenes más antiguos
cuando el Documento de las Amapolas, germen de la posterior Convocatoria por
Andalucía, más tarde Izquierda Unida o su última propuesta del Manifiesto del
Frente Cívico “Somos Mayoría” en 2012, en el que siempre defendió la necesidad
de reagruparse en torno a un eje programático de izquierdas, frente a la
amenaza de la extrema derecha, cada vez más fuerte y agresiva.
Siempre defendió una democracia
participativa e inclusiva, no de exclusión ni sectarismos, algo que hoy muchos
olvidan, defendiendo intereses particulares y personales, provocando escisiones
y rupturas, donde siempre fueron feudos de la organización.
Una vez más ha vuelto a repetirse
la situación de mi antiguo artículo del pasado año “Crónica de un descalabro
anunciado”. Los resultados de las elecciones, en general, no deben subscribirse
exclusivamente al período electoral. Es un trabajo que hay que mantener con la
presencia de las fuerzas políticas en la sociedad, con actos y búsqueda de
personas que vayan forjando su presencia pública, para llegado el momento
presentarlos como posibles candidatos y no buscarlos precipitadamente al
anunciarse las convocatorias.
¡Ese es nuestro error, que no
corregimos y cuando llega el momento, hay que montar candidaturas
precipitadamente!
Los líderes se trabajan lenta y tranquilamente, haciéndoles populares y atractivos para la ciudadanía.
La deplorable y lamentable
situación que se ha venido produciendo en algunos de los municipios cordobeses,
ha supuesto tener que confeccionar candidaturas con personas voluntarias y
desinteresadas para las pasadas Elecciones Municipales de localidades ajenas o
recurrir a formar candidaturas de reconocidos y honestos militantes, ante los
desencuentros y falta de comunicación y debate como ocurriera en Cabra o
Montemayor.
Mientras la vieja militancia del
PCA y de IU de Cabra se vio forzada a formar una magnífica candidatura
independiente, haciendo uso del histórico “Juntos
podemos”, ante la falta de
diálogo y compromiso con la Dirección
Provincial, les ha supuesto conseguir un muy satisfactorio resultado, con una
excelente propuesta representativa de todos los sectores: médicos, enfermeros,
nutricionistas, profesores, abogados, informáticos, pequeños empresarios y
autónomos y representantes de asociaciones y colectivos sociales, todos ellos
con una estabilidad laboral, lo que representó la confianza de una parte
importante de la sociedad egabrense. Una prestigiosa candidatura de mujeres y
hombres, que aportaba frescura, juventud, honradez y entrega a los demás,
demostrando su altruismo desde su origen hace más de cuatro años, cuando surgió
como Agrupación de electores con Manuel Carnerero a la cabeza, un histórico ex-militante
y concejal de IU, que llegó a ser primer teniente de alcalde en 2011 durante la
coalición con el PSOE y dimitiendo del cargo de concejal por problemas de
organización y desavenencias con IU en 2014.
Con estos resultados la nueva
formación de izquierdas, Unión Vecinal Egabrense pretende dar un giro
importante a la política de derechas que el fascismo neofranquista ha venido
ejecutando los últimos años, con la entrada de Manolo Carnerero, Mari Sierra
Guardeño y Rocío Valle, los tres concejales conseguido por la formación, que
con su esfuerzo procurarán hacer una ciudad más habitable, social y humana,
intentando ejecutar su decálogo ideológico fomentando el respeto, la igualdad y
los servicios públicos, frente a la política del PP y de VOX que por primera
vez aparece en la institución municipal.
Algo parecido ocurrió con
Montemayor, donde la situación personal de su histórico representante, cuya
causa finalmente fue desestimada por el Juez,
hizo que la Dirección Provincial se precipitara en descalificar y
retirar, provocando la aparición de “Contigo
Montemayor”, encabezada por su antiguo y repudiado miembro Antonio García,
que para sorpresa y vergüenza de la organización provincial haya revalidado su
mayoría absoluta con 8 concejales, frente a la desaparición de IU, como ha
ocurrido con otros reconocidos municipios donde se ha perdido.
