Juan Rivera
Colectivo Prometeo
En las pasadas elecciones
municipales del 28M estuve como apoderado de “Hacemos Córdoba” (la
confluencia que en la ciudad aglutinó a [casi] todas las fuerzas de Izquierda)
en un colegio electoral.
Como esos días se hacen
pesadísimos especialmente durante las horas de la tarde (3 a 6) a las que nadie
acude a votar, pasé un buen rato hablando con un apoderado del PP, persona
afable y cercana.
Y no, no dedicamos ni un segundo
del diálogo a la Política partidista pues viendo las identificaciones que cada
uno portábamos estaba todo dicho. Ninguno iba a convencer al otro por lo que
era una tontería desperdiciar saliva y argumentos.
Dedicamos el rato de conversación
nada sacra a hablar de “lo humano”, tal vez a rememorar sin pretenderlo a ese “ángel
fieramente humano “que nuestro poeta Blas de
Otero recorría para sacar a la luz el
poder, el amor, la esperanza/ desesperanza…
Durante el tiempo compartido me
hilvanó un relato vital en el que salió a relucir su intensa religiosidad -al
menos formal-, la preocupación por el menor de sus hijos (“de los tuyos” me
espetó) que aún no terminaba de encauzar su vida por la precariedad de los
trabajos y la angustia que le creo durante muchos años su situación de “divorciado” hasta que por fin pudo anular su primer
matrimonio, cuando ya tenía tres hijos con su actual pareja, en el tribunal de
la Rota y así poder cumplir la promesa que le hizo a su madre de arreglar su “vida en pecado”.
Ante la confianza por desnudar su interior, situación que a veces es
más fácil hacer ante un desconocido que con el entorno cercano, le hice una
pregunta: “¿Pero R. tú antes de que el tribunal eclesiástico te anulara el
matrimonio, eras feliz con tu pareja e hijos? “Sí, muchísimo, plenamente” .Tras
su respuesta me permití esta reflexión.
“Mira R. a mí aún me
sorprenden - aunque a estas alturas de la película ya no debiera- las
contradicciones en las que os movéis. Mi madre lo resumía con un “niño esos
hacen lo que los curas, haz lo que yo diga, pero no lo que yo hago”. Siempre
me ha llamado poderosamente la atención el contraste entre los Derechos que
defendemos nosotros y los Valores que vosotros defendéis. Si yo ejerzo uno de
mis Derechos R. a ti no te impongo nada pero si tú legislas de acuerdo con tus
Valores me obligas a que yo también los siga aunque no quiera. Al final construís,
como ha hecho el conservadurismo español a lo largo de la Historia, una
Sociedad de pensamiento único totalmente acrítica ”.
“No comprendo bien Juan hacia
donde quieres llegar”
En los renglones siguientes intento resumir el argumentario de la charla que siguió
El 22 de junio de 1981 el
entonces ministro de Justicia de la Unión de Centro Democrático, Francisco
Fernández Ordoñez, impulsó la Ley del Divorcio. Desde entonces casi 4
millones de compatriotas se han acogido al Derecho, todos de forma voluntaria,
ninguno obligado. Quien considere está unido antes Dios y su enlace matrimonial
indisoluble puede mantener inalteradas sus creencias.
Pero claro, los que tenemos
memoria nos acordamos de una moción presentada en todos los Ayuntamientos por la entonces Alianza
Popular, germen del actual Partido Popular, en la que se decía que “La
Ley del Divorcio atenta contra la libertad, prohíbe el matrimonio de por vida, atenta contra los sentimientos
religiosos de la gran mayoría ( sic) de la población…” .
Uno de los principales muñidores
de la oposición frontal al divorcio fue el entonces concejal del Ayuntamiento
de Gijón y luego secretario general del Partido Popular Francisco Álvarez
Cascos. La misma persona que a lo largo de su vida ha utilizado 3 veces
la ley demoniaca para divorciarse. Sin comentarios.
Lo mismo cabría decir del derecho
al aborto de la ley de 2010 que ensanchó los 3 supuestos (salud física o
mental, malformación, violación) de la ley orgánica de 1985 evitando de camino
el sobrecoste que para muchas “niñas bien” tenía el hacer un “shopping day “
por Londres para venir de regreso con bolsas de los almacenes Harrods y sin el molesto feto. O a las mujeres
de clase trabajadora arriesgar su vida por condiciones infames. Pero ninguna
mujer ha sido obligada a abortar y puede seguir adelante con su embarazo como
quiera.
O la del matrimonio entre
personas del mismo sexo, ley de 2005 que convirtió a España en el tercer
país del mundo en aprobarla. Igualmente que con las anteriores, nadie fue
conducido al juzgado o ante el alcalde de turno con una pistola apuntándole a
la cabeza. ¿Verdad Maroto, verdad alcaldes o concejales “marianos” de la
provincia que podéis vivir vuestra relación amorosa sin el corazón encogido
porque estéis cometiendo un delito?
Podíamos seguir ampliando el
listado pero creo que el eje central de la idea ya está desarrollado: no es lo
mismo plantear unos derechos en positivo, los que están ahí para cuando
necesites utilizarlos si así lo deseas, a plantear una legislación en
negativo y prohibicionista donde la cosmogonía totalizadora- impulsada por
un fanatismo religioso que consideran “normal” pues llevan practicándola desde
hace siglos- nos impediría a la gran mayoría de la población ejercer nuestros
derechos.
Y encima cuando cuestionas desde
el raciocinio la situación y los privilegios por muy seculares que sean,
automáticamente se arrogan el papel de “perseguidos” representando el papel de
víctimas y dejándonos a nosotros el de “odiadores”.
Algo sabemos del tema por esos
comentarios que amparados en la cobardía del anonimato llegan una y otra vez al
correo del Colectivo Prometeo supurando bilis y rencor. Lo más bonito o suave que
nos desean es una fosa común en la cuneta. Del mismo tipo que las que ,para nuestra desgracia y vergüenza,
aún albergan a decenas de miles de republicanos.
¡Ya quisiéramos nosotros sufrir
una “persecución religiosa” como la que en España sufre hoy la Iglesia
Católica! Una institución a la que el Estado le entrega anualmente más de
12 mil millones de euros ( superan los dos mil las exenciones fiscales del IBI o
los gastos “para obra social y asistencial” o los 600 en mantenimiento de
patrimonio artístico e inmobiliario aunque luego las visitas a monumentos
restaurados con fondos públicos sean de pago) y a la que se le ha permitido el
latrocinio de propiedades públicas o
colectivas más importante de los dos últimos siglos a través de la Ley de
Inmatriculaciones ( según los propios datos gubernamentales solo entre
1998 y 2015 cerca de 35 mil bienes inmuebles, de los
cuales más de 30 mil se obtuvieron mediante nota simple de la certificación
eclesiástica, es decir, la Iglesia decía que era la propietaria y… a otra cosa,
mariposa).
Y así con todo: si pedimos la
aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y queremos darles dignidad a
los restos estamos empeñados en reabrir heridas. Si ellos canonizan y
elevan a categoría de mártires a partidarios del golpe de estado fusilados
durante la Guerra Civil, estamos ante un “justo reconocimiento”.
Demostrando fehacientemente que
no están contra la Memoria Histórica sino contra nuestra Memoria Histórica para
que solo haya una versión de los hechos que permita el olvido y la impunidad
absoluta.
Es esa la mirada que se está
imponiendo. Cuando la Sanidad o la Educación no se conciben como un Derecho
sino como un negocio, la perspectiva cambia totalmente.
Si ante crisis como la provocada
por la pandemia de Covid19 en lugar de poner
a disposición de los trabajadores los Ertes ( en el pico máximo de la crisis
sanitaria, mayo de 2020 el número de beneficiarios de prestaciones contributivas
acogidos a ERTEs asociados al COVID-19 alcanzó un máximo de 2.661.878 según el ministerio de Trabajo) se hubiera
recurrido al recurso del PP en otras crisis, o sea la “sálvese quien pueda”,
donde campara a sus anchas la desprotección y la ley de la selva ¿ de qué
Patria estaríamos hablando, agitadores de pulseras y banderitas?
Si en lugar de dignificar las Pensiones
y subirlas volvemos a las asistenciales a años luz del incremento del IPC,
donde la alternativa es la Caridad, eso sí con pobre a la puerta de la Iglesia,
¿qué España estamos dibujando?
Como se habla mucho más rápido de
lo que se escribe, abreviado éste fue el intercambio de opiniones que tuve con
R. antes de despedirnos con un abrazo tras felicitarle por los resultados -para
mi difíciles de comprender pero que salieron de las urnas-de su partido.
Yo no culparía a los rivales
políticos porque hagan bien su trabajo de captación, aunque vengan “dopados”
por la complicidad de los medios de difusión. Yo me mosquearía antes con los
míos pues no somos capaces de difundir nuestra visión alternativa.
No es sitio aquí para enumerar motivos
del fracaso aunque entiendo que no tener un orden claro de prioridades o dar
imagen de división ayuda.
Por ello, para que no sigamos la
línea de retroceso de las libertades y en unos meses tengamos como paisaje político
el de la España sin complejos que agita la tea mientras nos embadurna con la brea, ese país triste y casposo del
Franquismo donde una minoría impone su visión con el silencio o la aquiescencia
de la “ mayoría silenciosa”, a ver si para el 23 de Julio salimos por una vez
con la lección aprendida y la raya trazada.
Para, como en el juego de la
soga, tener muy claro donde no podemos nunca llegar a retroceder si queremos
seguir conservando o ampliando derechos colectivos, de esos que no cayeron del
cielo como las imágenes de los Cristos “Achiropitas” (literalmente,
“no realizadas manualmente”) bizantinos, sino por una lucha constante y dura,
con mucha cárcel, sacrificio y muertos sobre la mesa hasta conseguirlos.
La marea ultra avanza, sería una
tontería negarla. Pero la pelota también está en nuestro tejado. Como mínimo,
no nos neguemos a jugar el encuentro y descender a Segunda División sin oponer
la más mínima resistencia.
Marcelino
Camacho o Julio
nos interrogarían: “¿No habéis aprendido nada?
Pues eso, a ver si por una vez derrochamos inteligencia y generosidad y el próximo 23 de Julio somos, entre todos y todas los que nos ubicamos en la Izquierda, capaces de construir un dique de contención para que nuestros Derechos no se vayan por el sumidero.
1 comentario:
Desde que se inventaron a Dios tienen pretexto pa justificar cualquier cosa.
Pero los que me entristecen no son ellos. Efectivamente, no hemos aprendido nada, y seguramente nunca aprenderemos. De nuevo, tristemente acertadísimo, Juan. El hacernos mayores nos va dando una claridad ante lo que viene que asusta más que el propio porvenir.
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