Frente a esta situación, el
proyecto de Córdoba capital, que pretendía ser ilusionante, no logró llegar a
la sociedad cordobesa ni a la totalidad de colectivos y asociaciones de
izquierdas. El proyecto, aunque ambicioso, debió hacerse mucho más amplio y
público desde tiempo atrás, en el que la participación de sus integrantes se
hiciera mucho más incisiva y notoria.
La apatía y el desencanto de la
sociedad hace escuchar “todos son
iguales y van a lo suyo” es un mantra que hay de eliminar, demostrando los
valores, el esfuerzo y la lucha de la izquierda plural por conseguir una
sociedad mucho más sostenible, justa y solidaria.
La unidad, el trabajo y el
esfuerzo han de ser a medio-largo plazo y no esperar al último momento para
elaborar programas y listas, lo que lleva a un descrédito social y la
precipitación en la búsqueda de candidatos, buscando siempre la unidad de la izquierda. Éstos han de hacerse conocidos en la sociedad, en los
barrios y sus entornos laborales anticipadamente.
Por otra parte, la elección del nombre de la candidatura y anagrama cordobesa, que ha llevado a errores y confusiones de multitud de electores, considero que no han sido de lo más acertado, falto de imaginación y atractivo, recordando excesivamente, casi plagiando la formación argentina “Hacemos por Córdoba”, una agrupación de centro-derecha con mayoría peronista.
Nuestra organización cuenta con
suficientes personas imaginativas e ingeniosas, además de profesionales de la
comunicación y la publicidad, como para diseñar un cartel, logos y
denominaciones, ampliamente atractivos y sugerentes, con el incentivo de la
novedad y la confianza, sin tener que recurrir a nombres de dudosa
credibilidad.
Verdaderamente he sentido
tristeza al comprobar como aquel proyecto de Julio, y tengo que volver a
acordarme de él una vez más, aportó un auténtico soplo de libertad, de aire
fresco, una oportunidad para una Córdoba Roja. Es fundamental volver a crear confianza
en el ciudadano, por una ciudad empresarial, sostenible, humana, limpia y
solidaria, donde no prevalezca el
turismo o los eventos religiosos, frente al trabajo, la vivienda, la educación,
la sanidad y los servicios públicos.
Sinceramente deseo que nuestros
nuevos concejales en el Ayuntamiento cordobés, a pesar de su limitada
representación, sean capaces de defender tenazmente sin desfallecer ni dar un
paso atrás, en la protección de los intereses de Córdoba y sus ciudadanos,
contando con una Dirección Provincial que con humildad, sosiego, firmeza y
dialogo, sea soporte enérgico y capaz de reconocer y evitar errores pasados o
futuros, creando las bases para una recuperación auténticamente de Córdoba
roja.
Frente a la derrota temporal, es
necesario desde el primer instante, seguir luchando incansablemente, dialogando
con todas las fuerzas y colectivos sin excluir ni rechazar a nadie, buscando la unidad de toda la izquierda
cordobesa y evitar el despilfarro y derroche de votos de pequeños grupos y
comenzar a buscar y preparar figuras representativas que a la vuelta de pocos
años, podamos presentar como personas visibles en el panorama público y social
de la ciudad de cara a futuras elecciones.
2 comentarios:
Estupendo, Pepe.
Lo primero, no presentar como cabeza de cartel a un desconocido y poco preparado cabeza de cartel como el tal Hidalgo. Fue un yogurcito con Bellido, alguien más preparado que él [como se vio en el debate].
O articulamos una izquierda con fondo, sin demagogia, y con un cabeza de clase media, o vamos a la irrelevancia.
Pienso: y si estamos equivocados nosotros. ¿Y si somos una minoría iluminada, y nuestras ideas -o parte de ellas- son falsables? El porqué siempre son los otros proyectos los erróneos. El análisis radicalizado de la sociedad, ¿es correcto?; ¿es lo que desea la media de la gente?; ¿la gente, en verdad, anhela cambios bruscos culturales y sociales como los propuestos por UP/IU...; ¿los Laclau y compañía no estarán sobrepasados?
¿Es el marxismo una brújula infalible de conocimiento?
En definitiva, la autocrítica profunda y realista nos sería una medicina necesaria.
Salud.
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